martes, 24 de mayo de 2016

¿Educación alienante?


La educación es necesariamente normativa. Su función no es solo instruir o transmitir conocimientos, sino integrar en una cultura que incluye lengua, tradiciones, creencias y actitudes; en definitiva una forma de vida.

Educar es formar el carácter y un proceso de socialización necesario para promover un mundo civilizado, crítico con los defectos del presente y comprometido con el proceso moral de las actitudes y estructuras sociales.
(Victoria Camps Cervera, Los valores de la educación 1994)

La mente es como un paracaídas, solo funciona si la tenemos abierta.
Locura es hacer siempre la misma cosa una y otra vez esperando obtener resultados diferentes.
(Albert Einstein , frases atribuidas)


Que las casualidades existen es algo que nadie duda. El azar no es más que una acción que se le escapa al destino, pero existe. Que el secretario del círculo lo sea también del club de narizones no se debe a su majestuosa nariz ni a sus redondos ojos, sino a otra historia que puede se narre más adelante. Que en ambos espacios filosófico-gastronómicos se tratara el mismo tema (la educación) el mismo mes, si es casualidad. La reunión del círculo tenía prevista una provocación inicial bajo el título de educación = alienación, un aspecto diferente del tratado en el club de narizones. Una vez más Eduardo nos dio su visión de la educación empezando con las citas que se indican en el epígrafe.

La realidad es que la educación no es necesaria, es un lastre pero es inevitable. Dicho así parece una exageración pero analicemos algunos puntos. Se dice que la escuela debe instruir y la familia educar. La educación la daría la familia básicamente (no olvidemos la iglesia o los medios sociales, cada vez más influyentes) y no incluye en sí misma la adquisición de conocimientos que se obtiene en la vida académica. Si esto es así, la educación tiene sentido propio como actividad en sí misma y la instrucción se convierte en algo para posicionarse económicamente en el mundo laboral. Efectivamente, la educación trata temas morales, de preparación para afrontar la vida en la sociedad; podríamos decir que para sobrevivir o triunfar en ella. La enseñanza que se adquiere en las escuelas, centros de formación y universidades es  de contenido cognoscitivo y procedimental. Transmite los saberes científicos o técnicos necesarios para desempeñar el puesto de trabajo. 

Ambas funciones se entrecruzan y no son totalmente estancas. La sociedad le pide al individuo que sea técnico (competente en su materia de trabajo) pero que sepa situarse en el entorno social sin desentonar (que no es lo mismo que destacar). Si solo domina la parte de conocimiento se convierte en una persona sin alma. Si es al revés y solo domina los valores, las reglas y la teoría se convierte en un profesor de filosofía o en un gurú que lo único que hace es que el sistema perviva y mantenga los mismos errores de la ortodoxia establecida. Un conocido economista griego moderno ha dicho que la educación es necesaria para lograr que el ser humano deje de actuar como el virus que se dedica a destruir el organismo en el que vive. 

La educación, o lo que es lo mismo la transmisión de valores sociales, en realidad ya está en los centros de formación. Cuando un docente imparte su materia  transmite una manera de ser, acepta e impulsa unas reglas de convivencia, forma el carácter del discente. Los castigos, los premios son maneras de transmitir aspectos educativos aunque sea sin juicios de valor manifiestos, solo de "procedimiento". El alumnado se educa pasivamente con ello. Por tanto la afirmación inicial: se educa en casa, se aprende en la escuela es falsa. La escuela ya interviene activamente en la formación moral y de valores. La pregunta es realmente cuan explícitamente debe hacerlo porque es imposible sustraerse a ello alegando motivos de aconfesionalidad, neutralidad o cualquier otro. Ya se ha visto que la ausencia de normas que fue popular durante unos años lo que transmitió es una formación negativa, desorientación, duda y confusión aparte de falta de integración. Lamentablemente más de una industria desapareció cuando quien llegó a la dirección general había sido educado en libertad total sin normativa. 

Si las familias piden a los centros de instrucción que hablen, expliquen, traten temas de educación cívica, de salud, sexual, medioambiental, de consumo, vial y hasta política está claro que la educación pasa totalmente (aunque no en exclusiva) a las escuelas. La sociedad lo acepta y lo estimula. Divide y actúa para favorecer que todo el conocimiento se imparta en centros controlados. Es el caldo de cultivo perfecto para tener robots. Personas alienadas que en beneficio de la paz, la igualdad y el desarrollo común no destaquen. Que carezcan del sentido crítico que es necesario para avanzar. Que puedan imaginar otras posibilidades diferentes de lo que se les enseña. Que pongan en duda, que arriesguen y que provoquen situaciones de conflicto en las que siempre aparece una nueva variante, una oportunidad diferente a lo tradicional. Sin una mente abierta, solo nos queda el conformismo bobalicón.

La educación es necesaria pero estructurada de una forma diferente. Ha de servir para crear personas que dentro de un orden social puedan manifestar sus diferencias en todo y sin limitaciones, excepto las de la acción violenta. El resto no es educación, es alienación. ¿Es eso lo que queremos para nuestros hijos?

La ponencia fue contundente. Más de uno quedó pensativo y muchos recordaron la infancia, las escuelas (religiosas) que abiertamente educaban; pero entonces la familia y la escuela tenían los mismos valores. Ahora parece que no es el caso, de ahí el drama. Otros pidieron que se incluyera la educación gastronómica y con muchas clases prácticas, antes de dedicar su atención al delicioso menú que nos esperaba.
 


1 comentario:

  1. No nacemos aislados, lo hacemos en un grupo. Ya solo por ello la educación nos ha de conformar para los objetivos del grupo. No existe el hombre libre, es decir cualquier educación por buena que sea será (es) alienante. Si cambia el grupo cambia la forma de la educación, no la educación en sí, que ni puede ni debe cambiar.

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