viernes, 1 de septiembre de 2017

Techo de cristal


Tenemos dos vidas y la  segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.
Mario de Andrade, (Golosinas)

Siempre hay un techo de cristal que hay que atravesar.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

Cruzar el fuego no requiere solo valor; se necesita confianza en que detrás hay algo.
(K, Anotaciones dispersas)

Failure isn't the enemy - fear is. After all we learn by failing.
(Carla Needleman)


En las reuniones del círculo suele aparecer la expresión "techo de cristal" en relación al límite que parecen tener las mujeres y algún tipo de directivos para acceder a determinados puestos relevantes. Es un techo que no se ve pero está y no puede atravesarse fácilmente. Por ello encargamos a Eladio que preparara una conferencia bajo este título ya que es un reconocido experto en temas laborales. 

--Permitidme que use mi prerrogativa de orador y os dé mi visión de lo que implica el título de la conferencia. El techo de cristal no se da solo en el mundo laboral sino especialmente en el mundo personal. En éste ambito es mucho más importante porque está formado por los miedos, las convenciones, las dudas, las creencias y las consecuencias que esperamos a nuestros actos aunque solo sean imaginarias. 

No es visible, solo se percibe cuando queremos la esencia y empezamos a tener prisa. Hasta entonces se llama destino, sociedad, capacidad, trabajo, suerte e incluso resignación. No lo ve todo el mundo, hay que saber reírse de uno mismo, ser realista, no pesimista ni optimista, realista; hay que querer afrontar las responsabilidades y en las palabras del poeta ser de aquellos a quienes los golpes de la vida les enseñaron a crecer con toques suaves en el alma. Uno de los graves problemas que impiden verlo es el terrible "se tu mismo" que nos imbuye la sociedad y que de buena fe recomendamos a los amigos. Pero ese se tu mismo es  un disfraz de un yo interior para relacionarse con la sociedad. Un disfraz que tiene más o menos éxito y que tiene dos grandes inconvenientes: puede que de tanto actuar ya no sepamos como somos y, lo que es peor, nos estemos repitiendo para mantener eso que los demás perciben como nuestro yo. Con ello no avanzaremos, ya dijo un eminente científico que haciendo lo mismo no se cambian los resultados. Así que si queremos romper nuestro techo de cristal, lo primero es quitarnos el disfraz social y ver lo que hay debajo. Está bien rodearse de personas que sepan tocar el corazón de los demás, pero ni basta ni sirve.

Estamos hechos de sentimiento, pensamiento e instinto o lo que es lo mismo tenemos un comportamiento emocional, racional y visceral, lo que la cultura popular asocia al corazón, cabeza y vientre. Filtramos nuestros problemas y vivencias según domine uno de los tres. Es fácil de saber cual y es muy difícil cambiar o repartir y "darle a cada uno lo suyo". Para romper el techo de cristal debemos primero sentir que existe, algo que suele ir ligado a la prisa, a buscar lo esencial de la vida, que haga que valga la pena vivirla. Luego ver qué domina en nosotros y finalmente hacer ejercicios conscientes para repartir la presión y la acción. 

No hay manuales para aprender a ser humilde, ni ecuánime; ni los hay para adquirir coraje o ser más sobrio y tener más desapego a las cosas; pero si queremos ser auténticos de verdad solo la acción constante nos dará la serenidad de mantenernos el camino hacia nosotros mismos y perseverar en él. Querer mejorar, querer cambiar nos da la fuerza para que baste un leve roce para romper el techo de cristal. Si no creemos que detrás hay algo no lo haremos. Si no creemos que tenemos que pulir la piedra para sacar la figura que está dentro del mármol jamás veremos el techo y siempre será culpa de los demás o de la mala suerte que no podamos llegar a más. Hacerlo solos es más difícil, pero para eso están los amigos verdaderos con su apoyo y ayuda.


Ciertamente el orador habló de un techo de cristal que no era el esperado, pero si es uno cierto, real y actual. Hubo una larga discusión sobre la necesidad de mejora personal. El debate fue intenso y la sonrisa del ponente que sabía que lo había provocado era amplia.





2 comentarios:

  1. "Tenemos un comportamiento emocional, racional y visceral"... si y la sociedad nos ha enseñado a reaccionar de una determinada manera ante una emoción específica. Sin modificar este comportamiento no avanzamos. Viktor Frankl tenía un truco para esto: lo analizaba como algo pasado y veía la importancia, las alternativas y las consecuencias. Spinoza escribió “Affectus, qui passio est, desinit esse passio simulatque eius claram et distinctam formamus ideam.” La emoción que sufre deja de sufrir en cuanto tenemos una idea clara y precisa sobre ella. Para resolver un problema se recomienda muchas veces salir del problema (de la caja), verlo desde fuera y volver con la solución. Parece que el "yo" sigue el mismo patrón. Salgo, me miro y decido.

    Pero ¡cuánta razón tiene Andrade!, solo sabemos que tenemos dos vidas cuando nos damos cuenta de que solo hay una. Y esto toma tiempo.

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  2. Gracias Herminio y perdón por el retraso...
    Andrade era goloso y las Golosinas las repartió bien. Todos tenemos un techo que no vemos o no queremos ver. Solo la necesidad nos lleva a romperlo sin pensar. La comodidad es tan placentera que aunque el alma tenga prisa dejamos que espere.
    :)

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