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miércoles, 30 de abril de 2014

La juventud no sabe lo que es el sacrificio


"En nuestro tiempo, la existencia no se puede comprar sino con el sacrificio de todo lo que le da valor y dignidad."
"El que soy saluda con tristeza al que debía ser."
(F. Hebbel)


¡Hay que ver como nos sacrificamos todos aquí! Así empezó Juan su intervención en la última reunión del círculo. Todos asentimos con una clara sonrisa en la cara. Las reuniones las hacemos en torno a una mesa bien servida, tanto que en algún caso alguien ha propuesto cambiar el nombre a reuniones de la mesa de obispo. Fue una introducción acertada y lógica, pues el tema a debatir versaba sobre el sacrificio, así que Juan siguió con su provocación inicial:

Cuando hablamos de sacrificio generalmente nos vienen dos ideas, la del esfuerzo y la del asesinato ritual, sea de animales o personas y en relación a ceremonias religiosas a unos dioses crueles que no se comunican con los hombres habitualmente más que por signos que deben ser interpretados. Con vuestro permiso solo comentaré -y muy brevemente- el sacrificio personal, ése que parece que ya se ha perdido en una sociedad que vive bien.

Tanto los jóvenes como nosotros "los algo menos jóvenes" parecemos haber olvidado que sin sacrificio no se adelanta en la vida. Nosotros por estar ya cansados o situados en una zona que nos es más o menos cómoda y que nos exige una cantidad de energía que controlamos o creemos poder controlar sin grandes esfuerzos, sin sacrificio. Los jóvenes son los que nos preocupan. Les achacamos en general falta de iniciativa, la vida cómoda, las pocas ganas de esforzarse y en definitiva de no sacrificarse y perder algo -pues eso es el sacrificio, perder algo en aras de otra cosa mejor que ha de venir- y mirar hacia el futuro. Les acusamos de desgana, de darse la vida padre, de no pensar en el futuro y, por tanto, no prepararlo. Nos parecemos ya a nuestros padres; a más de uno le he oído decir aquello de "en mi época..."

Pues dejadme parafrasear a Zola: ¡YO ACUSO! y acuso a todos los aquí presentes (yo incluido, no os quepa duda) de haber propiciado esta situación y por ende ser los responsables de todo lo que criticamos. Unas preguntas, una explicación y el tema estará servido. Las preguntas: ¿Quién les ha educado? ¿Quién ha hecho las leyes escritas y las reglas no escritas? ¿Quién ha sobreprotegido o cambiado el modelo educativo? No, no me miréis con cara de pez hervido. Somos nosotros quienes hemos creado estas cáscaras vacías y tiene una explicación; se llama miedo y arrogancia.

Miedo de que nuestras carencias nos hayan hecho tener que luchar más de lo "normal" y miedo de no ser buenos padres o buenos educadores si no damos a los hijos todas las comodidades que hemos imaginado o deseado para nosotros. Por eso les permitimos tener una tele en el cuarto, una play, un ordenador para cada uno, por no hablar del móvil multifunción o de la tablet, algo que hoy parece tan importante como respirar.

Arrogancia, la arrogancia de no pararnos a pensar en nada. De creer que basta con poder en un momento para que se eternice todo. Arrogancia de no pensar en que "siempre más" es un camino unidireccional. Arrogancia de creer que lo hacemos bien, sin pararnos a pensar por un momento que cambiar la educación cambia irremediablemente el futuro. Y lo que es peor, la arrogancia de no querer ver que en realidad solo vivimos para nosotros. 

Muchas voces interrumpieron y se alzaron, pero Juan siguió imperturbable:

Que buscamos NUESTRA comodidad. Niños no molestéis es la consigna. Los padres, ambos -bueno cuando hay dos- trabajamos y no queremos problemas. ¿Solución? Dos. Niño haz lo que quieras, entretente y no me quites mi hora de descanso, que vengo agotado... es una. La otra... la otra es incluso peor. Se resume en una pregunta ¿No te lo han enseñado en el colegio? Hemos traspasado al colegio la responsabilidad de la educación. Antes los profesores instruían, ahora además han de educar y hacerlo como NOSOTROS queremos. Y cada uno tiene su método y vara de medir. Ergo, nadie está conforme. Ni la escuela porque no es su cometido, ni nosotros porque no lo hacen como queremos.

Así que de nuevo, YO ACUSO a nuestra generación y casi a la anterior de no sacrificarnos en aras de la buena educación, de no dar ejemplo con el sacrificio, con el esfuerzo, con las horas sin dormir, con los momentos de crear espíritu de familia y educar por mimetismo, con historias y ejemplos. Acuso de poner la vida fácil, bonita, simple y luego... luego reclamar lo que no hemos dado. ¿Cómo vamos a esperar que se sacrifiquen, si ni lo han visto, si solo lo han oído a los abuelos, si no les hemos enseñado?

Todo se aprende y se aprehende, a sacrificarse también. Si no es de motu proprio vendrá impuesto por el futuro sombrío que les esperará más a ellos que a nosotros.

Suerte que los postres endulzaron todo al final. Fue un debate largo, duro y difícil. Siempre cuesta conceder que nos guía más la propia supervivencia que la descendencia y que aquello que  la Biblia enuncia de que los hijos pagarán las culpas de los padres (en el Deuteronomio y en el Éxodo) tiene más de un sentido.




jueves, 7 de noviembre de 2013

Fut uro .... y se extinguió




Normalmente en las reuniones del club de los narizones los nuevos miembros se presentan y hacen una breve exposición que, obviamente, toca un tema de narices. El tema es libre mientras mantenga una relación a lo que nos une. Los miembros del club no suelen ser gente joven ya que éstos tienen otros intereses y prioridades. Como en todo hay excepciones, el otro día Pablo inició su andadura con nosotros y expuso un tema que me pareció digno de reflexión. Para no desvirtuar lo que nos dijo, le pedí una copia  que  transmito íntegramente:

Hola, soy Pablo, estudio matemáticas en la universidad y estoy preocupado por mi futuro. Un futuro que me gustaría que fuera de narices pero que me huelo que no será tan agradable por lo que estoy viendo. He titulado mi intervención como "fut uro y se extinguió" jugando con que el futuro lleva en si en francés que el uro existió y que ahora ya solo es pasado remoto. Un paralelismo a como veo yo la situación. Las dos generaciones anteriores nos construyeron en teoría un buen futuro, lucharon por él pero se ha desvanecido o se está desvaneciendo a ojos vistas. Huele mal, realmente mal lo que tenemos delante los jóvenes.  Os lo digo aquí porque aún creo que entre todos podemos, podéis cambiarlo. Yo no tengo más poder que el análisis de la situación desde mi punto de vista, mi análisis, pero muchos de vosotros tenéis el poder de la ejecución. En realidad todos, con vuestras ideas, ejemplos y comentarios.  

En beneficio de una sociedad más opulenta, más rica en opciones, más segura y con el objetivo de tener todos nosotros un futuro más brillante y mejor nos habéis  encorsetado de tal modo que el único futuro real que tenemos es el de las narices remachadas, es decir electroencefalograma social plano. En matemáticas se aprende que este mundo y por extensión esta sociedad, no es más que uno de los posibles. Quizá solo sea mi larga nariz de perro perdiguero la que me lleve a creer que precisamente ésta es la sociedad que está en vías de extinción.

Cada vez estamos más condicionados en todo y más limitados. "Por vuestro bien, para que no sufráis inútilmente" nos decís. Fijaros en el mensaje de inmovilismo que tenemos metido en la educación: "todo lo que vale cuesta, nada es fácil". Un buen modo de desmotivar, de inculcar que no vale la pena intentarlo; un buen modo de infundir falta de confianza y que deja claro que ni se te ocurra intentarlo, estás condenado al fracaso. Y si por alguna razón lo intentamos y no conseguimos ser el héroe (o el monstruo) que vence, está ese: "no te fíes, te lo advertí" que nos mete el miedo en el cuerpo y nos tiene agarrados por las narices ante cualquier intento de movernos en una dirección que no es la establecida por alguien que ni se sabe quién es ni porqué ejerce las funciones de Gran Hermano y no de hermano mayor.

No te muevas, no lo intentes, no pienses, ya lo hago yo por ti nos dice la sociedad, déjate llevar por mi y todo irá bien. Todo irá bien mientras no te salgas del canon. Yo alimentaré tu cuerpo y tu mente; el cuerpo con fast food, la mente con comida rápida para el cerebro: las redes sociales y los programas de entretenimiento por ordenador y en TV, ninguno de ellos inocuo. Panem et circenses decían los romanos hace siglos, riqueza y algo de poder los chinos hace menos años. Con ello se olvida uno de que en realidad no se ve más allá de la nariz. Se nos da un conocimiento inmenso, observamos estrellas a millones de años luz solo para saber como fue el pasado. Estudiamos el cerebro, su funcionamiento como una máquina y como estimular ciertas funciones. El pasado no es más que una explicación de donde venimos o porqué estamos aquí. Manipular abiertamente la mente basándonos en una mejora médica es abrir la puerta a que nos dirijan a todos férreamente en una dirección. La publicidad nos sorprende pero nos predice, nos mueve y es solo un minúsculo grano de arena en la etología. Lo que tenemos delante no es el futuro soñado por las generaciones anteriores. Me da en la nariz que ése ya se desvaneció. Ahora ya solo tenemos delante la sociedad inmóvil, autoperpetuándose hasta la extinción.

Por eso tuerzo la nariz cuando me hablan del brillante porvenir que nos espera al ser la generación más preparada para afrontar y sortear las crisis económicas. Los avances en la aplicación de las ciencias sociales van a ayudarnos. Permitidme una carcajada, yo no creo en ello. Creo que sí hay un futuro, pero que va en otra dirección: hacia un cambio radical de modelo que pasa primero por modificar el balance socio-económico y político  y con el que también menguará la búsqueda del conocimiento material en beneficio de una mayor libertad de pensamiento y conciencia colectiva.

Si no explotamos ahora, con las narices hinchadas y llenas de mostaza, mi generación y las siguientes -las que ya asoman la nariz y son más guerreras que la mía por tener siempre a uno montado sobre la nariz de un modo u otro- caeremos rápidamente en la felicidad eterna al no darnos cuenta de que ni somos ni pensamos o bien en una revolución de cambio no programado ni previsto. Esa revolución que arrasa con todo como lo hace la supernova. Por mucho que sepamos de la evolución de las estrellas no nos servirá de nada y tendremos que empezar de cero.

Por esto os pido vuestra colaboración, para que entre todos evitéis, nos evitéis, un mundo sin olor y por tanto sin placer. Si limitamos el pensamiento y su expresión solo seremos robots. Ya no existirá el uro, lo que haya será otra especie.


Fue una reunión plagada de mil conversaciones y discusiones. Pablo  despertó algunas conciencias dormidas y muchos hablaron del valor de la educación y su reforma.