domingo, 22 de marzo de 2015

Dueño de mi tiempo


No tuvieron la presión de la vida guerrera y sucumbieron.
(El arte de la vivir en el declive de las civilizaciones.)
Hidden Wiki


Tuvimos la reunión del círculo hace unos días. En esta ocasión quisimos celebrar también la jubilación de César, uno de los asiduos participantes, meticuloso y siempre atento a los detalles de las reuniones, que en Diciembre dejó su trabajo tras mil años dedicados al funcionariado. No preparamos una charla antes, contábamos con que nos explicaría algo de sus memorias y vivencias tras la ventanilla de la administración central. Nos sorprendió su respuesta a nuestras sinceras felicitaciones por ser finalmente dueño de su tiempo. Esto es lo que nos dijo: 

Gracias, finalmente soy dueño de mi tiempo, tras mucho años de anhelo y esperar a que llegara. "El tiempo para hacer lo que YO quiera", decía con la sonrisa de la inocencia en la boca. Bien, ha llegado. Soy, estoy feliz. ¿Feliz? La verdad es que no, o no tanto como imaginé, ha llegado tarde, demasiado tarde y además quieren impedir que sea el dueño de mi tiempo. ¿Quiénes? Todos. La familia, la sociedad e incluso mi yo interno.

Pero vayamos por partes o no servirá de nada esta confesión. Como sabéis soy, o mejor dicho, he sido Jefe de Negociado, funcionario de carrera y de oficio. Nacido en una pequeña aldea, una de las que no figuran en los mapas. Incomunicados en invierno, sin gente que viniera en verano ya que nada había por ver ni por hacer salvo labrar y cuidar el ganado. Tuve la suerte de que me gustara cantar y así fui monaguillo. Me gané la confianza del cura y estudié lo necesario para luego entrar en la Administración, con A mayúscula la Administración, la del estado. Nada de bancos, puro servicio público. Porque eso es lo que he hecho siempre servir a los ciudadanos, ayudarles. Se nos critica mucho y se dice que el servicio que damos es lento, enrevesado y desmotivador. Pero hay que entender que solo nosotros podemos asegurar que las cosas se hagan bien, siempre igual, para que los mandamases lo entiendan. Ellos cambian mucho, cada gobierno pone a sus amigos, nosotros permanecemos y estamos para que cualquier lechuguino político solo tenga que firmar y saber que lo que firma es conforme a la ley, a las buenas costumbres y a la regla no escrita de tradición y buena fe.

Los cambios crean problemas y desazón, no hay más que ver la que se arma cuando en una casa hay pintores o se hace alguna pequeña reparación. Todo son problemas, de golpe nada está como antes y siempre hay consecuencias. ¡¿Qué no ha de pasar entonces en la administración si permitimos cambios no controlados?! Por eso hay que tenerlo siempre todo igual y con las comas en su sitio aunque sin cerrarse en banda. Yo siempre he admitido a trámite asuntos con algún fallo que se pudiera subsanar fácilmente, tampoco hay que ser un tapón y no permitir nada.

Todo bajo control. Todo conocido. Años de batalla para simplificar algunos de los procedimientos y de mucha paciencia para escuchar a la gente que se cree que solo ellos tienen problemas y que sus problemas son los más importantes. Falta de solidaridad y conciencia de grupo. En fin, lo cierto es que al final nos llega a todos la hora del retiro, pero ya no hay nadie a quien enseñar, ni hay nuevos, ni nadie quiere nuestros consejos, ni parece que los tiempos nos necesiten. Un mundo nuevo en el que la verdad es que sobramos. No tenemos ni derecho a opinar. Todo cambia de golpe y pasas de ser una referencia a ser un estorbo. 

Tantos años de trabajo para que me den listas de cosas a hacer. La familia no entiende que no es que haga el vago, es que mis años de trabajo, orientando al público me han de servir para disfrutar de la vida. Y sin embargo no ceso de oír "ahora que tienes tiempo", "¡si no tienes nada más que hacer!", "no te cuesta nada, te viene de paso",... todas esas expresiones que esconden unas ganas locas de verme trabajar. La sociedad no admite que puedas disfrutar de lo hecho. "Te lo has ganado" si, pero "ya que puedes...." recoger a los nietos, ir a por el pan, pasar a comprar, llamar al..., estar para cuando venga el de..., ¡NO! es la hora de MI tiempo, de aburrirme como yo quiera. 

No nos engañemos, los que hemos trabajado de verdad todas las horas las del horario y las de casa pensando en como resolver esos casos complicados que el procedimiento no contempla, los que hemos estado siempre al servicio real del ciudadano de algún modo esperamos su gratitud aunque sea dejándonos vegetar a nuestro aire. Eso he hecho estos meses, unas largas vacaciones como nunca las he tenido. Me envidiáis me felicitáis por ello y os equivocáis. ¡Mucho!

Dejadme que os cuente un par de verdades que cualquier jubilado negará, porque no hay nadie que quiera reconocer abiertamente que jubilarse es morir lentamente e incluso rápidamente en algunos casos. El peligro de la jubilación es la muerte cerebral. No la clínica del electroencefalograma plano, la de los pensamientos, ideas e ilusiones. Ésa es la verdadera muerte cerebral. La otra es solo la natural y es una consecuencia del parón, de no usar la materia gris excepto para el dominó si es que no jugamos por hábito y sin pensar. La realidad, la cruda realidad es que ocupamos el tiempo con tonterías que pretendemos que nos obsesionen. Y lo hacemos bien. Sabemos distribuir lo que hay que hacer para tener que ir de cabeza cada día. ¿Conocéis algún jubilado que tenga tiempo? No los hay, todos corremos y vamos con la lengua fuera y tenemos a punto esa expresión de "no sé como lo hago pero ahora corro más que antes, desde que no trabajo no tengo tiempo para nada".

¡Benditos! Nunca creáis a un jubilado cuando os diga esto y sobre todo no le envidiéis. Compadecerle porque os está confesando su inadaptación. ¿Os extraña? Ahora os cuento la verdad que se esconde debajo del alma, para que ni siquiera nosotros la veamos. Cuando te jubilas o te jubilan crees que podrás dedicarte a lo que verdaderamente te gusta. Pero lo cierto es que a pocos nos gusta vegetar, estar mano sobre mano sin hacer nada. Los hay y me vienen a la cabeza un par de ejemplos pero no es lo habitual. Así que paras un momento y con ilusión piensas en lo que te gusta hacer. ¿Coleccionar sellos, monedas? ¿Ordenarlos? Si, ... pero ¿tanto como para dedicarles 8 horas al día todo el resto de tu vida? No exageremos, no hay que hacer solo esto, se combina con ... ¿con? hacer deporte eso que es tan sano, si. Y estudiar o leer o ir a conciertos. Y eso llena un día ¿? pregunto. ¿Lo veis? ¿porqué vamos a clase de memoria los lunes y mércoles a las 10, al gimnasio los martes y jueves a las 11 y leemos el diario tan atentamente que nos lleva 2 horas cada día leer hasta los anuncios de crecepelos probados en conejos de Australia?

Hay un secreto que llevamos dentro la mayoría, silenciado durante años. Nos implicábamos en el trabajo y eso no deja tiempo para otras actividades. Solo deja curiosidad. No se improvisa una afición en un año; no sabemos lo que realmente nos gusta o nos llena. Pero no podemos reconocerlo. Hemos de aprender de nuevo a ver dentro de nosotros mismos, desempolvar lo que hemos ahogado por la fuerza del trabajo y la costumbre. Volver a ser jóvenes y querer ser algo diferente de lo que hemos sido. Construir el nuevo sueño nos rejuvenece, llevarlo a cabo nos da energía. Creer en él nos mantiene vivos. Esto es así ahora y siempre, no hay que estar jubilado para que sea cierto. El secreto es exactamente éste hay que soñar el sueño para realizarlo. TODA la actividad que hace un jubilado en una semana se puede hacer en uno o dos días si se compaginan bien los horarios. Cuando trabajamos lo hacemos así, nos organizamos y ajustamos las actividades a horarios rígidos en lo posible. Cuando hay orden se es más productivo. Pero si lo hiciéramos así tendríamos un mínimo de 4 días a la semana libres de actividad. De ocio y aburrrimiento. Nadie nos ha enseñado a mirar dentro de nosotros mismos y desarrollarnos. Y solos es difícil que podamos diferenciar entre lo que nos gusta y lo que nos cuesta menos energía. Disfrutar del sol porque nos calienta, como una lagartija, es suficiente ¿? vuelvo a preguntar. ¿Quizá desgranar recuerdos?

Jamás felicitéis a un jubilado por su tiempo de descanso, motivadle a buscar en si mismo que es lo que de verdad le gusta y le alargaréis la felicidad de la vida. Llevar a los nietos, cuidar de ellos es un favor no es ni un trabajo ni una obligación. Nunca digáis que son la alegría de la vida del jubilado. Son una alegría pero la vida no es eso, es mucho más e implica un desarrollo personal que va más allá de los cruceros, los viajes y las tonterías para llenar horas. Es ahora cuando hemos de usar la cabeza en beneficio personal y colectivo y no el momento de no pensar y morir lentamente.

      Cuando se sentó se hizo un silencio profundo. Tenía razón, acabada la vida laboral falta un objetivo claro, posiblemente individual pero que implique un esfuerzo para llegar a él. Todo lo demás son capotazos a la parca que se divierte jugando con nosotros. Se discutió mucho sobre las ventajas de la libertad de horario, pero quedó claro que nos falta algo cuando dejamos de ser productores si no queremos ser zánganos.


2 comentarios:

  1. Estoy totalmente de acuerdo con vd. No estoy jubilada pero pongo mis barbas a remojar. Creo que tiene que ser un auténtico coñazo buscar cómo ocupar tu tiempo y que los demás con todo lo que fuiste y eres te pidan recados absurdos…
    Quizás (y no sé cómo) deberíamos hacer un click y buscar la parte positiva de todo esto. A menudo los que estamos estresados desearíamos estar en su lugar
    Recientemente Brigitte Bardot ha anunciado a los 80: "La jubilación es un aburrimiento". La actriz que encarnó la libertad sexual en una Francia conservadora, se dedica en cuerpo y alma a su otra pasión. Luchadora incansable sobre la abolición de los mataderos de caballos, encontró su segunda oportunidad de hacer algo importante con su vida: "Mi primera vida me permitió tener éxito en la otra”.
    Estoy pensando que cuando trabajaba nunca tuvo tiempo de hacer este blog y en el efecto mariposa que crea entre todos sus lectores

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  2. Gracias por el comentario.
    Solo una precisión y un apunte:
    .- precisión: no estoy jubilado, falta mucho para ello todavía
    .- apunte: BB se retiró a los 40 del cine y tenía mucha más fuerza de lo que puede tener un jubilado actual (65 años) o uno futuro (70). La lucha en favor de los animales (focas, caballos, elefantes, ... todo tipo) es algo que tiene la suerte de poder ejercer a través de su fundación. Lo importante es que supo mirarse dentro y encontrar una motivación que requería un esfuerzo por lo que se ha mantenido joven de espíritu y sigue teniendo la fuerza para luchar. No dejó envejecer al cerebro. Es un buen ejemplo aunque los ojos del albardán han visto más casos de muerte lenta por inactividad cerebral que gente que han sabido seguir adelante o a quienes han motivado para ello.

    "La jubilación es un aburrimiento" hubiera sido un buen título también. Esperemos que la nuestra sea una duda de creatividad y no un aletargamiento. Para ello, ya ahora hay que tener el abanico de intereses lo más abierto posible.

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