lunes, 5 de diciembre de 2016

Ser ético hace feliz





ética
Conjunto de costumbres y normas que dirigen o valoran el comportamiento humano en una comunidad.

(DRAE)

moral
Perteneciente o relativo a las acciones de las personas, desde el punto devista de su obrar en relación con el bien o el mal y en función de su vida individual y, sobre todo, colectiva.

(DRAE)

Moral es el conjunto de comportamientos y normas que solemos aceptar como válidos; ética es la reflexión sobre por qué los consideramos válidos y la comparación con otras morales que tienen personas diferentes.
(Fernando Savater)



Me mandó llamar S.M. a media noche. Le preocupaba que su pueblo no supiera ser feliz. Quiso la casualidad que yo no durmiera aún y fui a verle.

-- Albardán, ¿qué puedo hacer para que mi pueblo sea feliz? 

-- Majestad, ardua y complicada pregunta. Permitidme, pues, una aproximación simple y quizás facilona pero operativa. Cuando a alguien le preguntan lo que espera de la vida, una de las respuestas más comunes es “ser feliz”. Para muchos la felicidad se basa claramente en algo material, en tener éxito que nos da comida, poder y riqueza. Somos todavía unos bárbaros, cuando celebramos algo; una fiesta, un cumpleaños lo celebramos con comida y bebida, mostrando nuestro poder y riqueza. Nadie lo celebra invitando a una sesión de teatro o a una conferencia de filosofía ni a una visita al museo. Lo celebramos mostrando que tenemos vida y riqueza. 

Sin embargo no todos los ricos y poderosos son felices; de hecho lo que vemos es lo contrario: viven en una especie de paranoia y nerviosismo por temor a perder ese estado de riqueza. Cuando además se ha ganado a base de codazos, ser listo y aprovechar oportunidades más que por haber creado algo suele haber enemigos que “nos la tienen jurada”. En este estado no parece que realmente se pueda ser feliz. Quizá enmascaramos la parte negativa y enseñamos la positiva, pero ¿es realmente esto una vida feliz? 

Una vida feliz suena más a tener amigos de verdad, no interesados, gente que apreciamos y nos aprecian de verdad. Dicho de otro modo lo que nos hace feliz es básicamente el apoyo emocional. El hombre es un ser social, primero por necesidad total dada la indefensión con la que nacemos, luego para poder avanzar en la vida material y emocionalmente, y cuando ya tenemos una cierta edad por necesidad emocional. La soledad y el ostracismo son dos de las peores condenas que podemos imaginar. Si, también la soledad ya que aunque muchas veces se pretenda querida, deseada, escogida, no deja de ser una protección, una coraza y vivir con armadura constantemente no es ser feliz. Nadie existe desconectado de todos los demás. Tampoco podemos ser pasotas, una actitud de “da igual” solo conduce a sentimientos de aislamiento, soledad y depresión. 

Si no es cierto que el dinero da la felicidad (aunque sea su mejor sustituto) es el sentirse querido, apreciado, aceptado y tenido en cuenta lo que de verdad nos hacer creer que somos, que existimos y por tanto nos da la base de la felicidad. La pregunta entonces es ¿qué tenemos que hacer para conseguir esto, ser queridos, aceptados, valorados? y aquí es donde aparece la ética. Si la meta de nuestra vida es la felicidad, entonces la ética, que es un sistema de valores morales que moldea nuestra conducta, nos dará una vida más feliz. Con la ética somos honestos y nunca tratamos de engañar a nadie. La honestidad produce confianza y la confianza es la base de la amistad y del ser querido y aceptado. Así pues, la ética es la llave de la felicidad

Ser éticos nos permite tener relaciones de afecto real con todos aquellos que conocemos. La ética nos ayuda a obtener felicidad y a evitar problemas. Si somos honestos con nosotros mismos y con los demás, si deseamos generar felicidad y no causar problemas o daño, los demás confiarán en que no les engañaremos, ni abusaremos de ellos, ni los usaremos para nuestros propios objetivos egoístas. La confianza es el cimiento del afecto y se sienten contentos de estar con nosotros, sabiendo que no tienen nada que temer. A su vez, nosotros nos sentimos más felices. ¿A quién le gustaría que los demás estén a la defensiva o temblorosos de miedo cuando nos acercamos? Una vida ética trae consigo afecto, apoyo emocional y felicidad.

-- ¿Como conseguiremos que la gente sea ética?

-- Majestad, hoy queréis ponerme a prueba. Tomamos decisiones inteligentes acerca de cómo comportarnos porque nos preocupamos por nosotros mismos y por lo que experimentamos en la vida, y porque nos importa el efecto que nuestra conducta tiene en los demás. Solo nos preocupamos por nosotros mismos cuando tenemos un sentido de autoestima. Queremos y merecemos ser felices. Una baja autoestima conduce a una actitud de “da igual” y de indiferencia moral, mientras que lo contrario nos lleva a la dignidad personal. Con dignidad podemos ser éticos. Si sentimos respeto por los demás, nos refrenamos de actuar en formas destructivas hacia ellos. Causamos un daño intencional a los demás cuando carecemos de respeto por su derecho a la felicidad. No nos importa lo que les suceda o lo que sientan. Y ni siquiera consideramos de qué manera nuestro comportamiento se refleja en aquellos que la gente asocia con nosotros (nuestra familia, nuestro grupo social, religioso o étnico). Pero las personas sí nos asocian con esos grupos a los que pertenecemos. Si podemos ayudar a otros tenemos que hacerlo; si no podemos, entonces al menos evitemos lastimarles. Esa es la esencia. Una vida ética contiene un sentido de responsabilidad global. El interés de nuestro vecino es nuestro propio interés. Tenemos la capacidad de prever consecuencias a largo plazo y si no tenemos una razón propia para actuar así, tenemos el temor de que actuar en contra de los demás puede tener consecuencias negativas e incluso legales. Hay que recordarnos que en realidad nuestra supervivencia y bienestar dependen de  toda la sociedad. Esto se ve hasta en los babuinos: el más viejo toma la responsabilidad completa del resto de la manada. Mientras los demás se están alimentando, uno de los machos viejos siempre está a un lado, haciendo guardia. El más fuerte ayuda a cuidar al resto del grupo por el bien de la sociedad. En términos de efectividad, pensar en los otros es más poderoso. La base primaria es pensar en nuestro propio interés y, por esta razón, evitamos causar daño. 

En tiempos prehistóricos, los seres humanos no teníamos educación ni tecnología. La sociedad humana básica era muy simple: todos trabajaban juntos y compartían lo que tenían. Los comunistas dicen que esto era el comunismo original: todos trabajando y disfrutando juntos. Después, con el tiempo, se desarrolló la educación y la civilización. Esto trajo consigo envidia y odio. Hoy en día, en el siglo veintiuno, han cambiado las cosas. Las diferencias han evolucionado: diferencias en educación, tipo de trabajo y antecedentes sociales. Pero incluso, las diferencias en edad y raza son secundarias. Todos somos seres humanos y todos somos iguales. La actitud de los niños es así. A ellos no les importan los antecedentes sociales, la religión, la raza, el color, o la posición económica de otros niños. Todos juegan juntos; son auténticos compañeros de juego, en la medida en la que son capaces de ser amigables unos con otros. Se supone que los adultos somos más inteligentes y más desarrollados, pero juzgamos los antecedentes sociales de otros. Calculamos fríamente: “Si sonrío, obtendré lo que quiero. ¿Perderé algo si frunzo el ceño?” El sentido de responsabilidad global funciona a un nivel general. Nos tenemos que preocupar por los demás porque somos uno de ellos. Nuestro bienestar depende de ellos, sin importar las diferencias que existan. La nueva realidad necesita un sentido de responsabilidad global. Y para ello necesitamos desarrollar un sincero interés por los demás. 

-- ¿Cómo?

-- Educando, Majestad. Educando. En el bien común, en la unidad en la diversidad que es lo que nos acerca al fin buscado, la felicidad. El recto proceder incluye a los demás, el velar por ellos. Implicarnos y no dejar pasar. Actuar y no solo ver.

Debí cansar a S.M. porque ya no preguntó más y yo me retiré sin saber si había contestado a su pregunta o simplemente le canté una nana. El tiempo lo dirá.



2 comentarios:

  1. Si la sociedad evoluciona... ¿evoluciona también la ética? Hay una oposición entre la ética actual y la que nos inculcaron? ¿Vale más una que otra?

    Simples preguntas ...

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  2. Gracias por la pregunta. No vale más una que otra y sí, creo que cambia el concepto de ética. Creo que siempre ha sido así y que la oposición entre la juventud y las generaciones anteriores es una manifestación de ello. Juzgamos con moral antigua a la sociedad nueva. A mayor diferencia mayor oposición y "derrumbe social", que en realidad es un cambio de valores. A mejor o a peor, pero cambio.

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