jueves, 9 de agosto de 2018

Sí, se puede ser positivo




Aceptar que somos responsables de nuestros fracasos duele pero sana, no aceptarlo mata.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


En las reuniones del círculo se oye muchas veces que hay que tener una visión positiva de las cosas y que no hay que ser ni pesimista ni dejarse llevar por los demonios. Por eso encargamos al orador una ponencia sobre como conseguir ser positivo ... si es que se puede. Ésto es lo que nos contó:

-- Dejad que empiece con un ejemplo para ilustrar lo que es la actitud positiva. Dos hombres en un bar hablan de Dios, uno le dice al otro: “Dios no existe. Lo sé de primera mano. El año pasado hubo un incendio en la zona en la que estaba de veraneo. Fue pavoroso, las llamas nos rodeaban, rogué a Dios que me salvara y prometí ir a misa cada semana si lo hacía.” El otro hombre le dice: “Bueno está claro que Dios existe, estás aquí y te salvó”. El ateo contestó: “NO, no fue Dios, fue el equipo de la brigada de rescate”.

Esta historia muestra claramente como un mismo hecho se puede interpretar de diversas maneras. Lo que cuenta siempre es la actitud, positiva o la negativa, de la visión vital. Algo que depende de lo que decidimos creer y no creer. Va más allá del vaso medio vacío o medio lleno. Todo es debatible y para todo hay argumentos, como sabían los sofistas hace 2400 años cuando defendían un argumento y a continuación su contrario. Cuando se habla de felicidad, éxito, motivación, crecimiento… lo que hay son datos y los datos son debatibles. Quien gana es el convencimiento propio que escogemos nosotros. Llegamos a donde creemos que podemos llegar, vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Somos nosotros quienes decidimos lo que tomamos de todo los datos que nos rodean. Luego todo es actitud.

A veces lo que decidimos creer lo hacemos totalmente conscientes y por motivos específicos; sin embargo la mayoría de las veces las creencias vienen dadas del exterior o porque simplemente satisfacen una necesidad inconsciente nuestra. Pero todas las creencias las hemos aceptado por voluntad propia. Ninguno de nosotros ha visto cruzar los Alpes a los elefantes de Aníbal y lo aceptamos porque quienes dicen haberlo visto lo cuentan en libros que sobreviven. También hemos podido ver el aterrizaje en la Luna y hay quien cree que todo es un montaje. Sin duda es decisión personal lo que se cree y lo que no se cree. Ambos hechos son historia en la que no hemos estado presentes directamente.

Curiosamente, el recuerdo de las propias vivencias no es totalmente confiable. Un psicólogo que se ha entretenido en estudiar este tema (Daniel Kahneman) ha demostrado que la mente solo recuerda unos pocos momentos específicos y que el resto lo rellena con nuestras suposiciones y creencias. ¿Y qué nos importa esto? Podemos creer lo que queramos sea exacto o no, podemos recordar con o sin exactitudes. ¿Y? ¿En que nos afecta? Es nuestra potestad ¿no? La verdad es que si importa. Hay creencias que ayudan y otras que hieren. Existe lo que se llama en psicología el sesgo de confirmación: la tendencia a interpretar las cosas (lo que se ve, se oye y se lee) como confirmación de creencias o teorías propias ya preexistentes y que nos lleva a observar especialmente lo que cuadra con ellas y difuminar lo contrario. Por ejemplo un xenófobo verá solo la intimidación llevada a cabo por “los invasores” y no verá los posibles casos de ayuda por parte de los mismos. No será consciente de ello, es el sesgo que es inconsciente. Quien se cree feo notará la reacción negativa de la gente, quien se cree no amado verá solo las reacciones en su contra, sean de actos o en cada palabra que se pueda interpretar en más de un sentido en un escrito, sin ver lo bueno. Si no creo en mi capacidad, sea la que sea, poco lograré.

En muchísimas ocasiones nuestros problemas no son realmente problemas sino el resultado de nuestras falsas creencias inconscientes o no. O mejor dicho, de creencias inútiles. No importa si una creencia es cierta o es falsa lo que cuenta es que sea útil. Creer que soy feo, poco atractivo, un trasto… dependerá de la situación y las circunstancias. Así que ¿por qué no cambiar la actitud, tomar la positiva y cambiar el concepto? No tenemos nada que perder. La pregunta siguiente es ¿cómo lo hacemos? y la respuesta es fácil: usando las dos mentes que tenemos. Proceso que requiere voluntad y análisis. Pero para eso están las dos mentes.

Que tenemos dos mentes está claro podemos notarlo fácilmente con un ejercicio simple: Cerremos los ojos e intentemos no pensar en nada durante 30 segundos. No es fácil no pensar en nada. Aparecen imágenes, recuerdos, cosas. La mente no queda en blanco. Hagamos el experimento contrario y fijémonos en qué pensamientos o imágenes aparecen. Los anotamos mentalmente y los dejamos libres. Hagámoslo durante un minuto. Lo más seguro es que los hayamos percibido un momento y que nos hayamos sumido en ellos sin querer. Cuando cerramos los ojos y queremos dejar la mente en blanco la mente trabaja, intenta eliminar lo que aparece. Pero si la mente trabaja eliminando ¿quién es el que crea los pensamientos o las imágenes? Cuando nos fijábamos en un pensamiento ¿quién se metía en él y mantenía a los otros a la espera? La mente “habla” con la mente, le da indicaciones; hay una mente que vigila y una que trabaja. Nuestros pensamientos se contrastan como si alguien nos dijera algo dentro de nosotros mismos. Cuando escribimos, hay una mente que obedece y coordina y otra que dicta y somos conscientes de ello. Es lo que podemos llamar las dos mentes. La pensante y la que actúa.

El problema es que no controlamos totalmente a la mente pensante. Si os digo no penséis, no imaginéis un elefante rosa con un parasol azul yendo en bicicleta amarilla. Imposible lo habéis visto y os habéis visto mirándolo mentalmente. La mente observadora miraba a la actuante a pesar de que las instrucciones eran no pensar ni ver un elefante rosa con paraguas azul yendo en bicicleta amarilla. La mente pensante siempre está activa. Lo notamos cuando estamos y no estamos en una conversación, cuando leemos y el pensamiento se va en paralelo a otros sitios. La verdad es que solemos fundir las dos mentes y no separarlas, por ello la emociones negativas son difíciles de controlar. Las emociones negativas no son terribles en si mismas, ni los pensamientos negativos. Lo es el que no sepamos verlas y solo sentirlas. Entonces ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo dejar de sentir celos, nervios, enojo? El truco está en parar un momento y hablar entre las dos mentes: Estoy nervioso, celoso, enojado. Estoy, no me siento. ¿Una tontería? No, porque funciona. Las emociones no son una opción, el comportamiento si lo es. La emoción existe, el comportamiento se fabrica, se crea la actitud frente a la emoción. Estaba enfadado, celoso, preocupado… actitudes.

Sentimos y diferenciamos el sentir con el estar, las dos mentes, pero que no domine la pensante. La actuante ha de dominar en emociones y pensamientos negativos o nos sumiremos en una espiral sin fin autolimentada y muy peligrosa. Imaginemos que tenemos que hacer algo que no nos apetece. Inmediatamente aparece el no lo hago por cansancio, hambre, lo que sea y lo aplazo. En realidad son nervios y el resto excusas. Lo sabemos, pero nos basta mezclar las dos mentes y lo aplazamos. La solución es reconocer la emoción sin sumergirse en ella "tengo el pensamiento de que debo comer antes" reconocerlo como pensamiento y dejar que la mente actuante mate al pensamiento negativo. Hay que aceptar el pensamiento y luchar contra él, aceptándolo. La lucha lo fortalece. Aceptarlo lo desarma.

Cuando tenemos una desagradable emoción fuerte (o pensamiento negativo) hay que aceptarlo y separarlo. Un ejemplo: me enfado con el jefe y mi mente pensante me impone: mi jefe es un idiota. Si me dejo llevar, reacciono a la emoción, al pensamiento. Stop. La idea es convertir ese pensamiento: Mi jefe no es un idiota, YO tengo el pensamiento de que es un idiota. No estoy solo y deprimido, YO me siento así. Contra ésto podemos luchar si no dejamos que la mente pensante nos arrastre y la actuante se sumerja en el problema. De hecho hemos convertido un estado en algo temporal y sobre lo temporal ... podemos luchar

De hecho nos basta con resumir en una frase lo que nos pasa, basta con reconocer que nos afecta algo fuertemente y convertirlo en una caricatura. Si acabo de pelearme con la novia y el enfado lo convierto en dibujos animados en lugar de dejarme arrastrar por ello... mi actitud cambia y soy capaz de ver la situación de otro modo. Mi actitud cambia aunque el hecho permanezca. Separar la mente actuante de la pensante nos permite cambiar la actitud ante casi todo, por no decir en todo y en todo momento.

Requiere voluntad y autodisciplina, pero es efectivo. Con ello dejamos de ser esclavos de los pensamientos y de las emociones ... y acabamos viviendo mejor. En realidad lo que cuenta es creer en lo que nos es útil, no en lo que es o no cierto. Todos los cambios se basan en ideas, voluntad y constancia. En este caso hay que añadir análisis. Las ideas nos dan una nueva perspectiva y con ellas cambiamos el comportamiento. Si aceptamos que podemos decidir lo que creemos, que podemos tener siempre una actitud positiva, acabaremos teniéndola y nuestra visión de los problemas cambiará.


El debate posterior fue largo y lleno de actitudes positivas y análisis, pero muy enriquecedor para todos.

2 comentarios:

  1. Se habla desde la reacción cuando se debería hablar desde la convicción. Pero... claro eso requiere educación, algo que no existe en los tiempos de la cultura de barniz barato.

    Buen post Albardán.

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    1. Estamos en la cultura del segundo. Ni el "yá" es válido. Todo cambia y queremos que todo cambie. ¿Cómo no vamos a hablar desde la reacción? Cualquier otra opción requiere tiempo, eso que parece que se escape de las manos. Lo hacemos pasar tan rápido que no tiene ni esencia ni valor. Ayer y el pleistoceno vale lo mismo. Mañana no existe y ahora ya ha dejado de ser. Barniz de mala calidad, no dura. Para la educación no hay sitio, solo un mínimo para no morir antes de perder el tiempo.

      Gracias por el apunte Herminio :))

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