sábado, 29 de diciembre de 2018

Matar al mensajero o la vida fácil


Legatus nec cogitur nec violatus.
(Proverbio medieval)

Matar al mensajero no elimina el contenido del mensaje.
(Sentido común)

Da más gloria y menos trabajo matar al mensajero que reparar la mala noticia que nos trae.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)




Una vez más me llamó S.M.,  preocupado por la gran cantidad de leyes cada vez más restrictivas que dictaba el gobierno en su nombre (puesto que las firma él). Puso entre otros los ejemplos de los accidentes -siempre más numerosos-  de la violencia -más acentuada cada año- y de como había que castigar cada vez más duramente a quien se saltara las leyes (que no son más que normas de buen entendimiento y comportamiento para asegurar una sociedad tranquila y que se establecen por un bien general). Hace muchos años que el bufón ejerce su oficio y que conoce a S.M. y por ello tiene un privilegio especial: puede interrumpir cuando quiera. Así que, antes de que acabara y siguiera con la lista de lo que va cada vez peor, le dije lo que me parece que el gobierno hace mal y S.M. permite, ambos sin darse cuenta. 

Majestad, esta sociedad del no esfuerzo, del no pensar y del no sacrificarse es una sociedad que ha incorporado una vieja tradición medieval: matar al mensajero. En cuanto aparece con malas noticias hacemos un juicio sumarísimo y le ejecutamos públicamente. Todos quedan contentos, creen que la amenaza ha sido resuelta y que si se vuelve a presentar alguien con noticias similares bastará con aumentar la pena y descuartizarlo en lugar de simplemente quitarle la vida. Si es públicamente y con gran difusión del acto, mejor. 

Veréis Majestad, las leyes deben castigar las transgresiones pero el gobierno debe hacer algo más importante que es evitar las transgresiones de la ley. Y para evitarlo no basta con decretar terribles castigos al mensajero, también hay que educar al pueblo en el bien, en el mal, en lo conveniente y en lo moralmente bueno. No hay que adoctrinar pero ¿de que sirve castigar a quien mata pichones en la calle, sin una educación previa y paralela sobre el valor de la vida? ¿De qué sirve castigar duramente a quien viola sin una educación previa y paralela sobre el respeto y la libertad? ¿De qué sirve poner condenas suaves a quien perpetra un robo o allana una morada, causa un daño si luego puede volver a realizarlo porque le sale a cuenta? ¿No es más lógico prevenir, educar, instruir, que solo actuar a posteriori? ¿No es más lógico enseñar al pueblo a no solo vivir el momento y actuar a toro pasado? Cuando no hay mañana y solo existe la felicidad instantánea, cuando nada debe ser negativo matamos al mensajero para evitar problemas que ensombrezcan el momento, pero no es lo correcto. La sociedad tiene que mirar adelante, no solo asomarse al futuro, sino escribirlo y eso exige compromiso, decisión, previsión y educación. No es matando al mensajero, al efecto de la noticia, como se para la tormenta. Hay que actuar sobre la causa y en el 90% de los casos las causas están en proporción directa con la falta de educación, de consideración, de respeto... esos valores que la sociedad actual ha aniquilado con la imposición del todo lo vale para ser diferente. 

Hoy en día vuestros súbditos han cambiado; hace unos años podían intuir cuál iba a ser su vida, su lugar de residencia, su oficio, su posición social y sabían que el sacrificio personal daría sus frutos bien para ellos o para sus hijos. Hoy en día nada de esto es válido. La mayoría de los jóvenes, los que conforman y conformarán la sociedad del futuro, los que serán quienes den valor al reino no saben que harán para vivir, ni lo que pasará si mueren, ni si mantendrán la residencia en el reino. El mañana no existe para ellos. Todo se estructura para vivir el momento, para disfrutar el ahora.  Ni la educación tiene sentido ni es aceptada en estas condiciones. Pero el mal existe, el externo y el producido por la desconsideración, por los codazos, los pisotones y la liberación de la terrible frustración interna retenida hasta que explota. ¿Que hace el gobierno? Ataca al síntoma, lo reprime pero ignora la enfermedad. ¿Os extraña que todo sean decretos urgentes y populistas? No debiera. Legislar para el hoy exige medidas rápidas y del agrado de todos, legislar para el mañana para erradicar el mal exige un tratamiento, tiempo y ... luchar contra el descontento y eso es impopular y va en detrimento del pensar, del analizar y del prever. 

Si no dotamos a la sociedad de unos valores claros, generales, aunque sean impopulares al inicio, el reino tendrá problemas ahora y más adelante. Hay que pensar en el futuro, destronar al ahora y dejarlo como camino al mañana. No hay que decir que no se debe gozar del momento, pero si solo es ése el objeto del mensaje social a los súbditos, no deberá extrañaros que ante cada pequeña convulsión del sistema  se mate más cruelmente al mensajero y que acabemos todos en manos de lo que conscientemente hemos evitado ver y que nuestro futuro no es que sea negro, es que simplemente no existirá. 

S.M. asentía a mis palabras, no sé que me dio más miedo si pensar que se resignaba o que no sabía como cambiar la situación. Cuando me dio venia para retirarme temblaba yo más que él. Si quien tiene el poder no sabe como aplicarlo o carece del coraje para hacerlo tendrá razón el albardán y el futuro simplemente no existirá.



3 comentarios:

  1. En el hedonismo y yo lo valgo, todo ha de ser positivo. No hay frenazos ni crisis solo desaceleración; no hay minusvalías, hay discapacidades; no hay pobreza, hay gente más necesitada... Cualquiera que diga lo contrario es anatemizado. Negar la evidencia acaba en extremismos violentos cuando el pueblo se da cuenta de que solo en los cuentos acaban felices y comiendo perdices.

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    1. Gracias por el apunte Herminio :))
      Poco puedo añadir, salvo que una sociedad en la que todo es rosa y solo unos grises, sin negro y sin otros colores que nos pinchen los ojos, es una sociedad condenada a la involución ... y desaparición.
      Ojalá sepamos cambiarla ¡!

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  2. Para cambiar la sociedad hay que empezar educando y creando un círculo de pensadores adogmáticos e independientes. Por supuesto luego hay que escuchar y aplicar los cambios. No basta con tener la receta, hay que ir a la farmacia, comprar y tomarse la medicina.

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