Carta al Director, sea del periódico, del ministerio de inmigración u ONG de acogida.
Sr. Director,
Todos los diarios coinciden en el grave problema que supone hoy la
inmigración irregular masiva que desde hace tiempo llega a Europa. Es un problema
viejo que en España conocemos desde hace años y que ahora parece descubrir el
resto de Europa, quizá porque la crisis ha cambiado el destino de las mafias y
la mentalidad de los inmigrantes. Ahora la UE reconoce el problema y busca una
solución para la acogida y asentamiento de estos migrantes. Se habla de
cifras en torno a los 320 mil llegados a Europa en lo que va de
año.
A esta gente, mejor o peor y últimamente peor, se les atiende en los países a los que llegan y
luego se distribuyen por territorio europeo. Hay partidas monetarias
específicas para esto que se gastan mayoritariamente en centros de acogida. El
problema es el tiempo que se les tiene y la incertidumbre de que hacer con
ellos. Entre los que llegan hay todo tipo de personas con mayor o menor
formación, pero que en su país de origen hacían algo.
En todos los países de Europa hay pueblos, aldeas, zonas despobladas en las
que en su día había payeses, artesanos y ganaderos. Me pregunto si no sería una
solución regalarles unas parcelas de terreno hoy abandonado y los
edificios de los pueblos abandonados o en franca decadencia. Se invierte el
dinero que se gasta en mantener los centros de inserción y su personal en una
renta de 6 meses y se les da en propiedad terreno y casa (en el mejor estado
posible, no “vivienda nueva a estrenar”). Solo en España hay más de
2800 pueblos abandonados de los que obviamente no todos son recuperables; pero
si en los 28 países de le UE se encontraran 100 pueblos por país (de promedio
ya que habría más en España que en Chipre por decir algo). Serían 2800 pueblos
a convertir en productivos y si les suponemos 100 habitantes por pueblo ya
habríamos absorbido más del 87% de la inmigración irregular hasta la fecha. Sinceramente
creo que desarrollando la idea se puede dar la vuelta al problema y convertirlo
en solución productiva, aunque quizá no convenga o no sea políticamente
correcto.
Gracias por su atención.