perdonar
Dicho de quien ha sido perjudicado por ello: Remitir la deuda, ofensa, falta, delito uotra cosa.
remitir
Perdonar, alzar la pena, eximir o liberar de una obligación.
Dejar, diferir o suspender.
(RAE)
Hacía tiempo que el club del círculo cuadrado no se
reunía, el cambio a ser un grupo abierto de algún modo afectó a los miembros.
Quizá el volverse más tipo ateneo eliminó el apego a las reuniones yal interés
de los temas. O quizás fue simplemente desazón por no encontrarse e gusto en lo
que era el habitual círculo conocido. Tuvimos una sesión dedicada al perdón
que, por aquellos motivos desconocidos pero existentes, volvió a reunir a la
mayoría de los habituales.
Como siempre se había pedido a un ponente comentar un
tema en particular. Esta vez fue sobre el perdón y si perdonar es posible o no.
La discusión sobre lo que es el perdón y si se puede o debe perdonar, es una de
las discusiones que aparecen habitualmente en los debates y llenan la boca de
los pretendidos guías espirituales populares.
Nuestro orador nos hizo las siguientes reflexiones:
Si nos atenemos a lo que indica la RAE, parece que
perdonar es liberar de una pena causada por la acción de alguien y que quien puede
perdonar es la parte agraviada.
Es importante notar que quien perdona es el agraviado, pues él tiene la capacidad de ejercer ese perdón o no,
por tanto le sitúa en una posición superior al causante de la ofensa.
Ejerce un poder sobre él. No están en el mismo plano. El ofendido, por el hecho
de serlo, se eleva sobre el ofensor y puede decide si accede o no al perdón.
No es extraña la posición de quien se niega a perdonar,
pero no por la ofensa o el agravio cometido que produce un rencor o un dolor,
sino por no considerarlo justo y atribuir la capacidad del perdón al único que
sabe y conoce todos los elementos que han llevado al ofensor a realizar el
agravio. Para él solo Dios (o su equivalente) puede perdonar y la personas solo
olvidar o pretender olvidar.
En la práctica perdonar es no dejar que los eventos
negativos del pasado definan cómo te sientes acerca de alguien o algo en el
presente. En otras palabras no guardar rencor y olvidar lo ocurrido.
Se dice que el perdón es beneficioso para la salud
mental: aumenta el sentimiento de felicidad y disminuye la ira y el dolor.
Punto importante: perdonar no significa necesariamente olvidar totalmente y
puede también excluir o no la relación con el perdonado. Si alguien me rompe un
jarrón chino de la dinastía Ming, el perdón no implica que más adelante le
confíe otro o cualquier otra relación. El
perdón es un acto personal que no implica seguir con una relación y ni siquiera
que el perdonado se entere. El perdón es un proceso puramente psicológico y personal.
No necesariamente tiene repercusiones en el mundo real (a menos que así lo
desees).
Cuando guardas el resentimiento y te aferras a la ira te
pesa y drena tu energía; aumenta el estrés y hace que no seas lo feliz que
puedes ser. Por lo tanto, desarrollar la
capacidad de dejar ir el resentimiento y perdonar es una herramienta importante
en el camino a la felicidad. Además es
un lubricante social.
El problema del resentimiento es que obliga a vivir en el
pasado. De la misma manera que el arrepentimiento hace que te quedes
"atascado" en el momento en que sucedió algo terrible, la incapacidad
de perdonarte a ti mismo o a los demás nos fija de forma recurrente a ese
momento pasado. Ni evolucionamos nosotros, ni evoluciona el ofensor. Mantenemos artificialmente la posición en el
pasado.
Dicho esto, es mucho más fácil de decir “te perdono” que hacerlo.
Y no es necesariamente una panacea. Podemos haber perdonado a algunas personas
en el pasado, pero todavía podemos sentirnos incómodos y enfadados cuando tratamos
con ellos y los evitamos. Pero con la gente que nos importa, la capacidad de
perdonar y seguir adelante es fundamental para mantener una relación agradable.
Así que ¿cómo se perdona? Nada fácil, pero quizá se puede proponer una guía:
Separar la acción de la persona - Comprender su
motivación – Empatizar y Dominar la emoción
SEPARAR LA ACCIÓN DE LA PERSONA
Hay un dicho llamado la navaja de Hanlon que reza: Nunca atribuyas a la
maldad lo que se explica adecuadamente por la estupidez*. La realidad es que
casi
todos nosotros podemos parecer idiotas totalmente odiosos si estamos en el
contexto equivocado con la información incorrecta. Muchas veces atribuimos a los gestos, comentarios o acciones de los demás una
mala intención cuando en realidad no la hay, y lo que hay en la mayoría de las ocasiones es simplemente una falta de
habilidad o un no saber hacer las cosas mejor. Todos tenemos comportamientos que no reflejan quiénes
somos en realidad.
Esta separación de la acción de la persona es crucial
para llegar a cualquier tipo perón con cualquier persona. Todo el mundo, absolutamente todo el mundo,
hace cosas malas en su vida. Pero muy pocas personas en este mundo
son malas personas. En la religión cristiana esta separación viene a ser el "Ama
al pecador, odia el pecado". Otras religiones tienen su equivalente, pero
en todas hay un principio central de
perdón incondicional. Y ese perdón empieza por separar la acción de la persona.
COMPRENDER LA MOTIVACIÓN
Pocas personas en este mundo son realmente sádicas. La mayoría de
las que parecen tener algún tipo de placer en lastimar a otros, probablemente
están compensando el dolor que sienten. Muchas veces, la sociedad les ha
arrinconado y se sienten como una combinación de asustados o inseguros para cuestionar esas creencias. Pero
sea lo que sea que esta persona haya hecho, en general es que se siente mal.
Por ejemplo, una mujer que engaña a su marido
lo hace porque se siente sola e ignorada y el engaño es simplemente un grito de
atención para saber que a alguien le importa.
Si la razón es cierta o no, no viene al caso. El punto es que
nadie piensa que está siendo malvado. Todo el mundo se siente
justificado en lo que está haciendo, o de lo contrario no lo haría. Podríamos
decir: “Está bien, pero sentirse solo e ignorado no da permiso para romper la
confianza del matrimonio”. Cierto, no lo hace. Pero separamos la acción de la
persona, Estas no son excusas. Son simplemente explicaciones. Y antes de que podamos
perdonar a alguien, ayuda entender por qué hizo lo que hizo. Porque sin
entender la motivación de alguien, es imposible empatizar. Y cuando se trata de
eso, el
perdón es, en última instancia, una forma de empatía.
EMPATIZAR
Es la parte difícil: empatizar con la persona que nos ha
agraviado. La empatía es una habilidad en sí misma. Empatía significa tomar
cualquier dolor que motivó a esa persona e imaginar y visualizar que tenemos ese
mismo dolor. Es difícil de hacer y es una de las más importantes habilidades
humanas. La empatía es una de las únicas cosas que nos separa de los animales. Es lo que nos da
un punto de apoyo en la moralidad. Es lo que llena la vida con un
sentido de fraternidad. La empatía es perdón y viceversa. Si el perdón es la
capacidad de ver a la persona como un ser humano multifacético y complejo,
empatizar con ella es lo que nos lleva allí. Cuando ya no vemos la acción
incorrecta como la totalidad de su carácter y simplemente como una pequeña
parte resultante de su carácter, hemos alcanzado un estado de perdón.
DOMINAR LA EMOCIÓN
El paso final es no dejarse dominar por la emoción que desarrollamos
al odiar a alguien. Hay que dejar que lo negativo se desvanezca y hay incluso
que usar el razonamiento para ello. Las emociones negativas son, eso, negativas
y corroen por dentro. No debemos dejar que nos dominen. Muy dentro tenemos esas
dos tendencias, la del amor y la del miedo. Si gana el miedo estamos perdidos. Nada
es fácil, perdonar de corazón tampoco. Se aprende y se practica y es cosa de ir
paso a paso, uno detrás de otro y sin detenerse a mirar atrás para evitar caer
en el no-perdón, que se enquistará.
Hay un perdón condicional, que consiste en ponerle
límites al perdón: si vuelve a pasar, la reacción será otra… la pregunta es si
eso es realmente perdonar o simplemente almacenar tras la puerta de” la
venganza es un plato que se sirve frío.” Pero es que el perdón tiene un
peligro: la repetición. Se atribuye a Shakespeare la cita: “El perdón es casi siempre, el padre de la
reincidencia” o en boca de Alonso de Ercilla: “Quien perdona ligeramente da indicios de consentimiento.”
En cualquier caso el perdón y el olvido van muy ligados y
ambos necesitan práctica.
Fue controvertida la discusión al final de la
conferencia. Muchos casos expuestos dieron lugar a la discusión sobre si es
posible perdonar o no. Y sobre las consecuencias del perdón cuando solo es de boquilla.
A continuación unas variantes de la expresión que usó el
conferenciante y que nos trasladó él.
……
**hay varias citas similares.
.- Robert A. Heinlein en la
novela Logic of Empire (1941): "Has atribuido condiciones a la villanía que simplemente resultan
de la estupidez".
.- Denis
Diderot en Pensamientos
Filosóficos (1746). En el pensamiento XXIX: “Condenar
a un hombre por malos razonamientos es olvidar que es un imbécil para tratarle
como a un malvado.”
.- Goethe en Las cuitas del joven Werther (1774): “Los malentendidos y la negligencia crean más confusión en el mundo
que el engaño y la maldad.
En todo caso, estos dos últimos son mucho menos
frecuentes.”
.- Jane West (1812) en la novela The
Loyalists: An Historical Novel: No
atribuyamos a la malicia y la crueldad lo que se puede referir a motivos menos
criminales.
.- Winston Churchill en la
correspondencia con el rey Jorge VI en febrero de 1943 con respecto a
los desacuerdos con Charles De
Gaulle: "Su insolencia puede basarse en la estupidez más que en la
malicia". (biografía de Winston Churchill, Andrew Roberts)
.- Marco Aurelio: Cuando alguno
delinquiere en algo contra ti, luego procura discurrir que juicio habrá hecho
del bien o del mal cuando pecó.