viernes, 27 de enero de 2017

No tuve suerte en la vida





No existe la mala suerte, sino falta de previsión o preparación.
(K, Anotaciones Dispersas)

Tiene sombra de manzanillo.
(Dicho popular cubano)

Sors est sua cuique ferenda.
(Manilio, Astronómica IV, v22)



La reunión del círculo este mes trataba el tema genérico "disculpas". El ponente le dió una vuelta de tuerca al tema y lo convirtió en disculpas ante la vida. Ésta fue su provocadora introducción al tema. 

Mucha gente, me atrevería a decir que todos nosotros, culpa a terceros o a hechos que no tienen nada que ver cuando no logra algo. Desde excusas fáciles como "llovía y no pude ir" a otras más serias como "no tuve suerte en la vida". De este caso os quiero hablar hoy. Más de una vez hemos oído todos a algún amigo o conocido que no ha tenido suerte en la vida y que por ello está donde está en lugar de donde él cree que debiera. Yo os pregunto si es así, si es la suerte que nos gobierna ¿o si somos nosotros quienes no estamos a la altura? Dejadme que os cuente una anécdota real de empresa:

"Pepe" me pidió un aumento de sueldo arguyendo que hacía mucho tiempo que no se le subía y que llevaba muchos años en el puesto. Ya sabéis que no considero que llevar muchos años en el puesto sea motivo de aumento de salario ya que lo habitual es apoltronarse y no hacer mejor las cosas sino menos y más pontificalmente. Se cobra por un trabajo bien hecho, no por los años que se lleva en el cargo. Le pedí que preguntara en el hotel de al lado el precio y disponibilidad de una sala de reuniones para la próxima convención de ventas. Fue y me dio el parte: Tienen una sala disponible, el coste es en función de lo que queramos (proyector, música, aperitivos, café y aguas) y hay que pasar a hablar con ellos para determinar lo que queremos exactamente. La verdad es que "Pepe" no aprovechó la oportunidad para demostrarme lo que valía. Se quejó de tener que haber hablado con tres personas antes de saber si la sala estaba libre o no y de no darle la información telefónicamente. Me recordó a las carretas vacías: siempre hacen más ruido que las llenas. "Pepe" se había quejado de que "José" que llevaba menos tiempo que él hubiera ascendido. Ambos hacían el mismo trabajo ... aparentemente. La verdad es que solemos juzgar sin saber bien de lo que hablamos, es humano pero no justo. "Pepe" es de los que dicen que la vida no le ha tratado bien, que no ha tenido suerte. En este caso la mala suerte era tenerme como Jefe.

¿Qué hice? Llamé a "José" y le pedí lo mismo. No tardó mucho en volver con su informe: el hotel disponía de tres salas, una de ellas divisible en dos por si se necesitaba trabajar por grupos o había más gente de lo previsto, también se podían montar unas mesas con café y pastas y lo necesario. Traía el coste de todo incluido el proyector, los ordenadores, música y precio de dos habitaciones por si eran necesarias para que la gente se cambiara en algún momento ... 

No sigo, creo habéis entendido el mensaje. Un mismo problema y dos soluciones diferentes. Somos nosotros quienes con nuestra reacción labramos la suerte. No es la suerte que viene a torcernos el destino. Sólo nosotros decidimos el camino que queremos seguir. La culpa y el éxito están en nosotros. Todos somos iguales pero nuestra reacción ante la adversidad no. El puré se descompone en agua hirviendo, el huevo se vuelve duro. El problema es el mismo, la reacción nos muestra como somos o queremos ser. En nuestra mano ser puré o huevo. 

Pocas personas hay que no tomen la verdad como injuria y "Pepe" creyó que "José" tenía razón, pero que si a él le hubiera aclarado que ... Excusas. Cuanto más se quería defender más se liaba. La verdad desnuda es un ácido corrosivo que suele salpicar a quien la maneja a su antojo y "Pepe" solo veía su verdad. La vida nos trata por igual si buscamos soluciones a los problemas y si nos esforzamos en dar lo mejor de nosotros. Para quienes no asumen sus errores o su falta de espíritu la culpa siempre es de otro o de la mala suerte. Hay que saber juzgar el pasado con perspectiva honesta y no escudarse en razones de auto-complacencia. La suerte existe y ayuda, sí, pero mucho menos de lo que solemos creer aunque ya sabéis que la verdad completa no es de este mundo, si me permite Carolina Ivanowska parafrasearla. 

Acabada la ponencia se discutió mucho acerca de la suerte y del reconocimiento en las empresas. También en la vida, pero se reconoció que la verdad es que tenemos que decidir entre ser hombres puré u hombres huevo. El resto viene en función de lo que elijamos.



1 comentario:

  1. ¡Cuántos "Pepes" hay en las empresas y que pocos "Josés"! Por desgracia los "Pepes" no se han dado cuenta de que si la empresa va mal, ellos irán peor. ¿Qué solución hay?

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