viernes, 10 de febrero de 2017

Yo soy el que soy / I am that I am (II)



“Existe la convicción de que tenemos el potencial de ser creativos y de transformar cómo percibimos o experimentamos la realidad. Esto nos otorga una responsabilidad y un poder certeros sobre nuestra vida diaria. Imaginar la vida es una forma de enriquecerla porque la imaginación tiene un impacto sobre la realidad: sabemos ahora que el cuerpo se modifica química y fisiológicamente al ritmo de nuestros pensamientos.”
(Elsa Punset, Inocencia radical)


Si no podemos cambiar ¿dónde queda el libre albedrío?
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de Notas)


Dicebamus hesterna die... así comenzó la segunda parte de la presentación, la que pedimos al ponente al hacerse evidente que realmente es nuestro estado de ánimo quien crea la realidad. Habían pasado ya más de un par de semanas, pero citó la frase de Fray Luis de León para marcar la continuidad. 

No esperes resultados diferentes si siempre haces lo mismo. Es la famosa frase atribuida a Einstein, que en nuestro caso podemos reformular como si siempre haces lo mismo nunca sabrás lo diferente que puedes ser. Algo que parece obvio pero que necesita un principio, ése de romper la resistencia del que hablábamos la vez pasada.

¿Cómo reaccionamos ante un suceso? En función de nuestro estado de ánimo. Si se vierte el café sobre el traje nuevo antes de una entrevista el resultado es ira dirigida contra quien ha causado el desbarajuste. Si se vierte sobre la camisa o los pantalones que no nos gustan y nos ponemos por obligación, la reacción es casi de alegría y no solo no hay enfado sino que hay hasta risas. Es evidente que son nuestros estados de ánimo los que condicionan los hechos: nuestra reacción nos hará tomar un camino u otro y por lo tanto condiciona una secuencia de sucesos y realidades diferentes. Si el estado de ánimo condiciona la realidad y ésta a su vez al estado de ánimo... ¿cómo rompemos el círculo vicioso? Se rompe pensando. Parando. Liberando la mente de la emoción y dominándola. Los hechos son la materialización de nuestro estado emocional, no de nuestra razón que normalmente es débil y solo justifica los hechos pero no detiene a las reacciones. Si no lo hacemos no avanzaremos. Dicho de otro modo: nuestros pensamientos crean un camino, una realidad y atraen los sucesos del futuro inmediato. Y recordad que no dejamos de pensar. Nos da la sensación de que las cosas vienen de la nada, no somos conscientes de nuestra elección cada momento. Nada sucede sin nuestro conocimiento y voluntad aunque no seamos conscientes de ello. Nada personal. La muerte de un pariente o amigo puede no estar relacionada con nosotros, o quizá si; pero eso es algo muy complejo y teórico de momento.

Pensar es crear destino. Los estados interiores y la realidad de los sucesos es lo mismo. La misma relación que materia y energía. Dos caras de la misma moneda. Una de las verdades populares dice que lo similar atrae a lo similar. Si nos preguntamos la razón de que algunos tengan éxito y otros no y lo hacemos honestamente veremos que la base real está en el deseo, en la voluntad en la reacción racional. Esto ABRE un destino. Es muy fácil decir yo soy como soy y si no soy más no es culpa mía, me hicieron así. Nada más falso que esto. Somos como somos porque queremos ser así. O modificamos las reacciones ante lo que nos ocurre (en algún momento hay que empezar) o seguiremos como antes. Si cambiamos el estado interior -ya hemos dicho que es necesario parar y pensar- modificaremos los sucesos, modificaremos el pensamiento y por ende la vida.

Para ese paso de bruto emocional a ente racional hay que seguir tres etapas:
.- la auto-observación
.- el razonamiento
.- el reconocimiento

La auto-observación que nos lleva al camino de la auto-corrección. Hemos de quitar las máscaras del pobre de mi, de nuestros miedos -lo más difícil porque no sabemos si son miedos o realidades aunque siempre son miedos que crean realidades- y las de no podré.

El razonamiento para no caer en la tentación de pensar que todo nos viene sin causa ni razón. Si no lo entendemos y enmendamos, todo seguirá igual una y mil veces.

El reconocimiento del mea culpa. El mea culpa del credo que hemos tomado como algo religioso y es mucho más que eso. Es la muestra de la puerta del nuevo camino. Lo que me sucede es porque yo lo atraigo. Mea Culpa, sí y si lo vemos y entendemos ya habremos entrado en el camino de las realidades positivas.

¿Pero es realmente posible cambiar la realidad? La respuesta es un SÍ, en mayúscula. Solo dos apuntes, los estudios de Bruce Lipton que explican el cambio a nivel celular (esto para los puristas de la ciencia) y el efecto coche. El efecto coche, que es válido con otras cosas, pero más cercano con el coche. Cuando queremos comprar un coche determinado "de pronto" el mundo está lleno de coches iguales al que queremos comprar. Ver esto nos refuerza y nos justifica la compra. ¿Hay más coches iguales al que queremos comprar de golpe? Obviamente no, es que nuestra mente nos muestra más un aspecto de lo que nos rodea, somo más permeables a nuestra realidad. Acotamos el global y fijamos el interés en algo... que nos conduce a reaccionar de un modo que a su vez crea una realidad que antes solo era una posibilidad.

Para ello, de nuevo os digo, paremos, pensemos y soñemos. El sueño convierte el pensamiento en realidad con el tiempo. Recordemos que el mundo puede ser una pesadilla violenta si olvidamos que somos nosotros quienes lo creamos.


Siguió la discusión tras la provocación del ponente. ¿Realmente somos creadores? Si lo somos, ¿somos dioses? ¿Tenemos libertad para serlo? Fue larga la sesión y salieron varios temas para tratar en las próximas reuniones.




2 comentarios:

  1. "es nuestro estado de ánimo quien crea la realidad"
    "nuestros pensamientos crean un camino, una realidad y atraen los sucesos del futuro inmediato"

    Los estados de ánimo son emocionales, el pensamiento es racional. No es lo mismo. ¿Quién crea el futuro?

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  2. Gracias por el apunte Herminio,
    Ambos crean el futuro. Si sabemos o podemos contener la emoción, el impulso, con la razón, será la razón quien lo cree, el pensamiento... si es la emoción la que gana, será la reacción visceral quien se lleve el gato al agua. Eso sí, el futuro será diferente. Muy diferente.

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