jueves, 9 de agosto de 2018

Sí, se puede ser positivo




Aceptar que somos responsables de nuestros fracasos duele pero sana, no aceptarlo mata.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


En las reuniones del círculo se oye muchas veces que hay que tener una visión positiva de las cosas y que no hay que ser ni pesimista ni dejarse llevar por los demonios. Por eso encargamos al orador una ponencia sobre como conseguir ser positivo ... si es que se puede. Ésto es lo que nos contó:

-- Dejad que empiece con un ejemplo para ilustrar lo que es la actitud positiva. Dos hombres en un bar hablan de Dios, uno le dice al otro: “Dios no existe. Lo sé de primera mano. El año pasado hubo un incendio en la zona en la que estaba de veraneo. Fue pavoroso, las llamas nos rodeaban, rogué a Dios que me salvara y prometí ir a misa cada semana si lo hacía.” El otro hombre le dice: “Bueno está claro que Dios existe, estás aquí y te salvó”. El ateo contestó: “NO, no fue Dios, fue el equipo de la brigada de rescate”.

Esta historia muestra claramente como un mismo hecho se puede interpretar de diversas maneras. Lo que cuenta siempre es la actitud, positiva o la negativa, de la visión vital. Algo que depende de lo que decidimos creer y no creer. Va más allá del vaso medio vacío o medio lleno. Todo es debatible y para todo hay argumentos, como sabían los sofistas hace 2400 años cuando defendían un argumento y a continuación su contrario. Cuando se habla de felicidad, éxito, motivación, crecimiento… lo que hay son datos y los datos son debatibles. Quien gana es el convencimiento propio que escogemos nosotros. Llegamos a donde creemos que podemos llegar, vemos lo que queremos ver y oímos lo que queremos oír. Somos nosotros quienes decidimos lo que tomamos de todo los datos que nos rodean. Luego todo es actitud.

A veces lo que decidimos creer lo hacemos totalmente conscientes y por motivos específicos; sin embargo la mayoría de las veces las creencias vienen dadas del exterior o porque simplemente satisfacen una necesidad inconsciente nuestra. Pero todas las creencias las hemos aceptado por voluntad propia. Ninguno de nosotros ha visto cruzar los Alpes a los elefantes de Aníbal y lo aceptamos porque quienes dicen haberlo visto lo cuentan en libros que sobreviven. También hemos podido ver el aterrizaje en la Luna y hay quien cree que todo es un montaje. Sin duda es decisión personal lo que se cree y lo que no se cree. Ambos hechos son historia en la que no hemos estado presentes directamente.

Curiosamente, el recuerdo de las propias vivencias no es totalmente confiable. Un psicólogo que se ha entretenido en estudiar este tema (Daniel Kahneman) ha demostrado que la mente solo recuerda unos pocos momentos específicos y que el resto lo rellena con nuestras suposiciones y creencias. ¿Y qué nos importa esto? Podemos creer lo que queramos sea exacto o no, podemos recordar con o sin exactitudes. ¿Y? ¿En que nos afecta? Es nuestra potestad ¿no? La verdad es que si importa. Hay creencias que ayudan y otras que hieren. Existe lo que se llama en psicología el sesgo de confirmación: la tendencia a interpretar las cosas (lo que se ve, se oye y se lee) como confirmación de creencias o teorías propias ya preexistentes y que nos lleva a observar especialmente lo que cuadra con ellas y difuminar lo contrario. Por ejemplo un xenófobo verá solo la intimidación llevada a cabo por “los invasores” y no verá los posibles casos de ayuda por parte de los mismos. No será consciente de ello, es el sesgo que es inconsciente. Quien se cree feo notará la reacción negativa de la gente, quien se cree no amado verá solo las reacciones en su contra, sean de actos o en cada palabra que se pueda interpretar en más de un sentido en un escrito, sin ver lo bueno. Si no creo en mi capacidad, sea la que sea, poco lograré.

En muchísimas ocasiones nuestros problemas no son realmente problemas sino el resultado de nuestras falsas creencias inconscientes o no. O mejor dicho, de creencias inútiles. No importa si una creencia es cierta o es falsa lo que cuenta es que sea útil. Creer que soy feo, poco atractivo, un trasto… dependerá de la situación y las circunstancias. Así que ¿por qué no cambiar la actitud, tomar la positiva y cambiar el concepto? No tenemos nada que perder. La pregunta siguiente es ¿cómo lo hacemos? y la respuesta es fácil: usando las dos mentes que tenemos. Proceso que requiere voluntad y análisis. Pero para eso están las dos mentes.

Que tenemos dos mentes está claro podemos notarlo fácilmente con un ejercicio simple: Cerremos los ojos e intentemos no pensar en nada durante 30 segundos. No es fácil no pensar en nada. Aparecen imágenes, recuerdos, cosas. La mente no queda en blanco. Hagamos el experimento contrario y fijémonos en qué pensamientos o imágenes aparecen. Los anotamos mentalmente y los dejamos libres. Hagámoslo durante un minuto. Lo más seguro es que los hayamos percibido un momento y que nos hayamos sumido en ellos sin querer. Cuando cerramos los ojos y queremos dejar la mente en blanco la mente trabaja, intenta eliminar lo que aparece. Pero si la mente trabaja eliminando ¿quién es el que crea los pensamientos o las imágenes? Cuando nos fijábamos en un pensamiento ¿quién se metía en él y mantenía a los otros a la espera? La mente “habla” con la mente, le da indicaciones; hay una mente que vigila y una que trabaja. Nuestros pensamientos se contrastan como si alguien nos dijera algo dentro de nosotros mismos. Cuando escribimos, hay una mente que obedece y coordina y otra que dicta y somos conscientes de ello. Es lo que podemos llamar las dos mentes. La pensante y la que actúa.

El problema es que no controlamos totalmente a la mente pensante. Si os digo no penséis, no imaginéis un elefante rosa con un parasol azul yendo en bicicleta amarilla. Imposible lo habéis visto y os habéis visto mirándolo mentalmente. La mente observadora miraba a la actuante a pesar de que las instrucciones eran no pensar ni ver un elefante rosa con paraguas azul yendo en bicicleta amarilla. La mente pensante siempre está activa. Lo notamos cuando estamos y no estamos en una conversación, cuando leemos y el pensamiento se va en paralelo a otros sitios. La verdad es que solemos fundir las dos mentes y no separarlas, por ello la emociones negativas son difíciles de controlar. Las emociones negativas no son terribles en si mismas, ni los pensamientos negativos. Lo es el que no sepamos verlas y solo sentirlas. Entonces ¿cómo lo hacemos? ¿Cómo dejar de sentir celos, nervios, enojo? El truco está en parar un momento y hablar entre las dos mentes: Estoy nervioso, celoso, enojado. Estoy, no me siento. ¿Una tontería? No, porque funciona. Las emociones no son una opción, el comportamiento si lo es. La emoción existe, el comportamiento se fabrica, se crea la actitud frente a la emoción. Estaba enfadado, celoso, preocupado… actitudes.

Sentimos y diferenciamos el sentir con el estar, las dos mentes, pero que no domine la pensante. La actuante ha de dominar en emociones y pensamientos negativos o nos sumiremos en una espiral sin fin autolimentada y muy peligrosa. Imaginemos que tenemos que hacer algo que no nos apetece. Inmediatamente aparece el no lo hago por cansancio, hambre, lo que sea y lo aplazo. En realidad son nervios y el resto excusas. Lo sabemos, pero nos basta mezclar las dos mentes y lo aplazamos. La solución es reconocer la emoción sin sumergirse en ella "tengo el pensamiento de que debo comer antes" reconocerlo como pensamiento y dejar que la mente actuante mate al pensamiento negativo. Hay que aceptar el pensamiento y luchar contra él, aceptándolo. La lucha lo fortalece. Aceptarlo lo desarma.

Cuando tenemos una desagradable emoción fuerte (o pensamiento negativo) hay que aceptarlo y separarlo. Un ejemplo: me enfado con el jefe y mi mente pensante me impone: mi jefe es un idiota. Si me dejo llevar, reacciono a la emoción, al pensamiento. Stop. La idea es convertir ese pensamiento: Mi jefe no es un idiota, YO tengo el pensamiento de que es un idiota. No estoy solo y deprimido, YO me siento así. Contra ésto podemos luchar si no dejamos que la mente pensante nos arrastre y la actuante se sumerja en el problema. De hecho hemos convertido un estado en algo temporal y sobre lo temporal ... podemos luchar

De hecho nos basta con resumir en una frase lo que nos pasa, basta con reconocer que nos afecta algo fuertemente y convertirlo en una caricatura. Si acabo de pelearme con la novia y el enfado lo convierto en dibujos animados en lugar de dejarme arrastrar por ello... mi actitud cambia y soy capaz de ver la situación de otro modo. Mi actitud cambia aunque el hecho permanezca. Separar la mente actuante de la pensante nos permite cambiar la actitud ante casi todo, por no decir en todo y en todo momento.

Requiere voluntad y autodisciplina, pero es efectivo. Con ello dejamos de ser esclavos de los pensamientos y de las emociones ... y acabamos viviendo mejor. En realidad lo que cuenta es creer en lo que nos es útil, no en lo que es o no cierto. Todos los cambios se basan en ideas, voluntad y constancia. En este caso hay que añadir análisis. Las ideas nos dan una nueva perspectiva y con ellas cambiamos el comportamiento. Si aceptamos que podemos decidir lo que creemos, que podemos tener siempre una actitud positiva, acabaremos teniéndola y nuestra visión de los problemas cambiará.


El debate posterior fue largo y lleno de actitudes positivas y análisis, pero muy enriquecedor para todos.

jueves, 28 de junio de 2018

Madurez



madurez
Estado de una cosa que ha alcanzado su pleno desarrollo, o de una persona que ha alcanzado su mejor momento en algún aspecto.
(Diccionario de la lengua española)

Madurez: etapa en la que termina la época de las locuras y empieza la de las tonterías
(Jacinto Benavente)

Con las personas pasa lo mismo que con los frutos: verdes son ácidos, maduros dulces y si se pasan...incomibles
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


La reunión del círculo de este mes trató sobre la madurez. El ponente era un joven de 80 años con sonrisa pilla en los ojos y voz fuerte que al final de la charla acabó con un “visto lo expuesto mejor no ser maduro y continuar adolescente toda la vida”, que contrastó con lo mesurado de su intervención, y dio pie a la provocación de considerar lo anterior como “temas de viejos que se autojustifican”.


-- Madurar no tiene mucho que ver con la edad: se pueden tener 40 años y tener mentalidad de 20 o se pueden tener 20 y la madurez de alguien mayor. Muchos creen que madurar quiere decir que se ha alcanzado una especie de perfección, que uno ya no se equivoca y que las cosas siempre se hacen correctamente, pero no es así. Madurar es tener paz espiritual, es reconocer las equivocaciones y aprender de los errores propios y ajenos; pero esto solo se consigue separando paja de trigo y dejando todo lo que no nos gusta de la vida. Hay un momento que nos cansamos de soportar tanta hipocresía social, de soportar personas que nos hacen daño, de mentir piadosamente demasiado a menudo, de guardarnos nuestras opiniones, de esperar de los demás, de vivir lo que los demás digan. Hay un momento en que uno se cansa de estar más sobreviviendo que no viviendo como se debe. Sabemos que hemos madurado cuando notamos que hemos cambiado las esperanzas ajenas por las propias y que somos capaces de decir “lo siento” sin que se nos caigan los anillos.

Cuando somos jóvenes y vivimos con nuestros padres, ellos nos imbuyen sus expectativas en nosotros. Desde el trabajo que debemos tener hasta las parejas que nos convienen. Maduras cuando cumples tus propias expectativas, persigues tus sueños y haces lo que te hace feliz, no lo que los demás esperan de ti y todo ello sin perder el respeto a los demás ni ser antisocial. En la adolescencia se dramatizan las relaciones, en la madurez se valora  la relación y se prefiere ser generoso con las opiniones de la familia y allegados.

La gente siempre habla de uno, pero llega un momento en que la propia autoestima y la propia convicción nos lleva a que ya no importe lo que los demás opinen, sólo importa hacer lo que creemos que debemos hacer y disfrutar de la vida, no momento a momento sino en su conjunto. Los momentos son para los adolescentes y para los conformistas que no han acabado de madurar. La vida en conjunto es para quienes valoran el total, no el instante y saben ponderar el valor de cada suceso en positivo o en negativo. Se toman decisiones propias pero sin herir susceptibilidades. Se es independiente en los actos y se escucha a la gente que nos importa, pero, ojo, eso no significa hacer lo que ellos quieren. Al final las personas que realmente importan nunca hablan mal de nosotros: nos entienden y aceptan. A quienes nos intoxican la vida se les identifica y se les elimina de las relaciones sin más y sin sentirse culpables por ello.

Dicen que de la moda, lo que te acomoda, tal vez la última tendencia de la moda no va con el tipo de cuerpo que se tiene o simplemente no gusta. Madurar significa dejar de preocuparse por eso, seguir un estilo propio y vestirse con lo que nos hace sentir bien sin dar la nota ni llamar la atención para ser el centro de las miradas. También cuidarse aunque sin exagerar; gimnasio y deporte, vida saludable dentro de un orden y nunca por imposición social. No existe un cuerpo perfecto por mucho que nos quieran convencer en prensa, radio y televisión. Cuando se aceptan las propias limitaciones sin abandonarnos o justificarnos en ellas se está muy cerca de la madurez.

Muchos creen que madurar es ser prudente y aburrido, pero no; madurar es darse cuenta que no hay ningún problema si se hace el ridículo mientras nos proporcione alegría y nos permita disfrutar de la vida. El pasado sólo tiene un lugar: atrás. Lo hecho, hecho está; ya no puede cambiar. Lección aprendida, nada más. Madurar es controlar las ansias de hablar con la ex pareja cada vez que se la extraña o algo nos va mal. No es necesario estar en contacto constante bajo la excusa de mantener una falsa amistad. Se entiende que si la relación acabó y no dio más de si es porque fue lo mejor para ambos. Hay que saber decir no al chantaje y a la dependencia emocional y hay que saber distinguir entre vivir solo y estar solo, tanto como saber que amar no es querer. Amar es generoso, querer es egoísta.

No es cierto que el físico de la pareja no importe, pero en la madurez tiene menor valor; tampoco se busca lo mismo ni en el mismo sitio. Se escucha y se crea ilusión fundada, no sueños etéreos y hasta los celos y la envidia desaparecen. Se aprende a ser feliz, que no resignado. Quien quiera estar a nuestro lado lo estará por gusto y no porque se lo pidamos. Maduras cuando te das cuenta de que equivocarte no es lo mismo que fracasar. Actúas más con reflexión y menos por impulsos, con emoción racional; los errores son necesarios para aprender y no son una tragedia personal. Tampoco se corta uno para decir lo que se siente, sea bueno o malo y las consecuencias se afrontan con entereza si nos resultan negativas. 

El trabajo ya no es ni oportunidad ni maldición, solo el medio para adquirir más experiencia y disfrutar aportando personalidad a la labor. Es más importante hacer lo que gusta que no lo que se paga bien. Se evoluciona y mejora cada día gracias al trabajo y no a pesar del trabajo aunque nos cause enojo a veces. Tanto en el trabajo como fuera de él lo que molesta se expresa de forma correcta sin esperar a que los demás adivinen la razón de nuestro enfado. No se espera la empatía de los demás porque es nuestro derecho.

En la madurez se sabe clasificar a la gente. Son tres grupos: la gente buena, que nos da felicidad y sonrisas; la gente mala, que nos da lecciones y oportunidades; la gente maravillosa, que nos da recuerdos y esperanza.

Hay mucho que decir de la madurez y como en el mercado cada uno la ve según le haya ido en la vida hasta el momento. Los cambios no se notan en el día a día, solo cuando se mira atrás y se compara. 


Fue sesuda y madura la discusión... pero con la fuerza de la juventud pues como dijo el ponente, madurez y juventud no son excluyentes.



lunes, 28 de mayo de 2018

La sonrisa


La sonrisa es la línea curva que lo endereza todo.
(Phyllis Diller)

Una sonrisa en el rostro o en los ojos no implica ausencia de problemas sino la habilidad de ser feliz independientemente de ellos.

(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

¿Quieres sentirte envidiado y especial? Sonríe en el metro.
(Realidad apabullante)


En una de las reuniones del club de narizones se comentó que solemos tener una tendencia a sonreír más que los pobres mortales de nariz normal. Se dijo que podía ser debido a una cierta superioridad por nuestra parte, pero el ponente nos lo aclaró en la última reunión… es que somos más felices que los demás. Esta fue su intervención:


--La sociedad en la que vivimos nos consume psicológicamente. El ruido, el ajetreo, la tensión producida por los problemas cotidianos terminan minando nuestro equilibrio mental. No es sorprendente pues que también desarrollemos muchas enfermedades físicas diferentes. Luchamos en una sociedad que por un lado se basa en la igualdad y por otro fomenta la diferenciación. Una contradicción que pagamos con estrés y dudas, más o menos confesadas, sobre si actuamos bien o no. Como la contradicción es importante la solución es negar las normas y valores anteriores pues ya no sirven para mostrar “el recto camino”.

Hoy todo es igual, los edificios son básicamente iguales entre sí y se reflejan mutuamente, un sistema cerrado en sí mismo, imponiendo lo igual y excluyendo lo distinto. La gente  visualiza solo aquello que le gusta y es popular. De nuevo, prolifera lo igual, nunca lo distinto. La moda une y unifica la estética clonando las apariencias. En la orwelliana 1984 la sociedad era consciente de que estaba siendo dominada; hoy no tenemos consciencia de dominación sobre la constante expulsión de la diferencia precisamente porque la aceptamos y creemos que luchamos contra ella promoviendo la diferencia. Pero la verdad es que la gente hoy se autoexplota y siente temor hacia el otro, el diferente. Vivimos en el mundo de lo igual.  La gente se vende como auténtica porque todos quieren ser distintos de los demás, lo que fuerza el reinventarse uno mismo. Y es imposible serlo hoy porque en esa voluntad de ser distinto prosigue lo igual. Resultado: el sistema solo permite que se den diferencias comercializables.

Esta contradicción entre lo que somos y lo que queremos ser, me recuerda el momento adolescente en el que les gritábamos a nuestros padres: Yo soy diferente y no estoy en ningún grupo y  nos enfadaba que nos contestaran estás en el grupo de los que creen que no están en ningún grupo. Hemos pasado del poder hacer algo a tener que hacer algo para ocupar el tiempo y ser como los demás. La diferencia es mínima, ¿Paddle o tenis? ¿Francés o chino? Se vive con la angustia de no hacer siempre todo lo que se puede y si no se triunfa, es culpa nuestra. Ahora uno se explota a sí mismo creyendo que se está realizando; es la pérfida lógica el síndrome de la persona quemada.  La consecuencia es que ya no hay contra quien dirigir la revolución, no hay otros de donde provenga la represión. Es la alienación de uno mismo, que en lo físico se traduce en anorexias o en sobreingestas de comida o de productos de consumo u ocio y en una rabia mal contenida cuando algo nos incomoda. Explosiones de exabruptos y violencia… y por supuesto desdén contra quien tiene el atrevimiento de sonreír, porque muestra claramente no ya que es diferente, sino que está por encima de los demás. La sonrisa es felicidad y la felicidad es un crimen contra la igualdad. La sonrisa es símbolo de equilibrio emocional y espiritual.

Hay una persecución a quien demuestra ser diferente. Ser observado hoy es un aspecto central de ser en el mundo. El problema reside en que hemos creado una cultura narcisista y el narcisista es ciego a la hora de ver al otro y sin ese otro no puede producir por sí mismo el sentimiento de autoestima.  La técnica nos ha permitido cambiar el modo de comunicarnos, ya no es necesario estar físicamente cerca. Sin la presencia del otro la comunicación degenera en un intercambio de información. Las relaciones se reemplazan por las conexiones y así solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación; la comunicación global y de los me gusta solo consiente a los que son más iguales a uno; lo igual no duele. Hemos abolido la realidad, lo digital no pesa, no huele, no opone resistencia: pasas un dedo y cambia la pantalla.

Pero las emociones existen y algunas si persisten con el tiempo (como la ira, la tristeza y el miedo) pueden bloquearnos y generar enfermedades. Se sabe que las personas con problemas de hígado tienden a ser propensas a la ira y al mal humor, los problemas del corazón están relacionados con la violencia y la crueldad, la angustia y tristeza causan mal funcionamiento del páncreas y el miedo o la incertidumbre generan problemas renales. Un modo de luchar contra ello es sonreír. Puede parecer una tontería pero no lo es cuando sonreímos, el cerebro adquiere la sensación de satisfacción y emite vibraciones positivas en todo el cuerpo. De hecho, cuando estamos sonriendo se liberan neurotransmisores como la dopamina y la serotonina, que ayudan a relajar el cuerpo y bajar la presión arterial.  Además, la serotonina actúa como un antidepresivo. No es coincidencia que muchos de los antidepresivos en el mercado hoy en día no hacen más que actuar sobre los niveles de serotonina en el cerebro. Tampoco podemos olvidar que la sonrisa está relacionada con la glándula tiroides. El acto de sonreír aumenta la actividad de esta glándula, aliviando el estrés. No es sorprendente que un estudio realizado por la Universidad Estatal de Wayne haya encontrado que las personas que aparecen en las fotografías sonrientes viven más tiempo. La sonrisa transmite energía positiva, que tiene el poder de motivar, calmar, curar y generar bienestar.  La sonrisa es un camino a la felicidad. Es gratis, fácil y además, gratificante. Nos facilita la interacción diaria con los demás y nos hace más empáticos con los que nos rodean. Y además es contagiosa. Un estudio de la Universidad de Harvard demostró que cuando alguien está contento, la gente de su alrededor tiene un 25% más de probabilidades de ponerse contento también… aunque luego le critiquen por la espalda en cuando ha desaparecido el efecto hipnótico de la sonrisa. 

La sociedad masifica para poder crecer a un ritmo elevado. Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción. El capital necesita que todos seamos iguales. Vivimos en una época de conformismo radical hasta el punto de que la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; el mundo está al límite de su capacidad y no se coopera; se siente temor por los refugiados porque son vistos como una carga y con resentimiento. 

Nos falta tiempo siempre y para todo.  Necesitamos un tiempo propio que el sistema productivo no nos deja; nos hace falta un tiempo de fiesta, que significa estar parados, sin nada productivo que hacer, pero que no debe confundirse con un tiempo de recuperación para seguir trabajando; el tiempo trabajado es tiempo perdido, no es tiempo para nosotros y, curiosamente, ese tiempo lo creamos cuando sonreímos. La sonrisa nos hace disfrutar del momento, alarga el tiempo y lo convierte en productivo personalmente. ¿O no?


La provocación era clara: ¿sabemos sonreír? ¿Lo hacemos? Al menos en el tiempo de la discusión muchos notamos que si, que la sonrisa nos hacía disfrutar más del rato que estamos juntos en las reuniones mensuales. El saber llevarse la sonrisa a casa… es personal pero posible.




miércoles, 23 de mayo de 2018

Violencia filio-parental




Cuando no hay normas hay gritos.
(Ibrahim, S. Lerak, Cuaderno de notas)

La familia es aquello que se reúne para comer y beber y que el resto del tiempo no existe.
(Realidad social general)


La reunión del círculo trató esta vez sobre un aspecto que se lee pero se comenta poco: la violencia de hijos hacia los padres. Se conocen casos, se ven en la TV y se habla… efímeramente de ello. Nuestro ponente (jurista en ejercicio) nos dio su provocadora visión del tema.

Violencia filio-parental es la reiterada agresión física (golpes, empujones, arrojar objetos), verbal (insultos repetidos, amenazas) o no verbal (gestos amenazadores, ruptura de objetos) dirigida a los padres o a quienes ocupan su lugar. En general cualquier tipo de violencia repetitiva ya sea física o psicológica.

No usaré explicaciones simplistas del tipo "la violencia se hereda", "la violencia se aprende", "la violencia es reflejo de los cambios en la sociedad", pero tampoco hace falta ser un experto en la materia para saber que cuando un hijo pega a sus padres algo no anda bien en la familia y que hay malestares familiares y sociales que no somos  capaces de ver.  Si incluimos la educación fallida en la categoría de disfunciones podemos asociar cualquier violencia de este tipo a una disfunción familiar de una forma más o menos directa.

Aunque la violencia presenta su mayor gravedad en la adolescencia, se pueden detectar con anterioridad pautas que pueden indicarla en el futuro. Entre otros factores la sobre-exigencia hacia los hijos, la falta de  límites y normas y, en general, una incoherencia en la educación por parte de los padres. Muchos de estos adolescentes, de pequeños fueron diagnosticados con "trastornos de conducta" o "trastorno por déficit de atención e hiperactividad".  Sucede con mucha frecuencia en familias monoparentales. Parece que no es la familia monoparental en sí lo que eleva el riesgo de violencia, sino que lo es una familia monoparental constituida tras un suceso reciente que altera la estructura familiar (separación, divorcio, pérdida de custodia por uno de los progenitores, etc.). Es una violencia ejercida por adolescentes de ambos sexos y más frecuente en hijos únicos o primogénitos. Curiosamente la probabilidad de agresión desciende conforme al número que ocupa el agresor en el número de la fratría.

La sociedad actual vive un momento de mandato imperativo del goce, independientemente de que se pueda alcanzar razonablemente o no. Lo que forma la base del pensamiento es precisamente que todo es posible y que no debemos renunciar a nada. Y esto alcanza a los hijos. Queremos tener hijos pero sin hacer ningún esfuerzo laboral o personal. Niño no molestes es un dogma familiar intocable y dedicación es una palabra desconocida en lo que se llama educación. Algo que no nos debe extrañar ya que hay una real dejación de deberes educativos que se exige los tome la escuela como un deber más aparte de la instrucción. Desde hace unas décadas se han ido modificando profundamente las formas de todos los tipos de relación dando paso a una precarización creciente de los vínculos que cada vez son más individualistas y narcisistas. Se reclaman, en este nuevo discurso de la paternidad, a los hijos como un derecho indiscutible y natural de los padres, haciendo una peligrosa equivalencia deseo = derecho. De esta manera el hecho de tener hijos, en nuestra  sociedad se está convirtiendo en un objeto más de consumo. Un derecho que no considera el deber de una educación personal, familiar y por tanto propicia  la pobreza relacional, si es que llega a existir.

El rápido cambio del autoritarismo educativo a la no educación y a una educación demasiado permisiva o sobreprotectora donde se intenta compensar la falta de contacto con los hijos con regalos o aceptando todas sus exigencias y caprichos puede explicar, en parte, por qué los hijos se acaban convirtiendo con frecuencia en tiranos de sus padres. Saben que a base de insistir un “no es no” inicial acaba por ser un “toma, calla y promete” con una promesa que se puede romper en cualquier momento.

Si coincidimos en ello podemos preguntamos entonces si no se estará demonizando a los adolescentes conflictivos y agresivos, convirtiéndoles en el paciente identificado en lugar de a lo que causa este comportamiento.  ¿No será la violencia ascendente una forma de rebelión a este estado de cosas? ¿No será quizás una forma de reacción y subversión agresiva a la lógica hedonista y falta de normas? ¿No será acaso que los adolescentes, desde sus conflictos particulares, se erigen hoy como portavoces que denuncian todo un sistema social fallido y enfermo? No hace falta llegar a la violencia extrema, pero si pensamos en muchachas de 13 años vestidas demasiado provocativamente y muchachos de 14 con aires de macho alfa posiblemente veremos que no son ellos los culpables, sino la falta de valores, normas y límites en la sociedad actual.

El padre se ha ido convirtiendo en una figura más paritaria. Ya no es objeto de respeto, solo es por la fuerza del dinero y del confort que puede dar que se le hace caso. Todo es opinable y exigible en cualquier momento y de cualquier modo. El concepto de obligación por parte de los hijos está muy difuminado, tanto que ni se ve. No todo es negativo en esto, ahora ya no se  es padre por derecho sino que se ha de aprender el cómo serlo, bajo la atenta mirada de toda la sociedad.  Los padres de las jóvenes generaciones tendrán que manejar tres tipos de relaciones y ante todo construirlas: con una mujer madre, con los poderes públicos y con los hijos que ya no son, e indudablemente no volverán a ser jamás, únicamente suyos.

El uso del chantaje emocional por parte de hijos y padres puede dar lugar a brotes de violencia porque tapan la vacuidad de los argumentos usados. En unos casos porque no hay nada que ampare un deseo y en otros porque no hay normas que expliquen el camino a seguir para lograrlo. Si a esto le sumamos que la adolescencia es una etapa altamente conflictiva para el infante porque ha de encontrar por él mismo sus normas, sus valores y su camino, porque ha de organizar su vida y su psiquismo y que no hay estructura familiar para soportar esto se entiende mejor la explosión emocional de “todo es una mierda y se hace lo que yo digo”.  Hay una razón importante para ello, no la única claro, pero razón de peso. En la ausencia de familia y de peña de amigos, peña física, se buscan las opiniones en la familia virtual, la que se construye para subsanar la falta del entorno arropador. Y esa familia virtual apoya indefectiblemente al adolescente y le da seguridad en sí mismo entonando un claro “tú lo vales, tú lo mereces, tú lo puedes”, “exígelo”.

Para los padres esto supone una ruptura del status quo anterior que se resuelve normalmente con una mano de hierro cuando ya ha fallado la educación y la compensación con regalos. Ante dos mundos hedonísticos similares surge la lucha. Como en todas las guerras, nadie gana, todos pierden; pero lo malo es que es evitable en una sociedad que puede hacer una previsión de las necesidades y puede implantar valores mínimos. Lamentablemente esto requiere una previsión a largo plazo y la misma estructura de “aprovecha el ahora que la vida son dos días” impide una planificación que puede exigir  sacrificios a corto plazo. Si no se busca la durabilidad en los objetos que se compran ¿puede buscarse en algo más etéreo que es la educación y la pervivencia de la sociedad? El individualismo mata y el mensaje actual es “niño sé diferente”. ¿No es incoherente quejarse de lo que provocamos nosotros mismos?

La sobreprotección es también un arma muy afilada, lo vemos en los jóvenes que tienen baja autoestima, que sacan malas notas, que tratan con poco (o nulo) respeto a los padres y que claramente no muestran ilusión o iniciativa alguna que vaya más allá de las próximas 24 horas.  Estos jóvenes suelen sentirse presionados por todo, profesores, padres, ambiente e incluso hermanos. Suelen sentirse infravalorados. Se les exige que elijan y actúen pero cuando lo hacen los padres le enmiendan la plana y critican esa elección. Se les da una responsabilidad y en el momento de la verdad bajo la excusa del “es mejor para ti” se les sobreprotege y además se les anula su discernimiento y elección. En general los padres actúan de buena fe pero sin conocimiento y sin pararse a pensar en lo que realmente conviene. No renuncian a sus vacaciones si el alumno suspende todo. No hay enseñanza de sacrificio para lograr algo y las responsabilidades se trasladan fuera.

Ciertamente hay violencia en las familias y cuando estalla lo que hace es mostrar el fracaso social, no la indocilidad de los hijos; o al menos no siempre.


La discusión fue sin violencia pero muy larga, salieron varios casos particulares a debate y al final, todos nos llevamos a casa una parte de la responsabilidad para mejorar el entorno familiar, cada uno a su modo, pero con el objetivo de eliminar tensiones.




jueves, 26 de abril de 2018

Ibrahim S. Lerak




Algunas veces me han preguntado por Ibrahim S. Lerak. Alguien de quien cito con cierta frecuencia su "Cuaderno de Notas". Maestro y "padre de muchos", como indica su nombre, dejó un legado corto pero profundo. En el blog se citan varias historias de su "Cuaderno de Notas" y muchas anotaciones sueltas. 

Para quienes quieren conocerle más he reunido aquí algunas de las citas que he tomado de su Cuaderno y alguna otra obra. No hay orden en ellas, como no lo hay en las páginas del cuaderno en las que las anotaciones hasta se superponen a veces. 



El miedo es un agorero que se alimenta de confianza.

Volver al pasado nos defraudará. Siempre se recuerda más suave y más bello.

La muerte y el destino no son solo preguntas sin respuesta, sino también una obsesión de todos y cada uno de nosotros que nos acompañan toda la vida aunque no lo reconozcamos.

Una sociedad enferma  de egoísmo o se cura con educación desde la infancia o se convierte en una lucha de clanes sin sobrevivientes.

Hay tres enfermedades terminales: ingratitud, soberbia y envidia. Cuando te infectan acaban contigo.

Nos conviene que la historia sea ambigua para explotarla cada uno a su modo; si fuera unívoca no tendría capacidad educativa.

Nos tememos cuando no sabemos lo que se esconde dentro de nosotros. Ese temor nos hace vulnerables a nosotros mismos. Una preocupación que hace que los granos de arena se vean como montañas.

La distancia solo existe en la mente si hay voluntad.

Si siempre haces lo mismo, serás más rápido, pero no mejor, ganarás tiempo, pero no sabiduría.

30 monedas de plata se pagaban por matar accidentalmente a un esclavo. Una nimiedad. Por ese precio solo se traiciona por odio extremo o por amor.

Las mentiras con dolo son las únicas mentiras, las demás son simplemente buena educación.

La regeneración anímica mana de la fuente de la eterna juventud. No es fácil encontrar la fuente que está en nosotros aunque no sepamos verla. Quien es capaz de beber de ella no solo es joven sino que se comprende a sí mismo y se convierte en benefactor de los demás.

La esperanza no distingue clases sociales, pero en algunas vive más confortable.

Para ser genio has de tener un gramo de locura, para aceptar los dones de un genio es necesario tener un kg de locura o una visión clara de la vida.

Morir bien, como vivir bien son solo deseos si no se trabaja para ello y aun así ninguno depende realmente de nosotros.

Puedo hablar conmigo mismo, incluso hacer teatro, pero estando solo no puedo consolar realmente mi alma.

La libertad es una responsabilidad, no solo un derecho.

Solo conozco un tipo de refugiado: el del hambre.

Revisitar ideas es como releer un libro. Encuentras cosas que habías pasado por alto, otras aparecen como si las líneas hubieran sido escritas especialmente para esta lectura y algunas se ven amarillas y enmohecidas.

La tradición mantiene unida a la sociedad; si vas en contra de ella hazlo con la seguridad de que portas un valor positivo nuevo que puede sustituir al antiguo y que amplía límites sin romper las estructuras demasiado rápido.

No se suele cambiar de vida sin un empujón emocional, la razón es conservadora.

Nada hay tan dudoso como el concepto de bien universal.

El problema no es el acceso a la información, sino la importancia que le damos o nos transmiten de esa información.

Siempre hay un techo de cristal que hay que atravesar.

Cuando no hay razones para quedarse hay que buscar raíces para volver si quieres seguir siendo tú y no un implante marrano.

Los vendedores de humo no razonan, mueven emociones.

No basta ordenar, hay que saber tirar y renovar.

Vivimos la vida de los demás para no pensar en la nuestra.

La historia es un relato de los hechos, a veces imaginando sus causas pero nunca explicando los pensamientos que había detrás de las acciones.

Creamos a los héroes para parecernos a los dioses y pretender que el destino se puede torcer; pero olvidamos que ser héroe implica un fin generalmente violento.

Cuando te sientas culpable analiza si realmente lo eres, si lo eres aprende a pensar antes y si no lo eres, aprende a creer en ti.

Si la justicia es igual para todos, no es justicia.

Puede que realmente seamos dioses, pero sin escuela. Necesitamos aprender.

La estupidez funcional se instala al pensar en el corto plazo solo; al banalizar los problemas en aras de la inmediatez de la solución. Su resultado es la destrucción. Se encuentra en todas partes sin excepción.

La historia no juzga: condena o ensalza en función de los libros que sobreviven.

No excita más un "lo conseguí" que el "voy a intentarlo". 

No hay peor delito que el traicionar la confianza. 

El poder nos ciega y nos hace creer omnipotentes; cuando llega el último día es demasiado tarde para rectificar.

Conocerse a sí mismo implica un camino de perfeccionamiento, de hacerse mejor y adquirir conocimiento sobre la propia naturaleza y limitaciones, pues no podemos desarrollar nuestra naturaleza si no sabemos cuál es.

Creen algunos que seguir la novedad es símbolo de juventud, cuando en realidad la novedad debe sentirse y no seguirse. 

No debe la emoción rebasar a la razón sino coexistir en delicado equilibrio con ella.

No puedo evitar que exista el tiempo, pero sí puedo decidir en que lo ocupo.

La actitud no es como el maná, no cae del cielo ni es innata. Se aprende y se practica antes de convertirse en hábito.

Si las sociedades tienen diferentes valores, el concepto de felicidad es diferente para cada una de ellas y si las personas son diferentes, tanto la felicidad como el camino para lograrla es diferente para cada una de ellas.

Sin deseo no hay placer.




viernes, 20 de abril de 2018

¿Cuánto vales?



No todos los espejos devuelven la misma imagen. No creas a ninguno, haz el promedio porque siempre hay intereses detrás.

No excita más un "lo conseguí" que el "voy a intentarlo". 
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


En las reuniones del club de narizones suele hablarse del complejo producido por los prominentes apéndices nasales y su influencia en el carácter de las personas. Por ello se le invitó al orador que preparara su tema relacionado con ello. Como siempre su intervención dio pie a un amplio intercambio de opiniones. Puesto que era un tema de complejos creados el ponente habló de lo que valemos como personas. Esto es lo que nos dijo:

-- Hay varias historias que muestran que el valor es algo intrínseco. No la valentía, el valor, lo que vales. Hay un ejemplo  donde esto se ve claramente y que lo relaciona con un adolescente que está pasando por momentos muy duros. Lo típico: padre que critica severamente, madre que no toma partido, hermanos que se ríen de él y le usan de chivo expiatorio; aspecto poco agradable, lleno de acné juvenil, el caminar desgarbado y la voz en pleno cambio completa el cuadro. Nadie le toma en serio, por lo que se siente despreciado y su autoestima está por los suelos. Esta situación afecta a su rendimiento en el colegio. No presta atención en clase, no hace los deberes y suspende todo. Además como su actitud ha cambiado, sus amigos le dan la espalda, le critican y se burlan de él... hasta que un día... un buen profesor lo notó y decidió ayudarle.

Al terminar una clase le pidió que se quedara. De mala gana, se quedó mientras sus compañeros salían riéndose de él ya que suponían que iba a ser castigado. Un breve silencio generó un poco de tensión entre el profesor y el joven. Entonces, lentamente el profesor sacó un billete de 500 euros tan nuevo que todavía no había sido ni doblado. Los ojos del alumno empezaron a brillar y él a sentir curiosidad

¿Lo quieres?¿quieres que te de este billete?  --dijo el profesor
- Si – respondió el joven con voz baja y dubitativa
Tómalo, es tuyo.
Pero cuando el joven se levantó de su asiento para tomar el billete, el profesor continuó:
- Espera un momento, déjame hacer esto –dijo mientras arrugaba el billete una y otra vez– Ahora si es tuyo, ¿todavía lo quieres?
- ¡Claro que lo quiero! – contestó el joven con cara de extrañeza.
- Se me olvidaba algo –replicó el maestro mientras dejaba caer el billete para pisotearlo repetidamente– Creo que así estará mejor ¿todavía lo quieres? –dijo mientras lo recogía del suelo.
- Por supuesto – dijo el joven.
- Ah, casi se me olvida lo más importante –volvió a interrumpir el maestro– mira lo que hago ahora y ante la mirada de asombro de su alumno comenzó a escupir el billete una y otra vez hasta que tuvo un aspecto baboso y desagradable. Finalmente lo tomó con mucho cuidado por una esquina y levantándolo en dirección a su alumno le dijo:
Ahora si es tuyo, ¿Todavía lo quieres?
- Sí, por supuesto que lo quiero – contestó con voz fuerte y determinación. 
- ¿Pero, porqué lo quieres si está todo arrugado, pisoteado y hasta escupido?
Por qué a pesar de todo siguen siendo 500 euros– contestó de inmediato el joven.
 - Has aprendido bien la lección, ahora aplícala a tu vida– igual que el billete, cada uno de nosotros tiene un valor que nadie nos puede arrebatar. Tu valor como persona, como ser humano, no va a cambiar si otras personas te maltratan, te humillan, te desprecian o te agreden o si no creen que estás a la altura de lo que esperan de ti.  Sin importar lo que te hagan o lo que otros piensen de ti, tu valor seguirá siendo siempre el mismo. Pero depende exclusivamente de ti que te des cuenta de todo lo que en realidad vales, de todos los dones que tienes, de toda la energía positiva que vive dentro de ti, de toda la capacidad que tienes para dar y amar.

No le prestes atención a las opiniones necias y desfavorables de quienes te rodean. Un día despertarás y te darás cuenta que en realidad tu vida es invalorable. Empezarás a preocuparte menos por lo que otros piensen de ti el día que te des cuenta de lo rara vez que esos otros piensan en ti. Tampoco quieras ser perfeccionista, es una tendencia actual, casi exigencia que puede ser extremadamente dañina porque alimenta el miedo y la duda, llegando incluso a paralizarnos o crearnos estados de angustia. 

El profesor continuó hablando sobre las virtudes y aspectos positivos que él veía en su alumno.  La cara del joven había cambiado por completo, su postura encorvada se había enderezado, sus ojos volvían a brillar y cuando salió, lo hizo con la actitud de quién está dispuesto a conquistar y comerse el mundo. 

Para muchos, el David de Miguel Ángel es la obra mejor esculpida de todos los tiempos. No todos recuerdan que la escultura nació de un enorme bloque de mármol que se había quedado en el patio de obras de la catedral de Florencia, después de que un artista hubiera hecho dos agujeros y haber sido incapaz de convertirlo en algo más. Se consideraba inservible a pesar de ser de gran calidad. Miguel Ángel supo ver lo que había dentro y sacarlo a la luz. A veces necesitamos que alguien vea en nosotros un valor que los demás no saben apreciar, pero una vez descubierto se brilla con luz propia independientemente de que a los demás les guste o no porque el timón de nuestra vida lo llevamos nosotros y no los demás salvo que seamos masoquistas y nos complazca el sufrimiento, que es algo opcional y no una imposición.

Del mismo modo que el enemigo de la vida no es la muerte sino el desaprovechamiento, el enemigo de no creer en nosotros mismos es el dar la capacidad de juicio a los demás y no creer en nuestra manera de ser y sentir. No hay que menospreciar a los demás, solo hay que ponerles en su sitio, no como eternos e implacables jueces. Es cierto que no somos buenos en todo, ni tan solo en lo que nos gusta, pero es que para ser bueno en algo -salvo que seas superdotado- hay que estar dispuesto a ser malo en eso durante un tiempo. Que no es fácil está claro, tampoco lo marinos aprenden a ser hábiles en aguas tranquilas. Si quien critica es marino experto, analicemos y aprendamos, si es alguien que critica desde el puerto dejemos que el viento se lleve las palabras.

Que dudemos de nosotros mismos a veces está bien. No se avanza si no pasamos una crisis, pero no debemos dudar continuamente de nuestro valor. Si lo hacemos...tenemos que reconocer que hay un problema que no hemos resuelto y ponernos urgentemente manos a la obra en la solución. Posiblemente necesitemos a alguien de fuera, incluso a un desconocido, pero no debemos postergarlo. Nos jugamos la felicidad. Nadie puede ser feliz si no está bien consigo mismo. Es imposible, solo hay remedos y sucedáneos de un amor efímero porque siempre choca con la duda sobre nuestro propio valor.

¿Podemos hacerlo? Sin duda. No hay más que preguntarle la hora a un ciego y ver que se equivoca de bien poco. Siempre podemos percibir las señales del entorno para entender y saber, aunque para ello haya que renunciar a algún sentido y en este caso al "pobre de mí que no soy nada, no sé, no puedo,.." etc.
La duda es lícita, la inacción no.


Como siempre la polémica estuvo servida. Fue larga y fructífera. La verdad es que sirvió para que más de uno se diera cuenta de que los demás son los espectadores de nuestra vida, pero nosotros los actores.

viernes, 30 de marzo de 2018

Trust



No hay peor delito que el traicionar la confianza. 
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

Einmal ist keinmal, zweimal ist einmal zuviel.
(Proverbio alemán)

I will put my trust in Him.
(Hebrews 2:13)



The last session of the nosers' meeting was what we call a white session. There is no prefixed item for the speaker and his intervention deals about a topic that is chosen by the audience five minutes before. This time the selected item was trust. Up to the orator to decide how to develop the subject and provoke an interesting discussion after. 

-- Well there are many examples of what trust implies and many expressions that show that trust can be lost in one minute after years of building it. But in fact is all so, also life takes years and is lost in one second. But there are two general points that concern trust. The first is that there is no rule, no low that explains how to gain somebody's trust. What for Jack is a clear sign, for Peter is exactly the opposite. So, how is trust gained?, can we even think of something that shows the other that we are trustful? 

The second point is that unlike to other things trust can't be totally rebuilt. Many gurus explain that it is not so, that good behavior and patience bring trust back to the level it was. I'm afraid this is not so. Let me show it: (here the lecturer asked one of the persons of the audience to take a dish that was under the bottle of water on the table) "Please throw it strong on the floor." (the person did so) Now see, your action has broken the dish is several pieces. "Can you please say sorry to the dish?" (the person did so). Is the dish recreated by your saying sorry? No, you see it. Sorry is not a magical word. True, we can recompose the dish with patience and do it carefully and well... but we always will see and know it was broken. With the time we may forget how it was broken, but the dish will never be the same as before. 

But let me come back to the first point. How do we lose trust? Clear: doing something that the trustee considers negative, even if we do it with all our best willingness to please. This was the case of the right hand of Theodoric the Great. As most of the Goths was not catholic but Arian. One day his collaborator wanted to show him how much he was disposed to do for him and changed his religion from Roman Catholic to Arian. The reaction from Theodoric was not to be happy and say how nice, but to let him executed. The reason was simple he said: How can I trust somebody that betrays his god to please me? I can never be over his god, so, I can't expect his loyalty. And this is the point. We lose trust not for the actions we do but for the expectations the others have on us. Is quite different. And important.

If we really want to gain trust we have to do a couple of things. One is to be coherent to what we say we are, feel and want. If by any reason is there a change we must be not only able to explain it... but do it before we are questioned. The other is also easy in theory... we have to keep the same attitude to the others no matter what is changing in our personal life. Only who keeps the same thought in a party and in front of a firing battalion can be trusted

If the lost trust can't be rebuilt what is the use of sorry and forgiveness? Well , sorry expresses the personal apology of the actor. In itself doesn't change anything, shows only the will not to do it again if possible. Forgiveness ... is a completely different item. It won’t change the past but allows to continue and influence the future. Forgiveness consists in a voluntary change of the immediate reaction of destructing behaviors directed against who has caused the damage by other constructive one. 

Forgiveness is not a single act which is made in a given time, is an on-going process to be completed over time. Forgiveness is a task of several levels. The first: to stop destructive behaviors (as stop to seek revenge or justice, complain to everyone, consciously want evil to the perpetrator, pray that it happens something wrong to him, etc.). The second: to conduct positive actions towards it. Forgiveness, if there are positive responses by the forgiven, can also restore confidence in the aggressor. But confidence is not exactly trust and it takes long time, right? 


The speaker stopped here, letting us discuss about trust, confidence, sorry and forgiveness. Was --as usual-- a long discussion in which we all were confident that we would be forgiven for telling clearly our thoughts and that no trust was lost to anybody as expressing own ideas needs no sorry behind. 



jueves, 22 de marzo de 2018

Endiosamiento


El endiosamiento me parece un lugar muy incómodo. 
(Alejandro Sanz)

Así pues, tengamos a los hombres por servidores de Cristo, y administradores de los misterios de Dios. Una cosa es creer a Dios y otra cosa es creer en los hombres; a veces la iglesia invierte más tiempo en estar exaltando la imagen de un hombre que al mismo Dios.
(I Corintios 4: 1-2)

El poder nos ciega y nos hace creer omnipotentes; cuando llega el último día es demasiado tarde para rectificar.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


Me llamó S.M. y me invitó a un largo paseo por los jardines reales. Iba S.M. taciturno y al preguntarle que le preocupaba me dijo que temía perder el sentido del deber real y ver solo una parte de la situación. En su entorno todo eran parabienes y pocas veces había una voz discordante que se mantuviera en el tiempo como para ser tenida en cuenta. Me preguntó como le veía yo. S.M. me permite siempre expresar mi opinión franca como buen albardán y por tanto descarado.  

-- Majestad, Vespasiano fue un hombre austero, de modesto origen que se reía de los aduladores que le inventaban una noble genealogía. Sin intención de ser considerado un dios  el Senado Romano le deificó muy a su pesar. Los políticos no dejaban de lisonjearle y alabarle, a lo que él contestaba: Me parece que poco a poco voy dejando de ser un hombre y me convierto en deidad

Poco a poco se van convirtiendo en deidad quienes se alejan de la realidad, sea queriendo o sea por su oficio. Sin un contacto periódico con el pueblo o con los colaboradores de a pie no se puede decidir cuáles son sus preocupaciones, ni inferirlas de unas estadísticas que siempre tienen algo de partidistas y que no son realmente significativas por cuanto las preocupaciones también se ponen de moda. Los medios de comunicación son grandes maestros en informar y en desinformar; su veracidad siempre es a medias y depende del interés que haya detrás. Tanto los eremitas que a los ojos de la población se convierten en santos como los gobernantes de pueblos y empresas hablan de unas visiones alejadas de la realidad. 

A fuerza de ver solo el futuro y de querer el bien general se actúa en contra de lo que verdaderamente importa. De poco sirve hablar de montar una industria de satélites a un pueblo que aún va en burro y diligencia. Hay un doble problema: por un lado quien no opina igual se ve como enemigo personal y por el otro se pierde la capacidad de disentir. Por eso la renovación de consejeros ha de ser obligatoria. Un buen método para mantener lejos a los aduladores  es no asegurar a nadie una estabilidad "por los servicios prestados" más allá de la que tiene cualquier ciudadano trabajador. No se ve la pobreza igual comiendo langosta que migas de pan aunque sea  cinco veces al día, ni son los intereses y preocupaciones los mismos. Todos hablan por boca de ganso, unos por ignorancia y otros por falta de conocimiento. El gobernante y el dirigente pueden tener mil ideas buenas pero han de tener a alguien al lado que filtre las solo realizables. Si no existe esa figura quien manda solo ve sus ideas. Churchill fue un líder incontestable en la conducción de la guerra y de la diplomacia, pero en más de una ocasión demostró ser un estratega deplorable con planes improvisados y proyectos irrealizables. 

No hay nadie capaz de decir con certeza lo que es. Nadie sabe a qué ha venido a este mundo, a qué corresponden sus acciones, sus sentimientos, sus pensamientos, quienes son sus prójimos más cercanos y por tanto no puede pretender ser alguien mejor que los demás y estar por encima de ellos. Aún así, el tiempo prolongado que permite imponer la voluntad modifica la esencia y poco a poco se va dejando de ser hombre par ser deidad, como decía Vespasiano.

Majestad, quien no está en contacto directo con el pueblo es como aquél gigante del sueño de Nabucodonosor. Tiene la cabeza de oro, torso de plata, caderas de bronce y pies de barro. Tanto peso y diferencia acaba con la estructura. No se aguanta lo que no soporta la base por muy de oro que sea la cabeza o iluminado el torso que se alimenta del cerebro y lo retroalimenta. 

Se fue S.M. sonriendo y cuando S.M. sonríe de esa manera es que habrá una nueva ley. ¿Se autolimitará el reinado como ya hiciera antes el papa con el pontificado? El tiempo lo dirá, aunque puede que empiece por el torso de plata.
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