sábado, 20 de junio de 2015

Buzón de ideas





Las ideas, como las pulgas, saltan de un hombre a otro; pero no pican a todo el mundo.
Stanislaw Lem (1921-2006)  Escritor polaco.

Las grandes ideas son aquellas de las que lo único que nos sorprende es que no se nos hayan ocurrido antes.
Noel  Clarasó (1905-1985) Escritor español.

Un hombre con una nueva idea es un loco hasta que la idea triunfa.
Mark Twain (1835-1910) Escritor estadounidense.



La crisis actual, esa que llevamos arrastrando desde hace años, tiene una consecuencia positiva y es que alienta que muchas ideas mantenidas en suspenso afloren y sean expuestas a la crítica y se discutan. Obviamente ideas prácticas relativas al ahorro  sea éste monetario, energético o de esfuerzo.No es que no haya ideas en general, pero la necesidad agudiza el ingenio en todos los campos; por ello hay más inventos registrados en época de crisis que en tiempos de bonanza y además son inventos más baratos de producir por cuanto requieren menos investigación. Son ideas prácticas que lamentablemente no suelen tener gran difusión, precisamente porque su creador es un particular golpeado por la crisis sin capacidad financiera para dar a conocer su invento.

En la reunión del círculo del mes pasado se comentó someramente este tema y se propuso un concurso de ideas para mejorar la vida en general. Fue el presidente del círculo quien se encargó de recibir las propuestas y seleccionar la que a su entender podía tener mayor impacto. En la reunión de este mes se comentó y analizó la idea ganadora: un método para ahorrar energía de modo significativo.

Fue Antonio quien ganó de calle, expuso su idea y su recomendación genérica "al gobierno de la nación": 

Todos sabemos que la energía ni se crea ni se destruye, solo se transforma. Es uno de los principios fundamentales de la termodinámica. También sabemos que las ondas son portadoras de energía, una más y otras menos. Lo vemos en el microondas de casa cada día. Además sabemos que en la mayoría de los sitios hay ondas que nos atraviesan, las de radio, las de televisión, las cósmicas... y todas llevan energía. Imaginemos un sistema por el cual una onda incide sobre una membrana que vibra cuando choca con ella. La vibración se puede convertir en energía actualmente. Es decir, podemos tener una caja negra con una o varias membranas que vibren al chocar las ondas y conviertan la energía de la onda en energía eléctrica. Real y posible, incluso actual. ¿Problemas que pueden plantearse? Básicamente dos uno legal y uno práctico. El legal: la caja negra no se enchufa salvo a la pila a la que transmite la energía, pero se alimenta de ondas existentes y emitidas por otros (Radio, Televisión, Extraterrestres, lo que sea). El emisor de la onda puede reclamar que es "su" onda que él la produce y que cualquier uso con ella solo él puede autorizarlo. Parece lógico... salvo que la mayoría de las ondas son gratuitas. Ni radio ni televisión cobran salvo los canales cifrados. Por tanto su uso es libre. Tampoco hay un efecto sumidero por el que se debilite la señal del vecino, así que parte legal resuelta. Me consta, lo he estudiado. Tema práctico: si hay poca energía una pila tardará en cargarse y se vaciará antes de que se recargue, por tanto buena idea...inútil. Claro que si hay muchas pilas o una de capacidad suficiente esto se resuelve. Y está resuelto. Una modificación ligera de la batería de Tesla lo resuelve. Está prevista para almacenar energía de origen fotovoltaico y alimentar una casa... Es decir es un tema menor; cierto, pero menor. 

En el tiempo en el que he estudiado este tema han salido dos inventos que confirman que se puede hacer y que solo estamos a un paso de ello. Ambos ejemplos se centran en la carga del móvil y son muy muy significativos.

Los investigadores del instituto de tecnología de Georgia (EE.UU.), han desarrollado una membrana que permite recoger las ondas del sonido y generar electricidad. Está fabricada en un tipo de papel capaz de convertir la potencia de la voz en electricidad, para ofrecer una intensidad de potencia de 121 vatios por metro cuadrado. Dicho de otro modo: podemos cargar el móvil a gritos ... o simplemente poniéndolo delante de la tele o radio en marcha (o algunos bebés que gritan muy alto).

Con un láser se crea una rejilla de microagujeros en dos membranas, una recubierta de cobre y la otra de teflón. A medida que las ondas de sonido vibran, las dos hojas entran en contacto, lo que genera electricidad. Es un proceso sencillo, podría decirse que es similar a crear electricidad estática al frotar un globo con el cabello o un jersey de lana. Aunque también es cierto que la electricidad generada no podrá cargar el móvil tal y como lo hacen los cargadores que van enchufados a la corriente, ya que el proceso es más lento, si que aumenta la carga de la batería. Los creadores de la membrana que carga el teléfono a gritos aseguran que este invento se puede emplear en una variedad de aplicaciones para usar la energía del sonido. Por ejemplo, la técnica puede ser utilizada en aparatos portátiles, equipos militares, en motores a reacción e incluso en futuros implantes en el oído humano.

Como veis. el principio es el mismo. Solo que mi idea es multifrecuencia. El otro ejemplo está ya disponible: la carga del móvil por wifi. Esta nueva tecnología recargaría las baterías de los terminales  sin necesidad de conectarlos a la corriente.  El sistema se basa en la recarga mediante el uso de las conexiones wifi que existen alrededor. Según este sistema, las baterías dependen únicamente de las ondas electromagnéticas. En la Universidad de Duke (EE.UU.) utilizaron  conductores de cobre y fibra de vidrio para  aprovechar la energía de las redes inalámbricas.  Los dispositivos son capaces de recargarse mediante el uso de emisoras de radio, telefonía e incluso televisión. Aunque la potencia es muy baja, los investigadores han  podido generar una corriente continua de 7 voltios (el cargador USB genera 5 voltios), mejorando así otros sistemas y logrando una eficiencia del 37% al convertir dichas ondas en energía. Esta nueva tecnología tiene un funcionamiento parecido al de los paneles solares. Sin embargo, en este caso son las ondas las que se convertirían en energía eléctrica. Según palabras textuales de los desarrolladores Es posible usar este diseño para muchas frecuencias y tipos de energía, incluidos vibración y sonido.” Además de servir para la recarga de baterías electrónicas, también puede usarse para extraer energía de las redes wifi. 

Hasta aquí la idea, simple y relativamente fácil de llevar a cabo. ¿Que falta? Darla a conocer y que "alguien" ponga medios o contactos. Por ello me atrevo a hacerle una recomendación a los gobiernos: la creación de un "Buzón de Ideas". Un organismo pagado por el estado al que todos los ciudadanos se puedan dirigir y exponer las ideas que tienen para la mejora o creación de utensilios o tecnología. Fuera de las universidades y centros de investigación, actuaría como un vivero de ideas. Se contrastarían la viabilidad y el coste (aparte de la oportunidad) y se avanzaría más rápido en conseguir un estado de bienestar sostenible. Obviamente hay que tratar el tema confidencialidad, propiedad de la idea etc., pero si de ese buzón de ideas sale una que da pie a una nueva idea o sistema que revolucione la técnica actual se justificará la (escasa) inversión que significaría la creación del "Buzón de Ideas". 

Como el círculo no es una entidad social registrada no puede promover la idea de Antonio, así que este secretario amanuense se limita a tomar nota de ella y dejar constancia de su existencia en este momento en el que nadie ha caído en hacer algo tan fácil.... aunque no se tarde demasiado. 

No se tardó demasiado en saborear el exquisito guiso y el postre que se nos ofreció como colofón. Salimos todos entusiasmados por la idea y por la cena. 


viernes, 5 de junio de 2015

¿Quién es albardán?





Esbozo de la personalidad del albardán, tan a vuela pluma que por no ser no es ni de él. ¿O sí lo es? Y si lo es ¿se repiten las personalidades o quien se repite es el interés por la vida?

“Dame un tiempo una situación social y una geografía con ello te cuento la vida de quien quieras, sabiendo que cada época tiene su verdad y sus valores." Así lo creyó Dilthey y así es si así os parece.


Muchos han intentado definirme, describirme, limitarme. Amigos, enemigos, colegas y conocidos. He escuchado, he callado, he sonreído. Llegado a la mitad de la vida probable tras innumerables pruebas y una larga cuarentena de soledades, creo conocerme mejor que los demás por muy cercanos que se crean.

No soy hombre de acción ni soy filósofo. Me gusta la historia pero nunca llegaré a ser ministro; me atraen las teorías, pero nunca crearé un sistema. No soy ni un negociante ni un santo. Deseo el dinero por la libertad de movimientos, pero no tengo el valor de dejar el resuello para conseguirlo a cualquier precio; envidio a los grandes renunciadores de la vida, pero no creo ni en los mitos ni en los paraísos. Hay en mí solo dos actitudes que pueden resultar interesantes para los demás –en medio del retorcimiento de salud y de enfermedad, de bondad y de maldad que solo a mí me interesa-.

Yo soy, para decirlo en dos palabras un poeta y un destructor, un fantasioso y un escéptico, un lírico y un cínico. No es fácil describir cómo pueden encajar en mí estas contradicciones y, sin embargo, es el fondo de mi espíritu. A veces soy un sentimental que se conmueve en la noche solitaria apenas trasciende de la cerrada persiana un simple acorde de música romántica arrancado de un piano; un niño que rebosa ternura cuando mira al cielo color niebla, sin el consuelo de una nubecilla para jugar con ella; un desgraciado que se siente lleno de amor por un viejo desconocido, por un amigo emigrado a la casa sin puertas ni ventanas, por una flor cortada, por una mansión cerrada.

Otras veces, en cambio, me convierto en lobo hobbesiano cuyos colmillos precisan morder y desgarrar. Nada es sagrado para mí: ni la grandeza de los antepasados, ni las glorias cimentadas a través de los siglos, ni las verdades consagradas por experiencias milenarias, ni la santidad de las leyes, ni la terribilidad de los códigos, ni los axiomas elementales, ni la moral establecida, ni los lazos de afecto más profundos.

Yo quiero revolverlo todo de arriba abajo, modificar las creencias, mostrar la parte horrible de cada fachada, los motivos mezquinos de cada grandeza, la ceguera de los prudentes, la infamia de los moralistas, la razón de los cautivos, la grandeza de la nada. Me gusta hacer dudar de todo, roer, ofender a veces para provocar, alzar velos y evidenciar los cadáveres. Me complace ser sofista para mostrar la vacuidad del pensamiento del contrario.

Pero tras esa furia devoradora vuelve a aparecer el optimista que ve la parte positiva de la revolución, el fantasioso que imagina sucesos imposibles y que proyecta en el cómodo espejo de la imaginación los deseos más alocados, los sueños que han de convertirse en realidades. Sueño el sueño para convertirlo en tangible. Tomo de la vida la proporción real para agigantarla en los sueños que proyecto.

Entonces me asedian las aventuras, las posibilidades, las mil personalidades en mí y veo un mundo nuevo que me turba e inquieta en los largos períodos en que soy, como los demás, burgués y realista; un mundo que tiene en sí fragmentos y luces de profunda verdad, pero que no es el mundo que creemos conocer. En él, en mi mundo me muevo con soltura. No quiero aceptar el mundo de los otros y en esa obstinada actitud mía están bien avenidas mis almas contrapuestas. Me niego a aceptar el mundo tal cual es, y por eso trato de rehacerlo con mi fantasía y mi reducida acción, o de cambiarlo poniendo en evidencia las falsas morales y proponiendo los temas que a todos nos afectan en la vida. Lo reconstruyo o trato de modificarlo con mis teorías o con mis escritos, dos esfuerzos aparentemente distintos pero concordes y convergentes.

Tal como soy me siento una fuerza creadora y disolvedora, con derecho a tener una misión y sentirme insatisfecho por lo que me rodea. Solamente los imbéciles convencidos de por vida de su propia imbecilidad pueden declararse en total armonía con el mundo. Quien intente removerlo, animarlo, para vivir, incendiarlo en mayor o menor grado, renovarlo y acrecentarlo tiene el derecho a la libertad de hablar y atizar conciencias dormidas. Cada uno de nosotros tiene necesidad de no creerse totalmente inútil incluido yo. Yo vivo y obro sabiendo que toda mi vida y mi acción se hundirán en la nada, pero reivindico mi derecho a ser San Manuel (bueno y mártir), Sócrates o Torquemada para ayudar a los demás.

En un mundo donde todos piensan únicamente en sexo, en comer y en el dinero, en divertirse y en mandar, es necesario que de vez en cuando haya quien refresque la visión de las cosas, que haga sentir lo extraordinario de las cosas ordinarias, el misterio de la trivialidad, la belleza de la basura. En medio de una casta infinita y potentísima de esclavos de la opinión y de la tradición, de pedantes parásitos y sofistas predicadores de viejas leyendas, de defensores de amarilla ciencia, de carceleros de prisiones moralizadoras, de papagayos pertinaces de todas las antiguas normas y de todos los lugares comunes, es necesario un despertador nocturno incendiario de buena voluntad y visión positiva, que haga pensar para dejar sitio libre en las mentes llenas de viejas historias y que haga nacer la duda en las mentes vacías que solo aguantan el pelo.

Lo decía Dilthey, tanto da que se llame Giovani Papini como albardán, la época los marca y ellos se juntan en los sueños y espían al mundo.