sábado, 24 de octubre de 2015

¿Ser educado es ser tonto?




La consideración vale más que la gloria.
(Anónimo) 

Los ejemplos instruyen más que los consejos.
(Saint Evremond)


Meditaba Su Majestad acerca de la situación de su pueblo y como es habitual se hizo pasar por simple ciudadano. Viajó en metro, autobús y en coche. Escuchó, anotó mentalmente los temas que movían a sus súbditos y volvió a palacio. Tuve el honor de que me llamara a mí, su fiel bufón, para descargar sus preocupaciones por lo que había visto y oído. Me preguntó directamente si la educación era una tontería o una entelequia. De todos es conocida la reacción visceral que tienen los monarcas y gobernantes ante quienes no saben responder como ellos esperan, así que tanteé el terreno antes y le pedí que me pusiera unos ejemplos de lo que le había llamado la atención para interrogarse acerca de la educación.

Me miró incrédulo, ¿cómo no iba yo a saber lo que ocurría, yo que estaba en contacto con nobles y plebeyos? Así que antes de que SM compartiera conmigo lo que había visto, le dije que la historia se repite y que era hora de recordar a Floridablanca. Su mirada interrogativa me hizo seguir:

Majestad, hay que producir un sistema de educación y transmisión de valores diferente al que está establecido ahora. Hay que educar al pueblo pero ha de ser de arriba a abajo, no permitir la revolución de abajo a arriba que es lo que ocurrió en Francia. Pero sin caer en la tentación de la Ilustración: "todo para el pueblo, sin el pueblo", al contrario "todo por y para el pueblo", como quiso hacer el conde de Floridablanca. Si dejamos al pueblo tomar las riendas, jamás dejarán de pagar a un jugador de fútbol o un deportista de élite los millones que niegan a la cultura. El pan y circo lo propone el gobernante, pero lo consume ávidamente el súbdito porque en su vida cotidiana no tiene mayores alicientes que sean repetitivos, excitantes y puedan compartirse y discutirse. ¿Qué valor tiene saber astronomía cuando todo es predecible? ¿Qué valor tiene invertir en pintura o escultura o fomentarlo si las normas son subjetivas y no discutibles? Si para gustos los colores no admite discusión y carece del ser repetitivo...¿que tensión descarga la cultura? No dejará el pueblo de cubrir de oro a quien le hace soñar y con quién se puede identificar saliendo de sus miserias por un rato. Ni las amas de casa dejarán de soñar con salir de los fogones y ser aquella noble o espabilada vividora que luce su incultura sin tapujos.

Hay que ser conscientes de los malos momentos económicos también Majestad. Seguro que habréis observado yendo en coche que los fabricantes de de coches del reino ahorran en lo posible, los coches, especialmente los de gama alta, ya no tienen intermitentes, los pobres conductores tienen que girar de golpe y sin avisar porque ya no están incluidos en el equipo básico. Algunos tienen todavía un cenicero, mínimo, de tan poca capacidad que el conductor se ve obligado a vaciarlo a menudo en la calle y tirar la colilla por la ventana, ya que no le cabe en el cenicero. ¿Qué os diré de los aceleradores que no hayáis observado? El bajo precio del material hace que se bajen calidades, que se enganchen y cuando el prudente conductor quiere frenar si le pasa alguien, sucede lo contrario, el coche acelera al quedar trabado el acelerador y se dispara como huyendo del sastre.

El cambio climático también interviene en lo que sufre el pueblo. Cada día hace más calor, las zonas tórridas se desplazan, la desertificación avanza, ¿cómo en estas circunstancias podemos esperar que no se mire como a un intruso y enemigo a quien entra en un local y saluda diciendo buenos días?

No voy a hablaros, Majestad de ser férreo en costumbres ancestrales, la sociedad evoluciona y hemos de entender que no se ceda sitio a los ancianos, embarazadas o personas mayores en metros y autobuses. En vuestro reino todos los ciudadanos tienen el mismo derecho, tanto da que sean jóvenes o mayores. Y si los mayores o las embarazadas viajan ya saben que no tienen más derechos que otros.  Sin embargo Majestad, si debo haceros notar  que la industria del calzado debe ser revisada. Posiblemente la crisis ha obligado a rebajar la resistencia de los materiales en el calzado del pueblo y es un material blando que se desgasta mucho con el uso diario. ¿Habéis observado que los jóvenes ponen los zapatos sobre los asientos que tienen delante? Deben reposar las suelas sobre algo blando, que la dureza del asfalto y el cemento destroza el calzado y es necesario cuidarlo al precio exorbitado que se paga por él.

Iba a proseguir cuando SM me indicó que parara y me dio venia para retirarme. No llegó a preguntarme más. Esta vez fallé, no le hice reír como habitualmente y al irme le vi con los ojos llorosos. No debí hacer como Wei Zheng con Li Shimin, mejor hubiera sido dejarle con su ilusión de buen gobernante.

sábado, 10 de octubre de 2015

El viaje





Hay tres enfermedades terminales: ingratitud, soberbia y envidia. Cuando te infectan acaban contigo.
(Del Cuaderno de Notas de Ibrahim S. Lerak)


En la última reunión del club de los narizones se habló, una vez más, de las expresiones coloquiales que aluden al único órgano que sirve para el olfato. Como todos somos de nariz prominente una de las primeras expresiones que se comentó fue la de asomar las narices, algo que alude a cuando se fisga. Meterse en la vida de los demás, observarles y criticar es algo común a todos y parece que nosotros tenemos más números para ello. 

Nos contó el ponente una historia relacionada con esto, con asomar la nariz en la vida de los demás y lo instructivo que fue para él cuando solía ir en autobús en los desplazamientos por la ciudad:

Tuve la suerte de que desde mi casa hasta la oficina había una línea que me llevaba de puerta a puerta. Con un horario bastante regular los que íbamos a la misma hora en el mismo autobús nos conocíamos de vista y nos saludábamos con un reconocimiento de ojos o inclinación de cabeza. Algunos leían, otros arovechaban para dormir un poco más y otros mirábamos curiosos como cambiaba la ciudad o cómo despertaba; a mi me llamó la atención una pareja mayor, cada día sentada en la parada del autobús siempre con la misma maleta desvencijada y de largo recorrido. Verles esperar diariamente el autobús con la maleta me llamó la atención. No podían ir de viaje cada día y llevar una maleta en lugar de una bolsa... no dejaba de ser curioso. Así que les observé e incluso inventé una razón banal para llegar tarde al trabajo algunos días. Primero miré que línea de autobús cogían. Mayor misterio, cada vez era una diferente. Luego me fijé en como iban vestidos, siempre sencillos pero elegantes. Me fijé en sus caras sonrientes, en sus manos juntas y en la mirada valiente de quien sabe que lo que hace está bien y lo encara aunque no le guste. 

No resistí mucho tiempo, llegué a obsesionarme con una cosa tan estúpida como era querer saber a dónde iban y que secreto guardaban; así que un par de veces subí al mismo autobús que ellos, cada vez una línea diferente y hasta el final del recorrido. Creo que fue en la cuarta o quinta o incluso quizás la sexta coincidencia que hablé con ellos y les pregunté abiertamente a dónde iban, por qué cada día un destino diferente y siempre con la maleta. Me miraron complacidos, sin sorprenderse y suavemente, amablemente, me contaron su historia. Omitiré mis preguntas y mis caras, lo entenderéis sin que os lo cuente:

"Mira hijo -- dijo ella-- con frecuencia, algunos buscan la felicidad como se buscan los lentes cuando se tienen sobre la nariz. Nosotros la llevamos en la maleta, es la que nos da vida y esperanza. Vivimos en casa de nuestro yerno y nuestra hija; no tenemos ya nada más que años. El resto lo dejamos por el camino para que ellos viviesen mejor que nosotros. Los dos trabajan y necesitan su espacio. La casa es pequeña y muchas veces molestamos. Así que cada día nos vamos de viaje. Juntos, porque la soledad es tan terrible que hasta Dios tuvo que tener un pueblo escogido para que le hicieran caso y no estar solo. Nos hacemos mayores, los dos soñábamos con vivir mucho tiempo juntos y la realidad es que envejecer es el único medio que se ha descubierto para vivir mucho tiempo, pero no te hagas ilusiones. Se paga, como todo. Solo que ésto se paga con achaques y visitas al matasanos.

Cada día cogemos la maleta que nos acompañó toda la vida, en todos los viajes, que se mojó con lágrimas de alegría y de dolor. Nos vamos con ella, contiene las esperanzas y las ilusiones. No, no es pequeña para ello lo que pasa es que la vida es tan corta que las esperanzas no pueden ser a largo plazo y menos a nuestra edad. Son pequeñas, sencillas, incluso banales. Deseos de felicidad para los demás y en un bolsillo queda siempre el ansia de haberlo hecho bien, de haber sabido amar; con tal de sentirnos amados, necesitados, reconocidos somos capaces de todo, incluso de vivir. Más a nuestra edad. Con nuestra maleta recorremos el mundo, el real y el imaginario. ¿Que más da a donde nos lleve el autobús? Nosotros vamos juntos al final del trayecto. Allí paseamos y miramos todo. Seguimos queriendo saber, conocer, entender y usamos los ojos para comprender. Los ojos no sirven de nada a un cerebro ciego. Hay que reflexionar  sin caer en la tentación de mirar atrás, de desgranar recuerdos, de sacar la sangre de Caín que todos tenemos. Los dos deseamos paz y tranquilidad. El deseo es la mitad de la vida, la ingratitud y la recriminación son la mitad de la muerte y nosotros aún no queremos morir. Hemos aprendido a cambiar de acera cuando hay un socavón, a no querer saltarlo cada vez. La vida solo se puede entender mirando hacia atrás, sí, pero es más cierto que solo podemos vivirla mirando hacia delante. Y si hace falta algo... está en la maleta, entre las esperanzas e ilusiones que aún no hemos convertido en realidades. ¿Entiendes ahora porqué cada día lo pasamos fuera?"

Desde entonces busco la otra acera, no medito pero reflexiono y sobre todo llevo conmigo también una pequeña maleta ....