viernes, 27 de noviembre de 2020

Crónica de un día

 


Amor, consideración y justicia son valores de cohesión, 
egoísmo y cerrazón lo son de desunión.
--- Ibrahim S. Lerak (Cuaderno de notas)


Suena el despertador en el vacío. Se ha olvidado de anular la alarma al levantarse. Siempre lo hace antes de que suene, lo para y comprueba que ella sigue durmiendo.  Se prepara para la larga rutina diaria, aunque hoy la tristeza le gana por una cabeza de momento. Contra ella, una sonrisa y un poco más de ejercicio; luego las abluciones diarias y el desayuno. Aún no ha amanecido, el día es frío y la ventana en la cocina estaba mal cerrada. Definitivamente el día no acompaña.

Hay un ritual que no cambia y le ayuda a sentirse mejor. Sabe que hay quien espera su mensaje, aunque solo sea para desear un buen día acompañado de una foto del amanecer. Mensaje personalizado para cada uno de los conocidos de su gimnasio. Es un guiño recíproco, ya que ellos también contestan sus deseos de buen día y al ser personales crea un vínculo más fuerte entre ellos. Por ello los abrazos son más cálidos cuando se retan a ver quién aguanta más. Un rato que vale lo que paga por él, es su Leteo particular donde borra el día y entra en una nueva dimensión, la de su vida privada. Pero antes hay mucho por hacer, queda todas las horas para llenar con alegría y responsabilidad.

Deja el desayuno preparado con esmero. Todo a punto para cuando ella se levante. Sabe que es una tontería, pero deja siempre como firma un corazón con un punto en el centro. Simbología barata, no es más que un “estás en el centro de mi corazón.” Hace años que lo hace, desde que el amor les unió en una exposición de arte. Revisa que todo esté a punto y espera la llegada de la asistenta: una refugiada siria, que sacó de la calle al darle un empleo y adelantarle un dinero para que pudiera vivir. ¿Qué vio en ella?  Ni lo sabe, posiblemente la mirada. “La verdad se ve a través de los ojos” y, sea cierto o no, él lo cree así. De momento la máxima no le ha fallado. 

El día es algo más duro de lo habitual, o quizá se lo parece a él. No hay dos sin tres: el despertador, la ventana, ¿cuál será el tercer incidente? Es una pregunta tonta, el día, la fecha, el 13, y no cualquier trece, es 13 de octubre. Una fecha que le relaciona con los templarios, aunque solo sea por la fecha. Lo leyó por casualidad otro trece de octubre en un lugar del que guarda mal recuerdo. 

Hay, efectivamente, discusiones fuertes en el trabajo. Se ve obligado a intervenir con autoridad, pero envuelta en un guante de seda. Aclara, guía, manda, pero también atiende. Todos y cada uno de sus empleados le consideran un líder y no un simple jefe. Tiene su respeto y de algunos incluso su admiración. Durante la mañana se evade un momento y llama a casa. Deja un mensaje en el contestador y cuelga. Es como el corazón del desayuno. Un detalle, algo que le gusta hacer, aunque hoy… hoy no es el mejor día. Pero si no das de lo que andas escaso ¿de qué sirve dar algo? El valor está en compartir lo que no sobra, incluso lo que nos falta. Hoy la alegría de momento no está siendo abundante. 

Al mediodía come siempre en el mismo bar, conoce a los camareros y pregunta por sus familias, brevemente pues no es cuestión de entrometerse, pero sí de comentar los temas del día, mostrar empatía y sincero interés; la gente no es una máquina a la que le pones una moneda y aprietas un botón. Todos necesitamos ser escuchados y la atención personalizada ayuda, se agradece y se devuelve. No lo hace con intención aviesa, simplemente es así, trata a los demás como quisiera que le trataran a él. 

Hoy no irá al gimnasio, hoy tiene algo más importante que hacer. A través de la asistenta entró en contacto con los refugiados y participa en un voluntariado de barrio para repartir alimentos y ayuda. Para ir de calle en calle es demasiado viejo, hay otros que lo pueden hacer. Pero él tiene una buena posición en una empresa y puede orientar, aconsejar e incluso dar clases a quien lo necesita. Es algo que va desde arreglar CVs hasta intermediar en asuntos más o menos oficiales. Ahora está intentando que un pueblo abandonado de Valladolid pueda ser ocupado legalmente por estos refugiados y que puedan contribuir con su esfuerzo a mejorar la llamada España vacía. Parece que la idea no ha caído en saco roto y las conversaciones van bien encaminadas. Si esto lo hicieran todos los países de Europa la mitad de los refugiados serían ciudadanos productivos y se evitaría la despoblación de los países e incluso los problemas de natalidad. La ayuda al prójimo es necesaria en todo momento, eso lo aprendió en el Sáhara, en las patrullas nómadas del desierto, cuando por sus ideas fue agraciado con un destino militar “especial”. Allí aprendió a convivir, a entender que una sociedad multicultural no es una sociedad integradora y sobre todo, aprendió a escuchar con paciencia y a pensar en lo que decía. Aún recuerda largas noches de discusiones entre el judío practicante, el muecín y él mismo. No arreglaron el mundo, pero ampliaron mucho sus mentes y su capacidad de dialogar. 

Cuando termina vuelve a casa. Antes ha hecho como por la mañana, ha dejado un mensaje de voz en el contestador.  Si el corazón es un símbolo entre ellos, la llamada es un signo de amor que aún dura. Este pensamiento le duele -más hoy- pero el día acaba y tampoco han sido, al fin y al cabo, demasiado grandes los tropiezos que ha tenido. Ya es de noche y, como cada noche, la ve sentada frente al espejo. Él desde detrás la mira y peina suavemente, con la delicadeza de quien está habituado a ello. El pelo largo siempre le ha gustado y ambos lo saben. Sigue dejándoselos y ve la sonrisa en la boca y los ojos agradecidos. Cada día la peina por la noche. Le alisa el pelo, se lo cuida. Cada semana se lo lava un par de veces, un pelo negro, suave, un pelo que enamoró y sigue enamorando. Ella, quieta, se deja hacer. Como cada noche desde hace tantos años. El mismo ritual sin cambiar casi un ápice, sin palabras, solo con miradas que se entrecruzan, aunque él sabe que no es así exactamente. La peina y la acicala delante del espejo. Él suele sonreír también, sabe que ella lo necesita, se lo dice con los ojos tiernos que guardan la luz especial del amor. ¿No es el amor en todas sus acepciones (y la fraternidad en su versión social) lo que puede salvar al mundo? Están juntos desde hace mucho y así seguirán.  Muchas veces cree él que en su mirada reflejada en el espejo hay un toque de tristeza, pero es efecto de la luz. Muchas veces él le contaría tantos sueños y tantas cosas…pero sabe que ella no le contestará que solo vive en su mundo interior, si es que lo hay. Él recuerda sus versos cuando las preocupaciones no le dejaban dormir y repite interiormente cada una de sus palabras: 

Cuando te asalten las preocupaciones
encáralas con una sonrisa
pues tú tienes el poder del tiempo.
Ellas te presionan, saben
que obligarte a pensar en ellas
es reconcomerte el alma y crearte miedo.

Cuando te asalten las preocupaciones
no te alteres
tómalas y desmenúzalas
no las dejes crecer.
Guárdalas en una esquina de tu mente
y libéralas de una en una
cuando estés dispuesto para la lucha.

Pues el tiempo las debilita
Y la serenidad las destruye.
Toma tu mejor sonrisa
prepara tus pensamientos
crea tus argumentos
evalúa si hay razón
para cambiar tu humor.

Si no es el caso
continúa sonriendo,
ganaste la batalla, estate contento,
pero prepárate para la guerra
y siempre recuerda
que obligarte a pensar en ellas
es reconcomerte el ama y crearte miedo.

El truco para ganar
es hacerles frente y no dejar
que vengan juntas.

Y si aun así te sientes mal 

toma mi mano
toma mi alma
y juntos ganaremos la batalla.

Recuerda como le ayudaron estos versos, recuerda el tiempo feliz que duró poco y que marcó su vida.  No quiere pensar en los otros momentos, aunque muchas veces necesita evadirse, creer en la vida y sentir su frescor. Son memorias duras, pero se superan. Lo pone en todos los libros de autoayuda, ¡siempre se sale del pozo!, aunque las palabras bonitas no sirvan para nada cuando estás en él. Todo proceso debe interiorizarse y sublimarse si hace falta. Hay que aprender a administrar las emociones. 

Recuerda el día en que el coche se saltó la valla y la embistió. Ese día, un trece de octubre, en el que él llevaba el anillo de boda y había quedado con ella. Cuando llegó solo estaba la policía, un conductor borracho y el gentío. La ambulancia ya había salido; en el hospital confirmaron que no habría solución si no se recuperaba a corto plazo. La operación no sirvió y posteriormente se detectó la esclerosis avanzada. No, no quiere recordar los malos momentos, solo los de la alegría. No hay fotos en la casa, si muchos cuadros y muchas figuras de bronce, su colección favorita de los viajes.

Amorosamente saca la silla de ruedas del cuarto de baño y la lleva a la ventana para que la brisa refresque su tez y alborote el pelo. Él, él la mirará como siempre desde lejos. Sabe que tiene sueños y ataduras, pero cree en la vida a pesar de todo. Le pone una fina manta en el regazo, besa su mejilla y mira su sonrisa y sus ojos, ambos congelados desde el accidente. La acaricia y espera que se acabe el día: trece de octubre, décimo aniversario del accidente. 


martes, 24 de noviembre de 2020

Lo siento, yo no quería...

 


Con la mejor intención alabé al hijo de la paciente en el hospital. La felicité por el aumento de categoría en la empresa. Con ella (sin saber yo quien era) estaba su ex nuera, que nada más llegar a su casa llamó al abogado para que solicitara un aumento de la pensión que la pasaba su exmarido.
-- De la realidad

Hay intenciones que matan.
-- Sabiduría popular

La verdadera sabiduría es saber cuando actuar impulsivamente y cuando no.
-- Ibrahim S. Lerak. (Cuaderno de notas)  

La covid-19, o si lo preferís el SARS-CoV-2 ha cambiado ya la manera de reunirnos y comentar las cosas. Ahora es en gran parte todo telemático. Le quita calor y naturalidad a los encuentros, pero en el círculo después de mucho pensarlo se optó por no dejar las reuniones para un futuro “cuando se pueda” y decidimos retomarlas vía telemática. La primera reunión se basó en el trasfondo de malentendidos o malas decisiones que se toman creyendo hacer algo bien; esas que acaban en un: lo siento, yo de verdad no quería … no imaginaba... Algo que podría llamarse las consecuencias inintencionales o impremeditadas de los actos o decisiones. El ponente nos habló de ellas y de como evitarlas en lo posible:

Son esas situaciones en la que el remedio es peor que la enfermedad como reza la expresión castellana. Se dan en todos los ámbitos, desde el político al personal en cualquiera de sus facetas. Un caso histórico se dio en Japón el 11 de marzo del 2011 con un terremoto de magnitud 9 (el cuarto en intensidad desde que se registran los terremotos) desplazó 2,4 m la mayor isla de Japón, movió el eje de la Tierra 10 cm, aceleró su rotación unos microsegundos y llevó olas hasta 10 km al interior. Se contabilizaron 15.000 muertos y produjo una gran conmoción en el país, pero lo más grave fue que afectó a los reactores nucleares de Fukushima, que tuvieron grandes fugas radiactivas.

El gobierno entonó un mea culpa y canceló el programa nuclear que se había implementado en los años 70. Lo que había sucedido fue una enorme tragedia y se decidió desmantelar las 34 centrales nucleares y volver a los combustibles fósiles. En el 2013 ya se habían cerrado las centrales nucleares. La energía sustitutiva aumentó los problemas de nieblas, de daños en el ecosistema y de salud en la población. Aumentó el precio de la electricidad, hubo cortes de suministro y al final, el resultado es que cerrar las centrales nucleares causó más muertes que el accidente por sí mismo. Aquí, al final, el remedio fue peor que la enfermedad. Hay estudios científicos que lo detallan y cuantifican. No es de extrañar que en Japón se haya retomado el programa nuclear en el 2018. 

Hay múltiples ejemplos de esta ley de las consecuencias imprevistas: la ley seca en los EEUU, las leyes antidrogas o la prevención de incendios desde 1905 en los EEUU, que provoca aún hoy en día grandes incendios incontrolables y otras muchas más. Las consecuencias no calculadas se dan cuando tomamos decisiones emocionales, impulsivas sin ponderar ni pararnos en calcular su alcance.

Lo mismo ocurre en nuestra vida personal. Son aquellas decisiones en las que, por ejemplo, en un atasco de tráfico cansados de esperar tomamos una ruta alternativa que resulta que nos demora mucho más. O aquellas acciones que hacemos para solucionarle a alguien un problema y la realidad es que se lo complicamos sin querer. Con nuestra mejor intención, sí, pero acabamos metiendo la pata miserablemente. Tanto en lo personal como en lo social. Nos ha pasado y nos pasa a todos. 

Nuestras peores decisiones nunca nos parecen malas en el momento en que las tomamos, por eso nos decidimos por ellas. Pero tienen algo en común: las tomamos en caliente, con poco tiempo de meditación. Son soluciones radicales a problemas emocionales y por ello actuamos reaccionando visceralmente, sin pensar lo suficiente. Creemos que lo que vemos y sentimos es la realidad y que la amenaza es inminente.  Funciona el sistema límbico y la reacción es más animal que racional. Vemos, consideramos lo material e inmediato y no lo abstracto y a medio plazo. 

No somos buenos a la hora de calcular el alcance de nuestros actos; no solemos pensar en más de un par de movimientos más allá de la primera acción. Cuando las emociones toman el mando solo vemos y atendemos a nuestra visión y excluimos lo que va en contra. Por eso nos vemos obligados muchas veces a entonar ese "lo siento, yo no quería" que no es más que un reconocimiento a nuestra incapacidad de detener al instinto animal que llevamos dentro; no hay puntos a favor ni en contra, solo cuenta la inmediatez de la decisión. Protegernos de lo que nos amenaza puede hacernos más vulnerables si no nos paramos a pensar. 

La pregunta es si podemos evitar caer en ello y la respuesta es que sí. No tendremos un 100% de aciertos, pero nos acercaremos bastante si antes de actuar paramos un momento y nos planteamos algunas preguntas como por ejemplo:

.- Si no hago nada ¿se solucionará todo por sí mismo?
Muchas de nuestras decisiones erróneas son efecto de nuestra impaciencia. Sentimos la necesidad de actuar impulsivamente, la impaciencia nos corroe por dentro, como cuando buscamos una ruta alternativa en un embotellamiento y el resultado es que acabamos en uno peor. Sobreestimamos nuestra capacidad de acción y subestimamos el valor de la paciencia y del análisis. A veces, esperar es la mejor opción, pero hay que analizar antes.

.- ¿Qué es lo peor que puede pasar?
Solemos ver lo positivo de lo que imaginamos, y solemos dejar de lado los inconvenientes que puede tener, al fin y al cabo: ¡son nuestras ideas!, intuitivamente son buenas, no vale la pena pensar mucho (esa impaciencia anterior). Por eso es importante hacer de abogado del diablo en todos los casos antes de tomar una decisión impulsiva. Y lo recomendable es pensar que ese abogado se ha quedado corto.

.- ¿Qué efectos adversos puede tener nuestra decisión? 
Si por ejemplo, por ley suprimimos los intereses bancarios … todos estarán contentos menos los bancos, que encontrarán otros modos de ganar dinero o no darán préstamos y la economía sufrirá un colapso. Hay que pensar antes de actuar de modo populista o intuitivo y emocional.

.- ¿La decisión es irrevocable?
Es una pregunta que solemos obviar. Hay decisiones que no se pueden cambiar o revocar o minimizar en sus efectos. Podemos comprar una casa y, si nos va mal, venderla y minimizar el problema; pero no podemos tener un hijo y devolverlo al origen o venderlo, por muy ilusionados que hayamos estado considerando e imaginado lo felices que nos haría. Muchas veces “nos dejamos llevar” por la emoción, por las ganas, por la inmediatez y lo lamentamos después. Si una decisión no es permanente es, mejor repensarla 100 veces. 

Por grande que sea la presión para actuar, hay que evitar hacerlo con demasiada prontitud. Para declarar a un santo como tal, se necesitan 50 años, no 5 (quizás algo menos también, pero nunca demasiado inmediato a la muerte del santificable). Mejor no hacer nada precipitado, leyes y acciones pueden no tener remedio y ser negativas por imprevisión. 

Tenemos que controlar los impulsos emocionales antes de actuar. En algunas sociedades es la prueba de fuego para ser considerado adulto. Se somete al joven ante pruebas -que pueden ser consideradas de carácter iniciático- con tentaciones que debe superar y mostrar el dominio de las pasiones para ser considerado miembro de pleno derecho de la tribu.

Los efectos indeseados de nuestras decisiones quizás no puedan ser eliminados totalmente, pero desde luego pueden ser minimizados en muchos casos simplemente reflexionando y no actuando precipitadamente. La historia del mundo y la personal lo muestran. Solo nos falta aprender para ser mejores.


Eta fue la reflexión del orador, la discusión fue corta en contenido, casi todos estaban de acuerdo en lo expuesto, pero fue larga en tiempo, ya que hubo muchas anécdotas e historias que contaron los contertulios. 


martes, 8 de septiembre de 2020

No es ausencia, es pandemia.





Se puede vivir de muchos modos, pero hay modos que no dejan vivir.
(De la experiencia)

El dolor, cuando no te destruye, te hace pensar en profundidad. Ahí le comencé a dar enorme valor a lo que no tenía, a las cosas más pequeñas, a lo cotidiano. No me pudieron destruir y fui construyendo mi sistema de pensamiento, porque una cosa es leer y otra ir rumiando lo que leíste.

Lo inevitable no se lloriquea. Lo inevitable hay que enfrentarlo.
(José Mújica, Presidente de Uruguay)


La pandemia afecta a muchas cosas y ha alterado muchas conductas. Una de sus víctimas ha sido, es, este blog. Cierto que hay otros elementos que han ayudado a que este año el blog sea raquítico. Trabajo, intereses diversos propios del albardán y los derivados por acciones sociales debidas al SARS-CoV-2 han ganado la batalla a la escritura, pero no a la idea. A continuación el albardán muestra una parte de los temas de los posts que no han sido publicados y que quedan como laboratorio de ideas a desarrollar (ya hubo uno previo) y que posiblemente vengan en cascada en cuanto algunas labores puedan disminuir el consumo de tiempo que tienen actualmente. Espera el albardán que no sea un mero wishful thinking y que muy pronto sigan las entradas en el blog. De los temas expuestos alguno se duplica con una entrada anterior para exponer otro punto de vista. ¡Qué menos que desarrollar lo que provoca al pensamiento!


Temas en el horno de atanor:
1.- ¿Dependen los derechos humanos del contexto cultural? Cuando no están alineados ¿qué debe prevalecer?
Nota:
Cada tipo de sociedad crea sus derechos humanos. La de Hammurabi era distinta a la actual. ¿Era peor por ello? ¿O solo la vemos peor porque ahora creemos otra cosa? Ambas posiciones dependen de un tiempo y de una estructura social. Imponer una visión sobre otra es lícito ¿o no? Matar /convertir a los indios americanos porque no creen en Cristo, es correcto ¿? ¿Podemos imponer nuestra visión de la cultura y valores?

2.- Cuando compramos algo el instrumento es el dinero, pero en realidad todo lo pagamos con tiempo, el tiempo de nuestra vida, el que nos costó conseguir ese dinero.
Nota:
El cambio de moneda, cuando pasa de ser algo ajeno a nosotros a ser algo que nos toca de lleno cambia las prioridades y los valores. El valor de un vaso de agua no es el mismo en la ciudad que en el desierto, por ejemplo.


3.- La vida tiene sentido y sentido único; va hacia adelante, no se repiten los momentos ni suelen poder corregirse. Lo de los trenes que pasan dos veces está por demostrar. 
Nota:
Hay que reflexionar sobre lo que queremos y  en lo que hacemos. Después... guardar siempre el ánimo ante los fallos, porque la suerte también juega y a nadie se le deja acertar en todas las ocasiones. Vivir no es una ciencia exacta, como las matemáticas, sino un arte, como la música.... podemos tener condiciones naturales o no (y hay que esforzarse entonces) o hacernos el sordo. La decisión es nuestra.

4.- Sin la presencia del otro, la comunicación degenera en un intercambio de información: las relaciones se reemplazan por las conexiones, y solo se enlaza con lo igual; la comunicación digital es solo vista, hemos perdido todos los sentidos; estamos en una fase debilitada de la comunicación. La comunicación global y de los likes solo consiente a los que son más iguales a uno; Solo lo desigual duele.
Nota:
Cuanto más iguales son las personas, más aumenta la producción; ésa es la lógica actual; el capital necesita que todos seamos iguales, incluso los turistas. El neoliberalismo no funcionaría si las personas fuéramos realmente distintas.

5.- La única obligación que tenemos en esta vida es no ser imbéciles. 
Nota:
Hay imbéciles de varios tipos 
a) El que cree que no quiere nada, el que dice que todo le da igual...
b) El que cree que lo quiere todo, lo primero que se le presenta y lo contrario de lo que se le presenta...
c) El que no sabe lo que quiere ni se molesta en averiguarlo. Imita a los vecinos o les lleva la contraria porque sí; es conformista sin reflexión o rebelde sin causa. 
d) El que sabe que quiere y sabe lo que quiere y, más o menos, sabe por qué lo quiere, pero lo quiere flojito, con miedo o con poca fuerza y dejándolo para mañana, a ver si entonces se encuentra con más fuerza. 
e) El que quiere con fuerza y ferocidad, pero se ha engañado a sí mismo sobre lo que es la realidad y termina confundiendo la buena vida con aquello que va a hacerle polvo.

Hay muchos más temas, la vida no para de ofrecer momentos de reflexión. En el horno están y de él saldrán más o menos formados, más o menos gustosos pero siempre amasados con amor. La verdad es que la situación actual de la sociedad occidental (y las que obsesivamente quieren parecerse o se dejan influenciar) no está en su mejor momento. Vivimos en una época de conformismo radical: la universidad tiene clientes y solo crea trabajadores, no forma espiritualmente; las escuelas son centros de beneficios y la educación se acomoda a lo que no moleste. La instrucción cada vez es menor. Pronto los bárbaros vencerán al imperio que se mira el ombligo y elimina cualquier disidencia o nota disonante. Esperemos que se pueda evitar y sepamos usar la pandemia para ello.


jueves, 18 de junio de 2020

Entre el líquido y la espuma (2): El hombre liviano




Se gobierna mejor una sociedad que vive en el instante, que una que piensa en el futuro.
(Principio político universal y siempre actual)

¿Se vive mejor sin pensar? ¿Tiene sentido la vida sin participar y sin preguntar?
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

La bola de Newton se mueve cuando recibe un impulso, el resto del tiempo permanece quieta.
(Física experimental) 


La reunión del club de narizones tuvo lugar con todas las precauciones posibles tras el confinamiento por pandemia. Una de las características de estar reuniones es que, a veces, se le pide a un ponente que desarrolle más un tema previo. Esto es lo que pasó en esta reunión, no era cuestión de hacer de agoreros por la cororavirus-19 o de ponerse a juzgar sin que hubiera un tiempo de reflexión. Fue precisamente la reflexión del tema acerca de la sociedad gaseosa (Entre el líquido y la espuma, 19-10-2018) la que quedó en la mente de muchos de los participantes: Lo que antes era, ahora es solo imagen y momento y todo se ha vuelto más precario, instantáneo, se escapa si no es novedoso y se vuelve con frecuencia una agotadora persecución tras la nada. Hoy vivimos una modernidad gaseosa en la que lo que agrada, lo que se busca y lo que vende es lo fácil, lo que no sea consistente y no implique nada más allá que el momento preciso. Se le pidió al ponente que tratara este tema otra vez y esto es lo que nos contó: 

La sociedad gaseosa solo es posible si existe un determinado tipo de hombre: El hombre liviano. Un hombre que no pesa, que flota entre las cosas sin anclarse a ninguna que no sea su propio placer inmediato. Es un hedonista y materialista con dos claros objetivos a conseguir a cualquier precio: el éxito y el propio placer. Por tanto sus intereses son dos: dinero y consumo inmediato e indiscriminado. Un hombre ecléctico, básicamente infeliz si no alcanza sus metas con la rapidez que a él le parece adecuada y, en el fondo, indiferente por saturación de la oferta de productos y de información. Este tipo de hombre -hoy mayoría en número en la sociedad occidental- hace de la permisividad su nuevo código ético que va desde la tolerancia ilimitada a la revolución sin finalidad, o mejor dicho, sin convencimiento firme duradero. Es carne de cañón para la sociedad que busca unos ciudadanos anquilosados a la ignorancia y a la vida fácil. 

El hombre liviano está bien informado, de hecho sobreinformado, pero en un ámbito reducido de temas, que son los que interesa a la sociedad que se promuevan por aquello de que pensar mucho en un tema agota las posibilidades de pensar en otros más lejanos y que exigen un esfuerzo de búsqueda de datos. Este hombre o mujer, ser humano en definitiva tiene escasa educación humana, está muy entregado al pragmatismo y cree a pie juntillas en bastantes tópicos. Le interesa todo... pero a nivel superficial. Se queda con los titulares sin leer el artículo o lo lee en diagonal. No es capaz de hacer la síntesis de lo que percibe y esto le lleva en realidad a convertirse en un ser trivial, frívolo, ligero "light", que acepta todo por conveniencia y no por criterio propio reflexionado. El hombre liviano es etéreo, volátil en sus opiniones, banal en sus actos y pensamientos y permisivo por ende en la sociedad. Conoce bien su tema profesional, en ello es un experto (busca el éxito y lo trabaja), pero en el resto carece de ideas claras, aunque las defiende con vehemencia, pues ha de parecer que sabe de lo que habla. En definitiva es un hombre superficial, permisivo y egoísta. Tanto es así que cree que por el mero hecho de amar ya se le debe un reconocimiento. Confunde el amor con la satisfacción de placeres. De ahí las numerosas rupturas de parejas... pero ése es otro tema para otro coloquio.

Ganar mucho dinero es su símbolo de éxito. Pasarlo bien a costa de lo que sea es su código ético. Reducirlo todo a titulares es su sistema de información. La ética permisiva sustituye a la moral por lo que todo es relativo y las reglas pasan a ser subjetivas. La libertad está en el consumo y el éxito social, aparte del dinero, está en el número de famosos que se conocen. La voluntad existe para avanzar en la profesión... al precio que sea y  esta voluntad no está educada. Esto es el breviario del hombre liviano.

No es un problema en sí, salvo que queramos mantener unos valores morales que nos parecen correctos y no me refiero a los valores religiosos sino a los de la sociedad racional en la que el hombre es algo más que una máquina sin cerebro para pasar el tiempo. Tenemos la posibilidad y la obligación humana de desarrollar una ética laica en la que cada uno de lo mejor de si mismo para el conjunto de la humanidad. Claro que esto requiere voluntad y esfuerzo, sin ellos no pasaremos de ser una ceniza llevada por el viento que mueve un Eolo en provecho propio. 

La voluntad necesita ser educada y requiere del esfuerzo y persistencia. El orden y la disciplina ayudan a lograr el cambio. La elección de si queremos ser hombres livianos u hombres con criterio propio es personal e intransferible. Pero si optamos por ser algo más que una mota de polvo al viento, el camino es largo: cuesta una vida. El premio es saber, conocer y conocerse.  La lucha es contra la ignorancia y contra las limitaciones propia y de los demás. Si vale la pena o no es un juicio personal. ¿Queremos ser pompas de jabón o preferimos ser entes pensantes y autónomos?


Como siempre la discusión fue larga, pero quedó claro que la opinión vertida no se la llevó el viento coma una mota de polvo o ceniza y que había voluntad de debate y complemento de información.



martes, 12 de mayo de 2020

2032 La nova normalitat: Homo Tardus




Si es normal no es nuevo, si es nuevo no es normal.
-- (Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

Una novedad se aclimata pronto en nuestras costumbres  cuando nos libera de un deber.
-- (G.M. Valtour)

Ningún pueblo puede retardar el instante en que está decretada su ruina.
-- (Corán XV:5)



Tot va començar amb el que es va denominar la pandèmia de la Covid. Va ser l’inici de l’anomenada “nova normalitat”. Una expressió que va sorprendre a molts però que no era nova i sí era ja d’us normal feia molt temps.  A Espanya es va fer servir,  i de fet inventar, al 1977 parlant de la nova situació democràtica: (“Ha habido momentos difíciles pero lo importante es la nueva normalidad democrática a la que hay que irse acostumbrando” -  Federico Mayor Zaragoza, El País 1977). Més tard altres països van utilitzar la mateixa expressió que els americans van copiar en el 2008 amb la crisi financera per descriure les noves condicions socials i laborals. Des de llavors molts altres països, i sempre s’utilitzà per donar a entendre que el que abans era anòmal va passar a ser comú.

No va ser una casualitat que es tornés a fer servir aquesta expressió donat el seu caràcter esperançador. La paraula té molta força, tanta que és capaç de canviar la percepció de la realitat. Ja no es parlava d'un vell, era una persona activa en la 3ª edat; no patíem una crisi ni ens aturàvem, es vivia una desacceleració o bé passàvem per una etapa de creixement econòmic negatiu; clar que tampoc teníem imputats judicials, només eren persones investigades; ni  tampoc s’acomiadava a la gent, es feien  reestructuracions (oficialment ajustaments estructurals)  per ser molt més competitius; Recordo que ni la princesa se separà: només estava en un moment de "cese temporal de la convivència". Què dir de la inflació? Que no existeix, és, encara avui, únicament un reordenament dels preus dins de l'entorn polític i socio-econòmic del món. De la mateixa manera la nova normalitat era un eufemisme per calmar a la gent. Dir que ja res serà normal aboca a la rebel·lió perquè tots volem el que teníem, la part coneguda i segura de la vida, per bona o dolenta que fora. Nova normalitat era un dir que encara serà com abans, però amb certes diferències (i la gent les estimava petites).

Deixar la norma antiga per entrar en una nova, provocà una gran inquietud donat que ningú sabia si lo nou seria millor o pitjor. Uns parlaven de revolució, uns d’ocasió per canviar el mon, altres temien per les feines i la pobresa. Canviaria la manera de viure? Era la pregunta del moment.  Ningú sabia com es construeix, com es defineix una nova normalitat. Qui sí estava disposat a dir la seva eren els populismes demagògics y els autoritarismes. La crida al sacrifici en benefici de la seguretat  dins d’una societat amb por era un esquer  per als milions d’aturats  i previsibles acomiadats (tots temporals però sense horitzó d’una data de reincorporació) que sentien desesperança. Crear nous acords per possibilitar un nou futur per molts era construir de nou una base. Tots creien que després de la crisi econòmica i social si no hi havia un acord per anar tots a una... el món conegut estava abocat al desastre. Pocs van aturar-se a pensar que una nova normalitat real no es construeix en un dia, ni a distància i més si es vol garantir el progrés, el benestar, la convivència, la tolerància i el respecte per els drets de tots. La gent no volia una nova normalitat, volia la d’abans, la que no funcionava, però era coneguda. Era tan fàcil parlar de seguretat, estabilitat i treball que les propostes del govern de garantir una renda bàsica per a tots era com el manà del cel. Pocs es preguntaren a costa de què es podia pagar un endeutament tan important. Es van fer petits sacrificis com reduir la pensió als jubilats. Tothom va cridar i protestar.. amb la boca petita. Jubilats eren 9,8 M habitants, majors de 65 anys només el 19,4% del total de la població (47,5 M habitants)  en front del 66% comprès entre 16 i 64 anys, els receptors de rendes bàsiques si no treballaven. Tots comptaven amb l’economia submergida i la picaresca. Sí, va ser molt dur però es van donar diners a noves i antigues empreses per refer-se i això tenia un pes social molt important. L’horitzó de tornar encara que fos en 5-6 anys a la situació d’abans era molt potent i es ventava molt per els partits populistes. Qui no ho volia era un antipatriota. Els diaris van ajudar molt a fer acceptar la situació de més control i menys llibertat. La salut, la pau social eren objectius clau i la por esdevinguda per els rebrots que es van produir (i varen ser ben orquestrats per obligar a mesures de seguiment telemàtic personal) era el fil del que penjava l’espasa de Damocles.

La història esdevingué important: van sortir totes les pandèmies anteriors i es varen analitzar al detall. Des de les romanes fins a les mes modernes del 1918, 1957, 2001, 2009. Qui no recordava que Newton va poder fer la seva teories de gravitació i òptica al 1666 a casa de sa mara tancat en quarantena? Cada 10 o 15 anys també hi ha crisis econòmiques causades per l’acció social amb intervencions massives dels governs. La pandèmia de la Covid no era una excepció o si, doncs en aquest cas tots el governs del mon van abocar diners pràcticament sense fre. Els països es van endeutar, alguns més del que podien pagar i van voler que fossin els altres qui paguessin el deute emparant-se en que era una pandèmia mundial. Entre ells Espanya. No es va aconseguir i el préstec de diners va suposar endurir més les condicions de vida. Rebaixa de pensions, més control de despeses, menys inversió publica excepte en el tema sanitari (la nova orientació al mon: si no pots viure de que serveixen els diners?) La mal anomenada distància social es va mantenir i, desprès dels rebrots de la Covid, va passar a ser una característica incorporada al protocol social. Cert que va costar 2000 joves morts després de una macro festa en un parell de ciutats, però va ser el revulsiu per recordar que no hi ha enemic petit i que no veure’l no es sinònim de que no existeixi.

Molts creien que tot serviria per unir la gent. Va servir. Va unir més als grups que pensaven igual, però no transversalment a la població. Al contrari, cada vegada més es veien les diferències d’interessos entre qui tenia (diners, empenta, responsabilitat ...) i qui no tenia res. La unió inicial en favor del sanitaris i gent que es va sacrificar es va trencar ràpidament acabada la urgència. Els polítics van fer servir l’ocasió en benefici propi, els defensors d’invertir en ciència també i els escèptics van parlar de teories conspiratòries... que els partits polítics van fer servir; uns per criminalitzar als immigrants, altres per incrementar el control i el autoritarisme i uns tercers per criticar-ho tot i cridar a la revolta social.

La societat canvià molt, però no de cop. 2020 va ser l'any de patir, de la inversió de l’estat per mirar de restablir las cadenes de subministrament, d’incitar al consum amb la intenció declarada de tornar el més ràpidament a la situació anterior de la pandèmia. La economia es deia es refarà lentament però el consum de producte local anava a donar l’impuls necessari per un ràpid creixement i escurçar el pagament del deute. Si els preus pujaven... sempre millor un 5% de inflació que de atur.

2021 va ser l’any de adaptar-se a una manca de llibertat causada per la dicotomia seguretat o llibertat. La gran majoria escullí una llibertat "provisionalment" minvada en front de una manca de seguretat. Com que es preveien (i van haver) molt rebrots  --no som una societat educada, responsable i considerada-- i els partits populistes (de dretes i esquerres i nacionalistes i oportunistes) van fer molt soroll, no va ser difícil. S'acceptà que la "nova normalitat" hagués de pagar encara per la pandèmia que va assolir a tot el món (oblidant que altres països havien actuat diferentment i no únicament varen sortir abans i millor, sinó que amb un menor  endeutament). Però en el darrera fons els canvis no eren només polítics i socials. Eren d’orientació econòmica també i no poc importants per molt subtils que fossin.

El món d’abans de la pandèmia (que es volia salvar amb l’aportació de diners per tot, inclosa una renda bàsica perquè ningú no tingués problemes –i no votés a un altre partit-) perdia poder i domini. El mon digital lliurava una batalla muda i la va guanyar. Els grans conglomerats digitals asiàtics, americans i de l’Índia pujaven: el mon no europeu de les aplicacions multiplicà per dos el seu volum en dos anys.  El confinament va multiplicar per 10 l’ús de tecnologia digital mentre que cotxes, avions, cinema, teatre, concerts perdien partidaris ràpidament. La generació Z (entre 16 i 23 anys) i els milenials (24 a 37 anys) vivien ja en un entorn digital. No tenien cap necessitat de antigues estructures. Les estadístiques mostraven sense cap dubte que Netflix, Nintendo i similars eren plataformes més usades que la TV. Tot el que es va oferir durant la campanya mundial del “queda’t a casa” era digital i va acaba de donar l’empenta necessària per desenganxar-se del mon de la oficina presencial  i d’altres seleccions pels temps d’oci. Inclús la generació X (38 -54 anys) va incrementar un 35% l’ús dels portals informàtics. El valor en borsa dels medis digitals es va reduir un 80% en 5 anys. El model va canviar i el valor era, de sobte, en mans dels americans i dels asiàtics. Noms com Coca Cola, Pepsi, McDonalds, Reebok, Mercedes, Marriot, Hilton, Sony, Levis, Dior... van patir i perdre la seva importància social. El consum es va traslladar al mon digital:Amazon,Apple, Samsung, Netflix, Nintendo, Google...La modernitat era digital o en el pitjor dels casos hibrida. El món ja patia un canvi abans de la pandèmia. La Covid el va accelerar.

En el 2022,  a mesura que es van poder  generar llocs de treball la política va  "donar peixet" als ciutadans parlant del gran canvi de la societat que beneficiava tant al ciutadà que finalment té temps per la família (atur molt elevat i si tenia treball era és des de casa en un gran % dins dels canvis en les empreses que ja varen veure com rebaixar cost), pot passejar per la ciutat (es van eliminar molts carrils per cotxes i el transport urbà continuà igual que sempre),  i els temes del "panem et circenses" van adquirir més importància. Amb tots més aïllats de manera genèrica les xarxes socials  guanyaren encara mes importància, i es van multiplicar les específiques; no va costar gaire dividir a la societat. Tampoc va ser difícil moure els interessos de la societat envers el (entre tant oblidat) canvi climàtic, l’impacte de la fam al mon, òbviament la salut i el “nou oci”. Com que la gent passava més hores que abans al domicili van repuntar els delictes de violència de gènere, el delictes via internet i les separacions. La utilització dels meta-data va aconseguir que la gent tingués més ofertes personalitzades fins al punt que pensar, valorar, planejar, escollir es va delegar al àngel, una figura informàtica que vetllava per tots suggerint i actuant en “el nostre benefici personal”. Com que tots som diferents però no tant, la creació de noves tribus identitàries va ser “espontània” . Fer soroll mediàtic es va convertir en un esport que es feia sense tenir que anar en lloc. Es podia fer sol i en grup i calmava l’ego... encara de que no servis de res.

La tècnica es va convertir en la reina del consum, tot el que era relacionat amb energia solar, millora del medi ambient era popular i prenia el 80% del temps de crítica i comunicació. El govern impulsà tot el que es relacionava amb aquests temes. Motiu de preocupació planetària. La gent ... bé, la gent tenia que ser conscient de que millorar el mon té un cost i que si s’ha de patir en benefici del planeta... doncs cal patir i estar content d’ajudar a les generacions futures. Clar que els valors socials i humans ja no eren els mateixos, es parlava mol del mon i poc de la societat; molt del que es el destí de la humanitat, però vigilant el que fa el veí i denunciar la desviació de la norma.

Els tatuatges van passar a ser hologràfics i a la vegada alguns eren transmissors i receptors. Una eina més del àngel que en cuida en tot moment.

El 2023 va ser l'any del gran triomf de la nova normalitat. La gent ja estava acostumada a una vida diferent i tenint feina, temps i distracció acceptà una llibertat controlada (85% a favor) amb obertura gradual en la qual la tècnica jugava un paper molt important. El 34% del treball el feien robots, la jornada laboral es va reduir i es va permetre complementar l’atur amb feines “esporàdiques”. El resultat combinat va ser que a casa van entrar els espais de realitat virtual de gran dimensió (des de pantalles de 200 polsades fins a habitacions senceres on es podia veure les piràmides des de dintre amb tots els detalls) i que l’àngel feia d’àngel de companyia en tot els aspectes. Ho gestionava tot només donant l’ordre i moltes vegades sense tenir que fer-ho. Els sensorsdonaven tanta informació que per la IA no era cap problema avançar-se al pensament humà. Al costat de tot això què importava una mica més de control de moviment i d’expressió en tot moment? La qualitat de vida es convertí en qualitat d’oci i la divisió social no era deguda a qui viatjava més o tenia un avió, sino qui tenia la tècnica més avançada.

Els anys següents van continuar amb aquesta tendència. Va canviar el món per mantenir en el possible la situació d’abans de la pandèmia. Els governs van ser cada vegada mes nacionalistes i en certa manera mes autàrquics, al menys en temes sensibles com poden ser sanitat, control ecològic i energia verda. Per contra, la cooperació internacional per tenir ciutats intel·ligents, entorns autoregulables, tècniques de seguiment, controls de moviment de persones (amb l’excusa del terrorisme), informació global unificada van augmentar molt. La creació de nous espais de seguretat va implicar una separació de fronteres i encara que es parlava de retornar al concepte de Unió Europea com abans, aquesta era mes de mercats que de persones. Amb el temps ara 12 anys mes tard veiem que la societat pre-Covid era caduca i que no tenia futur. Ara tenim menys llibertat, si, però gaudim de la vida.

Som millors? Depèn del que entenem per millors. Som més resilients i tenim més força mental. La gent és mes a casa i gaudeix de la família i del treball a distancia una bona part dels dies. Com a societat ... tot va millor degut a la crisi o potser no. I encara ha de millorar. Quant temps trigarà encara? No ho sabem, potser anys o dècades o ...

Ens va fer millors la esclavitud? Òbviament no. La creació de la URSS no va funcionar, però vàrem sortir de la gran depressió i de dues guerres mundials. El progres de la humanitat  pren el seu temps, a vegades tant que no som capaços de veure’l  en un parell de generacions o més. No podem dir en aquest moments si hem escollit el bon camí o el de la destrucció de l’Homo Sapiens en benefici del Homo Tardus.

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Al 2032 ens explicaran tot això si no som capaços de veure que la nova normalitat és només un eufemisme de total pèrdua de benestar, llibertat i cooperació; que cal una acció conjunta integradora però que encara ens manca un ideari clar i un líder. Sense ideari previ no hi ha alternativa. El líder pot venir més tard; sense acció conjunta a més a més de la individual i un ideari definit, 2032 serà l’època del Homo Tardus de camí a esdevenir Homo Servus.


sábado, 29 de febrero de 2020

Autoestima





Hay demasiadas personas que sobrevaloran lo que no son y subestiman lo que son.
--- Malcolm S. Forbes

La autoestima baja es como conducir por la vida con el freno de mano puesto.
--- Maxwell Maltz

En la peregrinación de la vida cuenta el hacerla. Nadie mira los pies ni las manos, solo cuenta el participar y hacer el camino lo mejor que se puede.
--- Ibrahim S. Lerak (Cuaderno de notas) 

En la reunión del club de narizones se había comentado muchas veces el gran complejo que tenían algunos de sus miembros por lo que precisamente les permitía ser miembro del club. Algunos declararon tener una autoestima baja debido al complejo. Era normal que el tema se tratara en una de las ponencias y así fue en la última.

El secretario, ya con más edad en lugar de tomar notas pidió al orador una copia de su presentación 😁, que reproduce a continuación: 

A veces nos arrepentimos de lo que hemos hecho. Si nuestros actos han causado algún mal no intencionado podemos lamentar haber hecho ese “algo” que ha causado daño directa o indirectamente; pero si la acción que ha resultado en algo negativo (nadie se arrepiente de haber hecho algo que sea positivo, al contrario, se vanagloria de ello aunque haya sido por casualidad) no ha sido ni intencionada ni por falta de ponderación ¿ha lugar el arrepentimiento?

Todo lo que hemos hecho en el pasado es la base sobre la que hemos construido lo que somos hoy. Si se deshace habrá que repararla con el esfuerzo que cueste, pero no mantenerla y arrepentirse por haberla puesto mal. Por lo tanto, a lo hecho pecho; más aprendizaje y menos lamentos. Suena a manual de autoayuda ¿verdad?, a eso de quiérete, ámate, perdónate, sé uno con el universo… pero no; esta charla no va de ello, al menos en este aspecto. Va de arrepentimientos que no deben existir y en beneficio de la autoestima. Imaginemos la escena siguiente: Mis yos cobran vida y hay una reunión en la que estamos, mi yo niño, mi yo adolescente, mi yo universitario, mi yo adulto y algunos otros yoes significativos. Cada uno en su momento y con sus características incluido mi yo actual, el que soy ahora.

Hablando con ellos podría animar al yo que estaba esperando un ascenso, consolar al yo al que la novia le dejó por otro, dar ánimos a todos porque mi yo actual conoce el pasado y ellos no conocen su futuro. Estaría bien. La mayoría de las conversaciones serían alegres y animosas; en realidad todas excepto una, la que tendría con el yo que hizo aquella atrocidad de la cual me arrepiento aún hoy. Posiblemente le recriminaría su acción, su falta de visión o de reflexión… lo que fuere y no de buenas maneras.  Todos los otros yos pararían las risas y la fiesta sería un desastre a partir de ese momento, pues en lugar de compartir con los yoes positivos me centraría en el negativo abandonando a los demás.

En la vida pasa lo mismo, hay que celebrar lo positivo y no centrarse en lo negativo. Arrepentirse si, sin hacer de ello un melodrama ni rebajar la autoestima. Entre otras cosas porque el arrepentimiento puede llevar a problemas psicológicos porque reniegas de una parte de ti mismo y lo conviertes en vergüenza y resentimiento. Si esto domina (y es fácil que domine porque lo negativo se pega como una lapa al alma) acabas siendo un amargado y acabas siendo rechazado por los demás.

La manera de superarlo no es ignorarlo, es aceptarlo, entender que es una parte nuestra y vivir con ello sin resentimiento. Es como ir a la cárcel por una falta y salir habiendo pagado la multa. Hecho está. Pagado también. No quiere decir esto que debamos estar orgullosos de ello, pero tampoco estar abatidos, la autoestima nos ayuda a creer en nosotros mismos. Y la autoestima se educa.

Suele decirse que la gente que tiene una alta autoestima triunfa. Se suele educar a la gente diciendo, persevera, cree en ti mismo y lo lograrás. La autoestima se ha tomado como la medida de cómo nos encontramos con nosotros mismos. ¿Crees en ti? Triunfas. ¿No crees en ti mismo? Fracasas. Por tanto manuales de autoayuda y a desconectar con lo que nos digan los demás. Eso era y sigue siendo en muchos casos la creencia y la práctica; si tu autoestima es baja posiblemente seas un delincuente, machista, violento y si es alta serás casi un santo y brillante. Lo malo es que no es así, más bien todo lo contrario: la autoestima sube cuando te salen bien las cosas.

Hay muy poca correlación estadística entre autoestima y bondad como se había sugerido en el pasado; de hecho, los criminales violentos son de los que tienen una mayor autoestima. La verdad es que la autoestima puede ser algo positivo o algo negativo en función de lo que  consideremos.  Tanto es así que en lugar de hablar de mayor o menor autoestima es más correcto hablar de lo que podemos llamar autoestima sana y autoestima tóxica. La autoestima sana se basa en cómo nos sentimos con relación a las cosas que podemos controlar. Quizás no podemos controlar el dinero que ganamos, pero si podemos controlar el esfuerzo que hacemos para aumentar nuestras posibilidades económicas. En lugar de deprimirnos por un sueldo bajo nos vamos arriba por lo que luchamos en contra y esto nos hace sentir bien. Tenemos, pues, una autoestima positiva.

La autoestima tóxica deriva de las cosas externas que no podemos controlar y que hacen nuestra vida más dura si medimos con una métrica que podríamos llamar estándar. Si por algún motivo tenemos la “piel fina” y nos molestan comentarios de otros que sentimos destinados a nosotros puede que no solo se vea afectada la autoestima, sino la vida misma incluso, pues la negatividad marcará nuestras acciones. Suele deberse a que miramos la autoestima como un fin (lo que se decía antes que era así) en lugar de un subproducto de una habilidad. La consecuencia es que queremos sentirnos bien haciendo algo en lugar de hacer algo bien que generará un bienestar y por tanto autoestima. El mundo no conspira contra nosotros, pero si no sabemos o no nos preocupamos de ver la parte positiva de lo que nos sucede, nos hundiremos en una visión tremendista contra la que no podremos luchar y lo que es peor, nos acomodaremos en ella.

Desgraciadamente la sociedad machaca al individuo con la necesidad de que se sienta bien, feliz y autorrealizado… para que consuma más de lo que sea. Gimnasio, viajes, objetos o antidepresivos, poco importa. La cuestión es consumir. Parece que solo por nacer ya somos especiales, únicos y muy fantásticos. Si no lo notamos… es que algo va mal. Y si nos lo creemos, la autoestima es tóxica y negativa para nuestra salud mental, porque tenderemos a la sobreactuación para cubrir la diferencia. La pregunta entonces es saber si se puede crear una autoestima sana, positiva y que dure.

Pensemos que la autoestima no es más que un indicador de como creemos que nos irá el futuro. Si la mayor parte de las veces resolvemos bien la incertitud de lo que pasará seremos felices y de autoestima alta. Si es lo contrario lo que pasa, tendremos una sensación de fracaso y baja o nula autoestima que nos machacará cada vez que queramos emprender algo. Además  para nosotros y frente a los demás seremos unos deshechos y nos lo creeremos. Pero se basa en el pasado y puede cambiar si se quiere cambiar. Una vez más es la actitud quien lo controla.

Para cambiar lo primero es pensar si de verdad tenemos la autoestima baja o en realidad es un subterfugio para ir más cómodamente por la vida. Muchas veces la emoción, que de por sí es temporal, la convertimos en eterna porque nos exime de ciertas responsabilidades. Si aceptamos que una emoción es temporal, podemos pasarla al cajón del pasado. Ya ha cumplido su objetivo, ya ha pasado… y si ya ha pasado, podemos recobrar la visión objetiva y trabajar en la solución. Como si de un tenista se tratara, curada la lesión, toca entrenar. Si realmente hay problemas con la zurda, entrenaremos para parar golpes y desarrollar la derecha; no entrenaremos para tener la mejor zurda del torneo. Hay que aceptar las limitaciones, pero trabajar sobre ellas con una visión realista.

Desde luego lo que no hay que hacer es machacarse con una visión negativa de nosotros mismo porque es pegajosa y no se va. Llamar la atención por la compasión solo trae soledad, igual que su contrario. Hay que mirar la escena de lo que ha sido negativo desde fuera. Solo así se aprende y solo así se puede decidir un cambio. Aconsejémonos como lo haríamos a nuestro mejor amigo, de hecho deberíamos ser nosotros nuestro mejor amigo ¿no?

La buena autoestima viene cuando se aceptan limitaciones, pero se lucha por superarlas, no solo si se superan. Es el esfuerzo lo que cuenta. El premio está en el intento, no en el resultado de la acción. No hay que ser el mejor, pero si intentarlo. Desde luego nada de focalizar en lo negativo salvo que queramos vivir en la depresión; pero entonces no tendremos problema ya que ni se nos ocurrirá pensar que hay solución.

La autoestima no es más que una valoración de una amistad. La de mi yo conmigo. Por lo que nos importa y concierne, mejor es llevarse bien; al fin y al cabo sabemos de qué pie cojea esa amistad y podemos hacer que sea larga y buena.

Acabada la ponencia surgieron muchos comentarios sobre las razones de la baja o alta autoestima y de si era posible aumentarla. Todos hablaron y participaron, seguros de que su intervención había sido buena... y salieron con mayor autoestima por haber estado acertados. 



martes, 4 de febrero de 2020

Espiritualidad sin Dios



¿Quién me puso aquí? ¿Por orden de quién este lugar y este tiempo me han sido destinados?
--- El Hombre mirando al cielo


Si fallamos en nutrir nuestras almas, éstas se marchitan y, sin alma, la vida deja de tener significado.
--- Marion Woodman

La espiritualidad es lo que da sentido a la vida y permite que no nos suicidemos al entrar en uso de razón.
---Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas.

Hacía tiempo que no se reunía el club de narizones. Varios sucesos coincidentes en tiempo hicieron imposible la reunión mensual; pero todo llega y eso incluye la reanudación de las reuniones. En esta ocasión durante el tiempo de preparación se hablaba de que el club, con tanto humo, desaparecía y era un fantasma del mas allá. Nada extraño que el primer tema de la renovada sesión fuera sobre la espiritualidad. Y esto es lo que contó el ponente, muy real a tenor de su volumen (con perdón😊).

--- Una de dos: o Dios existe y entonces nada tiene importancia o Dios no existe y entonces nada tiene importancia. Una visión que también podemos ver como todo lo contario: que todo es importante, aunque Dios exista o no. Sin un Quién o un Qué creador, no habría esperanza para el Hombre y mucho menos espiritualidad. Podemos vivir sin un Dios, pero no sin esperanza que es la creadora de la espiritualidad.

Aunque asociamos espiritualidad a religión, no por no seguir una fe se deja de ser espiritual. La RAE define vida espiritual como el “modo de vivir ajustado a ejercicios de perfección y aprovechamiento del espíritu”, por lo que, se puede tener vida espiritual sin pertenecer a religión alguna. Un ejemplo lo tenemos en que muchos dicen regirse por unos valores morales cristianos, pero no estar de acuerdo con la iglesia como institución. Es algo habitual y especialmente en las naciones más desarrolladas. Se mantienen los valores espirituales, pero quitándoles todo revestimiento religioso y convirtiéndolos así en valores laicos. Son los mismos, pero han perdido su carácter de obligación y admiten una mayor permisividad cuando no se siguen, e incluso un cambio sin necesidad de grandes justificaciones.

La Humanidad ha pasado por varias etapas, la primera la de supervivencia y luego las de descubrimiento del entorno, dominio del mismo, interacción con él y finalmente inclusión en el mismo. Las primeras fases son las de los mitos y dominio de la religión sobre el Hombre. A medida que se estabiliza su situación y avanza la ciencia, la importancia de la figura de Dios se va difuminando hasta convertirse en solo una posibilidad en lugar de una necesidad. La ciencia (o la técnica como su derivado útil) avanza a un ritmo muy superior a lo que la religión puede explicar y aceptar, puesto que la religión se basa en dogmas inamovibles e interpretaciones de textos que no dejan mucho margen de acercamiento al conocimiento.

Frente a ello, el Hombre opta por una espiritualidad cuyo fundamento se encuentra en él mismo y pone su mirada en la trascendencia de los actos humanos con acento ecológico, biológico, etc., perseverando en el propio ser y plantea un agnosticismo espiritual sin culto ni tradición, pero basado la moral judeo-cristiana. Respeta las creencias en Dios, pero da un paso al lado y se sitúa al margen.

Surge así un cierto culto a la naturaleza y al arte (no los explica la ciencia); sólo el arte y la erudición dan indicios de esperanza de una vida más alta.  Como dijo N. Bobbio: Né ateo né agnostico, ma lontano dalla Chiesa. No me considero ni ateo ni agnóstico. Como hombre de razón que soy, sé que me encuentro inmerso en un misterio que la razón no alcanza a penetrar hasta el fondo y que las religiones interpretan de varios modos.” Lo espiritual trasciende y sobrepasa el dominio cristiano e incluso de lo religioso porque esta nueva dimensión, es tan inherente al hombre como su corporeidad y sociabilidad. No deja de ser nuestra experiencia temporal de la eternidad.

La religión está basada en una fe ligada al más allá y sigue aferrada a una arquitectura compleja de rituales y estamentos que velan su sentido espiritual porque corta cualquier camino individual que no se adapte al dogma. La espiritualidad sin Dios en cambio, avanza hacia el mundo y llega a fusionarse con él en su búsqueda de sentido. Es una forma diferente de creer, opuesta a la religión y en cierto modo hecha a la medida, claramente derivada de la crisis religiosa que acaba con los credos y con las instituciones. La pregunta es, si es válida o no esta nueva forma de espiritualidad, que puede verse como un simple situarse en una zona de confort y eludir una responsabilidad o conciencia de grupo. No olvidemos la frase de Dostoievsky: “Si Dios ha muerto, el hombre cree que todo está permitido.” Y para nosotros el Dios de la religión tradicional, si no está muerto, agoniza.

Pasamos de una creencia basada en un texto religioso fundamental a una experiencia individual (con un barniz de orientalismo) en la que se comparte el destino no ya con los hombres sino con la naturaleza o incluso el cosmos. En otras palabras, hemos diseminado lo religioso en una sociedad con mil rostros y manifestaciones. Contraponemos al dios explícito con un dios implícito que se esconde o aparece de incognito en multiplicidad de formas, dando lugar a una especie de panteísmo. Hoy gana la espiritualidad de la existencia, del mundo, de la vida en concreto en el presente. No se acepta un dogma del porqué de la humanidad y se busca una respuesta individual al significado del hombre y de la naturaleza.

Estamos ante una ruptura entre Evangelio y cultura que presenta una duda de veracidad. Al hombre de la sociedad moderna, que vive en la alienación consumista o que vegeta en la mediocridad y se atiborra de tranquilizantes, el yoga y el zen le renuevan su energía espiritual con una disciplina que es más un placebo espiritual que una búsqueda real. La espiritualidad sin Dios pasa a ser en este sentido un objeto más de consumo. Pero esto no impide pensar que hay una semilla de espiritualidad llena de sentido, pues no todos están buscando simplemente la tranquilidad del yo, o prácticas meramente evasivas de un mundo complejo y cambiante.

Esta espiritualidad se basa en vivir con conciencia el presente, conforme a la naturaleza, sin promesas de un futuro reino sino en la simplicidad del vivir, porque de eso se trata todo esto. No es el orientalismo ni el pietismo lo que mueve esta espiritualidad, ni encierra ella misma un misterio o un secreto por desvelar. El misterio está en que no hay misterio. Naturaleza, eternidad, presente, sencillez; se habla de una vida, que es la misma, reconocida y asumida como tal. No hay promesas, no hay esperanzas, sólo una vida que transita en la realidad, éste es el camino espiritual individual sin Dios. No hay paradigma, sólo hay vivir, sólo hay existir. Es simplemente ser, vivir la realidad lo que hace esta nueva configuración. Hemos pasado de preguntar quién es Dios a buscar qué es Dios.

El misterio de la vida nos inquieta y buscamos en otras culturas (orientales especialmente) ideas o concordancias con un nuevo lenguaje que signifique una visión diferente; pero en realidad este lenguaje es una sustitución de términos, puesto que al decir karma, dharma o nirvana se busca su correspondiente lingüístico equivalente; usando la metáfora del evangelio, se tiene vino viejo en odres nuevos. Usamos la copa nueva para un vino abierto hace mucho rato y cuyo aroma ya no impresiona.

Se habla del absoluto pero el referente no es Dios, se habla de silencio, pero el referente no es la meditación ni la oración sino la experiencia del misterio. En esta espiritualidad, algunos de los contextos más frecuentes son la naturaleza, el amor carnal, el nacimiento de un niño, el arte, el conocimiento científico, la poesía, la creatividad o la belleza como fuente de inspiración. Es decir, la misma experiencia anterior de asombro y de vivencia están ahí presentes. La misma naturaleza y no la divina o quizá otra naturaleza son las que llaman la atención. El arte, la poesía, el esfuerzo creativo, son todos estos elementos que componen como una novedad lo que ya es y ya está, lo que no necesita fundamento y ni explicación puesto que la existencia humana está sembrada de síntomas de trascendencia y la apertura a ésta es un elemento constitutivo del ser humano que no puede abandonar y desde una perspectiva atea no se puede renunciar; no hay necesidad de apostatar.

La novedad está en que esta manera de buscar conocimiento (lo que viene llamándose ahora “la verdad”) ya no está avalada por un discurso oficial ni tampoco por una búsqueda egoísta de una meta más allá, simplemente busca reafirmarse sin necesidad de negar o de rechazar. Trata de rescatar del hombre aquello que lo lleva a producir o a hacer de demiurgo que usa, manipula, proyecta y transforma… -e ir mucho más allá puesto que ser hombre significa también saber contemplar la realidad, escuchar el misterio de las cosas, encontrar la unidad con la naturaleza y consigo mismo. En realidad, esta espiritualidad atea lleva en sí, indirectamente, la marca del mismo Dios que rechaza puesto que no se es ateo de cualquier Dios sino de uno en particular. Lo que se abandona, en el fondo, es la idea de un dios conocido; cristianismo, islam, judaísmo presentan una idea concreta de Dios y por tanto cuando se decide no seguir los principios dictados por un Dios no es algo etéreo o abstracto sino el Dios concreto de una tradición donde se cimienta aquella increencia.

No se vive una religión dependiendo el país o familia en la que se ha nacido y tampoco se llega a una misma conclusión siendo ateo, pues hay varios caminos que precisamente consideramos personales. Así, aparece el peligro de que creamos o querramos creer (no hay ya ataduras dogmáticas) precisamente aquello que más anhelamos y por ende construyamos una creencia que se corresponde tan intensamente con nuestros deseos más intensos que parece pensada precisamente para eso. La espiritualidad sin Dios podría ser solo el resultado de una corriente de conveniencia social.

También puede ser más naturalista que humanista, de la inmanencia más que de la trascendencia, de la fusión más que del encuentro, del silencio más que de la palabra, de la sabiduría más que de la santidad, de la meditación más que de la oración, en fin, de la éntasis, más que del éxtasis. Lo importante no es creer o no creer en Dios. Lo importante es no traicionar el impulso que tenemos de pensar, juzgar y amar; lo importante es el espíritu, que no tiene por dueño a una religión y excede cualquier fe, cualquier dogma y es abrirse al otro y a lo universal, esa parte de exigencia de libertad, que cualquier creencia supone y que ninguna contiene.

La particularidad es que no hay una comunidad, no se proponen seguidores, no se intenta sustituir una tradición por otra bajo la misma estructura puesto que sería una religión. Ya no asociamos infinito, absoluto e inmensidad a la divinidad. La espiritualidad laica no asocia estos conceptos trascendentes a un Dios personal. No sólo busca una nueva autenticidad de vida, sino el abandono de esquemas y de perspectivas antiguas; impulsa la llamada a la verificación, la invitación a movilizar las conciencias, la negación de cuanto está estancado o está esclerotizado.

Esta espiritualidad depende más de la experiencia que del pensamiento, pero si bien poseemos alguna idea del infinito, no tenemos en cambio ninguna experiencia de él. Tenemos experiencia de lo desconocido (el saber que no sabemos) que forma parte de la espiritualidad (y es el misterio). Esta inmensidad, ese Todo es asociado con la Naturaleza. En esta espiritualidad atea reconvertimos el concepto de la fragilidad humana frente al mundo; el reconocimiento de la propia pequeñez frente a la inmensidad se convierte en advertencia para no caer en la tentación de poner al yo en vez de Dios. Con ello realzamos su misticismo pues oponemos la pequeñez del mundo frente a la grandeza del ego. Se trata de la contemplación de la inmensidad, que vuelve ridículo al ego: hace que mi egocentrismo, sea algo menos fuerte, algo menos opresivo, hasta el punto de que a veces parece anularlo por un momento. No es la experiencia del éxtasis, hacia afuera, sino de la éntasis, desde un adentro que no es el yo, sino que es la inmensidad dentro de mí que me sobrepasa, el sentimiento oceánico de Freud. Es un sentimiento de unión indisoluble con el gran Todo y de pertenencia a lo universal… una fase primitiva del sentimiento del yo.

Claro que… quien se siente uno con el todo, no tiene necesidad de otra cosa. ¿De un Dios? ¿Para qué? Con el universo es suficiente. ¿De una Iglesia? Es inútil. Basta con el mundo. ¿De una fe? ¿Para qué? La experiencia es suficiente. Es la introducción a una sabiduría, no a una ciencia, no a un conocimiento (que siempre lo es por aproximación) y a una verdad. La limitación de la ciencia y de la mente, se traslada al ámbito de la sabiduría, de la síntesis, de la certeza frente a lo dado y no de la imposición de la razón a una mirada que se da sobre el objeto. Como en la religión tradicional, la razón pierde frente al sentimiento. No podemos ser dueños del océano o de un paisaje, ni abarcarlo y sin embargo somos el amanecer y el sol y al ser uno lo poseemos. Es la idea de la plenitud, plenitud simplemente, por el hecho de no extrañar o sentir deseo por lo que se tiene y solo quedarse en el agradecimiento, en lo que está, en amar aquello que hay. Es la experiencia de quien sabe que vivir no consiste en poseer. Se trata de comprender que todo sucede tal como sucede en el único mundo real actual. La idea es vivir el silencio sin proselitismo, sin vanidad porque se trata de un discurso sin pretensiones de verdad. Es la vivencia de una libertad como aceptación y como vínculo con lo real.

Esta espiritualidad sin Dios es hija del tiempo que vivimos, como lo fue la religión anteriormente. Son dos caminos paralelos con una misma meta a la que no llegan y ambos han de prescindir de la razón en un momento u otro.


El humo de la sala era una mezcla del de las cabezas pensantes dispuestas a intervenir y el de la máquina de café que invitaba a un debate largo y nada espiritual como así fue.