jueves, 14 de septiembre de 2017

Informar ¿? Desinformar ¿?


Nunca te dejes arrastrar por lo que te gustaría creer o por lo que piensas que tendría beneficios sociales si fuese creído. Céntrate solo en los hechos.
(Bertrand Russell)

El problema no es el acceso a la información, sino la importancia que le damos o nos transmiten de esa información.

(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de Notas)

Alguien decide lo que se debe contar y cómo, pero nunca es objetivo quien selecciona.
(K, Notas dispersas)



En la última reunión del club de Narizones el ponente era un miembro muy conocido, aunque más por su abundante barba que por el apéndice nasal. Bajo el título general La Política huele a podrido nos mostró el diferente enfoque que puede tener una misma noticia y a la vez como una noticia destacada oculta otras de mayor calado y empezó con un ejemplo actual:


-- Todos los periódicos hablan de los mismo, de las noticias que se quiere que se sepa y que pretendidamente mueven el mundo. Pero la información que se genera no cabe en un diario ni se tiene el tiempo de seguirla toda. Informar es explicar lo que pasa, sin juicio paralelo ni evaluación. Es el hecho desnudo pues la sotana no hace al cura, ni el afeite la hermosura. Desinformar es no explicar la noticia real, deformarla o ignorarla. Estamos en un mundo en el que si alguien quiere de verdad estar informado puede hacerlo a golpe de clic en cualquier sitio y momento.

Hace unas semanas un cohete de una empresa aeroespacial privada despegó desde su base en California, ascendió 720 kilómetros, desplegó el satélite taiwanés FORMOSAT-5, descendió nuevamente a la Tierra y aterrizó de pie en una barcaza flotante en medio del océano, donde se recuperó para volver a utilizarse en próximos lanzamientos. Duración total de toda la operación: veinte minutos. Lanzamiento, vuelo, despliegue del satélite, vuelta a la Tierra y aterrizaje exitoso en una plataforma que flota en el mar, en solo veinte minutos y todo retransmitido en directo, en abierto y gratis para quien quisiera verlo. Es la decimoquinta vez que lo consiguen en apenas un año y medio. ¿Alguien lo ha oído, leído? NO. Pertenece a las noticias de minorías y aún así cuesta de encontrar. Posiblemente si hemos oído que un presidente de pelo color paja dice barbaridades acerca de la prensa. ¿Pero son equiparables las noticias?¿Son ecuánimes ambas?¿Igual de importantes?

La ciencia y la tecnología permiten un mundo comunicado casi al segundo y casi sin posibilidad de censura salvo en algunos países y aún así tenemos acceso a casi todo lo que nos interesa. Pero nos faltan tres cosas importantes, Tiempo, Esfuerzo y Motivación, con mayúsculas las tres. Lo importante se confunde con lo urgente y la misma dinámica del cambio tecnológico nos hace caer en una rutina del "no llego, me falta tiempo". Aceptamos sin más lo que nos parece bueno o confiable. La actualidad nos abruma y nos ahoga. El entorno nos presiona. Agotados buscamos el baño en el Leteo y olvidamos que a barbas con dineros, honra hacen los caballeros, es decir que los intereses mueven la sociedad y no son los intereses del conjunto.

Hablamos, sin parar y sin pensar, porque quien no se hace oír no existe. No hacemos el esfuerzo de prestar el oído a todos y a pocos la voz. Exige un esfuerzo que nos parece inútil. Para pensar están los filósofos, nos basta con el resumen, aunque ese resumen lo apartemos si no nos conviene; ya se sabe que los filósofos viven en otro mundo. No deben comer ni respirar por lo visto. Somos como las ocas, no dan a engullir por un embudo y lo aceptamos, de hecho lo pedimos. Es lo que nos evade de la realidad no vaya a ser que además de ganarnos el pan con el sudor de la frente resulte que al llegar a casa tengamos que pensar y evaluar para obrar con sentido. Al fin y al cabo estamos en una sociedad de usar y tirar y eso vale para todo porque nada hay bueno ni malo sino en fuerza de nuestra fantasía como ya dijo Hamlet.

Perfecta excusa para no preocuparse ni querer una motivación que nos lleve adelante a evaluar lo que es real y lo que no. Nada es real a excepción de lo que ya se halla en nuestra mente y si nada puede ser percibido sin que medien los sentidos y cada uno siente diferente ¿para qué preocuparse? No hay verdades absolutas. Entonces ¿cómo vamos a exigir una información veraz y no deforme? Aceptamos con manga muy ancha cualquier cosa que nos calme en el instante aunque sea contradictoria con la anterior y si nos equivocamos a grandes males, grandes remedios. Alguien proveerá. Pero será en el futuro que hoy nos parece lejano y con menos sufrimiento. Carecemos de motivación para ser críticos. Ley del mínimo esfuerzo, falta de motivación... interior. Morimos de éxito y de conformidad. Mientras tanto ¿qué nos importa lo que se diga, nos digan o dejen de decirnos? Si no me afecta directamente es solo chismorrear y cuanto menos importancia tenga mejor. ¿Y si es importante? Entonces será el embudo de engorde de las emociones el que nos haga reaccionar. Pero sin el espíritu crítico todo nos estará bien y pediremos que solo se nos (des)informe de lo local. ¿Para qué más?


Hubo un largo debate sobre los intereses detrás de la información y si ésta de verdad puede existir pues ya el redactado de una noticia selecciona el modo de presentarla y subliminalmente no es objetiva.





viernes, 1 de septiembre de 2017

Techo de cristal


Tenemos dos vidas y la  segunda comienza cuando te das cuenta que sólo tienes una.
Mario de Andrade, (Golosinas)

Siempre hay un techo de cristal que hay que atravesar.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

Cruzar el fuego no requiere solo valor; se necesita confianza en que detrás hay algo.
(K, Anotaciones dispersas)

Failure isn't the enemy - fear is. After all we learn by failing.
(Carla Needleman)


En las reuniones del círculo suele aparecer la expresión "techo de cristal" en relación al límite que parecen tener las mujeres y algún tipo de directivos para acceder a determinados puestos relevantes. Es un techo que no se ve pero está y no puede atravesarse fácilmente. Por ello encargamos a Eladio que preparara una conferencia bajo este título ya que es un reconocido experto en temas laborales. 

--Permitidme que use mi prerrogativa de orador y os dé mi visión de lo que implica el título de la conferencia. El techo de cristal no se da solo en el mundo laboral sino especialmente en el mundo personal. En éste ambito es mucho más importante porque está formado por los miedos, las convenciones, las dudas, las creencias y las consecuencias que esperamos a nuestros actos aunque solo sean imaginarias. 

No es visible, solo se percibe cuando queremos la esencia y empezamos a tener prisa. Hasta entonces se llama destino, sociedad, capacidad, trabajo, suerte e incluso resignación. No lo ve todo el mundo, hay que saber reírse de uno mismo, ser realista, no pesimista ni optimista, realista; hay que querer afrontar las responsabilidades y en las palabras del poeta ser de aquellos a quienes los golpes de la vida les enseñaron a crecer con toques suaves en el alma. Uno de los graves problemas que impiden verlo es el terrible "se tu mismo" que nos imbuye la sociedad y que de buena fe recomendamos a los amigos. Pero ese se tu mismo es  un disfraz de un yo interior para relacionarse con la sociedad. Un disfraz que tiene más o menos éxito y que tiene dos grandes inconvenientes: puede que de tanto actuar ya no sepamos como somos y, lo que es peor, nos estemos repitiendo para mantener eso que los demás perciben como nuestro yo. Con ello no avanzaremos, ya dijo un eminente científico que haciendo lo mismo no se cambian los resultados. Así que si queremos romper nuestro techo de cristal, lo primero es quitarnos el disfraz social y ver lo que hay debajo. Está bien rodearse de personas que sepan tocar el corazón de los demás, pero ni basta ni sirve.

Estamos hechos de sentimiento, pensamiento e instinto o lo que es lo mismo tenemos un comportamiento emocional, racional y visceral, lo que la cultura popular asocia al corazón, cabeza y vientre. Filtramos nuestros problemas y vivencias según domine uno de los tres. Es fácil de saber cual y es muy difícil cambiar o repartir y "darle a cada uno lo suyo". Para romper el techo de cristal debemos primero sentir que existe, algo que suele ir ligado a la prisa, a buscar lo esencial de la vida, que haga que valga la pena vivirla. Luego ver qué domina en nosotros y finalmente hacer ejercicios conscientes para repartir la presión y la acción. 

No hay manuales para aprender a ser humilde, ni ecuánime; ni los hay para adquirir coraje o ser más sobrio y tener más desapego a las cosas; pero si queremos ser auténticos de verdad solo la acción constante nos dará la serenidad de mantenernos el camino hacia nosotros mismos y perseverar en él. Querer mejorar, querer cambiar nos da la fuerza para que baste un leve roce para romper el techo de cristal. Si no creemos que detrás hay algo no lo haremos. Si no creemos que tenemos que pulir la piedra para sacar la figura que está dentro del mármol jamás veremos el techo y siempre será culpa de los demás o de la mala suerte que no podamos llegar a más. Hacerlo solos es más difícil, pero para eso están los amigos verdaderos con su apoyo y ayuda.


Ciertamente el orador habló de un techo de cristal que no era el esperado, pero si es uno cierto, real y actual. Hubo una larga discusión sobre la necesidad de mejora personal. El debate fue intenso y la sonrisa del ponente que sabía que lo había provocado era amplia.