domingo, 28 de enero de 2018

¿Y si Dios no existe?




La verdad, Lázaro, es acaso algo terrible, algo intolerable, algo mortal; la gente sencilla no podría vivir con ella, estoy aquí para hacer vivir a las almas de mis feligreses, para hacerles felices, para hacerles que se sueñen inmortales.
(Unamuno, San Manuel Bueno y Mártir)

Lo que hace la grandeza del hombre no es la verdad que posee o cree poseer, es el esfuerzo sincero que realiza para conseguirla. No es gracias a la posesión sino a través de la búsqueda de la verdad que el hombre acrecienta las propias fuerzas y se mejora a sí mismo.
(G.E. Lessing, Eine Duplik)


"Que Isaac me perdone."
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


Hacía mucho que el padre Arnau, cura párroco de Los Castillos, fue ordenado sacerdote. Conocido como Monseñor por su piedad era muy querido por la feligresía que veía en él un modelo a seguir, aunque quizás exageraba al proponer el ayuno como método para luchar contra la tentación.

Un accidente cercano en el que murieron varios niños y entre ellos su sobrino al volcar el autobús escolar le hizo enfadarse con Dios. “Si eres todopoderoso, sabio y misericordioso ¿por qué juegas con nosotros y con las criaturas que has creado? ¿De qué sirve Tu grandeza al niño tarado, loco o muerto? ¿De qué sirve Tu misericordia a la gacela cuando es devorada por los depredadores? ¿Es necesario el sufrimiento de los inocentes?

Eran las dudas que le inquietaban; no entendía el mal por el mal o sin causa. Tenía respuestas para la parroquia pero no para su corazón. Pero cada vez ganaba más terreno la duda abierta y cada vez se veía más alejado del Señor. Cuantas veces creía haber ganado la batalla se veía luego en sueños preguntando a Dios el porqué de las guerras; varias veces le había interpelado: “Tú, Padre Celestial eres eterno, pero nosotros no. Cuando Tu permites una guerra la gente se queda sin casa, como el Calzones cuando se le quemó y tuvo que dormir en la iglesia durante tanto tiempo. Esto no es justo, Señor. Los dogmas y la Revelación sirven para explicar, pero el hombre necesita hechos y no teorías. ¿Por qué y sobre todo para qué tanto sufrimiento?"

Empezó a beber para consolarse y ahogar sus dudas. Se escandalizaba él mismo cuando se veía el juzgando a Dios y culpándole de todo: de las necesidades de su gente, de las muertes inútiles, de no infundir justicia en el alma del hombre. Le tildaba de caprichoso e incluso de ser el supremo asesino y por tanto un egoísta. Sobre la mesa yacía la colección de pipas que heredó de su padre y algunos paquetes de tabaco regalados por sus feligreses. Tomaba una pipa, la encendía y al poco la dejaba y la cambiaba por otra que volvía a dejar. Cogía un libro y lo cerraba sin haberse enterado de nada de lo que había leído. Ni siquiera a pesar de sus paseos tenía apetito. Probaba muy poco de lo que le preparaba Prudencia, su ama de llaves, y lo dejaba. Sorbía un trago de agua y se levantaba rápidamente para prepararse un café que no acabaría.

Tenía tiempo para sus cada vez más largos paseos, que justificaba con visitas a la ermita y el cuidado de sus fieles más alejados. Todos los problemas se unían en él formando una sola pregunta: ¿Para qué tanto sufrimiento? Muchas veces le habían dado la respuesta en el seminario, pero si entonces se conformó ahora no le bastaba. La Redención no justifica el dolor del mundo ni sus miserias. Si el Señor es omnipotente, no cabe duda de que no necesita a Satanás ni de las penas del infierno y si el Señor no es omnipotente... entonces no es Dios.

El reverendo padre solo concebía dos soluciones: la de los agnósticos y la de los ateos. La imposibilidad de saber si hay o no Dios y Juicio Final propugnada por Tomas Huxley, en cierto modo el creador del agnosticismo, no le solucionaba nada. Solo quedaba pues, la expuesta por los ateos: no hay Dios ni Juicio. La vida no es más que producto del azar, de la casualidad. Un desgraciado incidente cósmico, irrepetible en millones de siglos. Pero si era irreproducible en tan largo período de tiempo ¿a qué se debía?, ¿Cómo era posible que un mono escribiera el Quijote al darle pluma y papel? Si solo es debido al azar ¿ante quién quejarse?  ¿A quién rezar? Y por otra parte ¿quién dio pluma y papel al mono? ¿Y de dónde procedían la pluma, papel y mono? Claro que ¿de dónde procede Dios?

Si Aristóteles y Bondi tenían razón al suponer la estructura eterna y cíclica del universo, la cadena de las generaciones carecía de principio. No importa saber si fue antes el huevo o la gallina, ni tenían sentido las célebres vías de Santo Tomás. El cura párroco de Los Castillos dudaba y en su duda, furioso, apostrofó a Dios: “Escóndete, que también yo lo haré. No puedo servirte si no te conozco”. Se vio como un vendedor de humo, de falsedades, vendiendo ilusión; una ilusión falsa e inexistente.

En el espíritu de Pedro Arnau solo quedaba la ira. Renunció a oficiar misa. Decidió cometer un pecado cada día y ver como reaccionaba Dios si es que lo había; no dirigirle ni palabra ni pensamiento. No se debe dirigir la palabra a un verdugo silencioso y desconocido. No se puede orar a un opresor caprichoso. El cura tenía la secreta esperanza de que ocurriese un milagro. No esperaba la estera mojada en un tramo seco como en la Biblia, pero si algo extraño, un poder que refrenase sus impulsos. Sintió ganas de escupir sobre su crucifijo, dudó un instante y lo hizo. Tuvo un primer impulso de arrepentimiento que rápidamente contuvo. Nada había variado a su alrededor. Monseñor ya estaba descendiendo al abismo. 

Plenamente borracho le dijo a su ama de llaves que se iba, harto de Dios y de sus  estafas. Harto de la burla que significaba la Iglesia y que se le habían abierto los ojos por fin. Prudencia recordaba la frase de la despedida:

- Espera aquí, el obispo mandará a otro pastor que cuide de sus ovejas. Dios no se cuida de nosotros, pero los obispos nos vigilan por él.      

Pedro Arnau se fue del pueblo a la ciudad más próxima. En su huida pensó en el revuelo que causaría la noticia; pensó que quizá el obispo mandaría buscarle y se le ocurrió la posibilidad de salir, de huir del país. Durante el viaje lamentó haberse ido "¿acaso hay en el pueblo algo que me impida una nueva vida?, además ¿qué haré en la ciudad? también el laico necesita cama y comida. El dinero que llevo durará poco y no conozco a nadie." Pensamientos como este acompañaban su duermevela. Una vieja a su lado murmuraba "Padre nuestro que estás en los cielos..." en su fuero interno el ya ex párroco sentía ganas de gritarle que se callara, que todo era una descarada mentira, una burla despiadada.

En la oficina de información de la ciudad le dieron la dirección de una pensión económica. Anduvo hasta dar con ella. Al cruzar una calle casi lo atropellaron, una mujer le increpó reprendiéndole por imprudente. Un ciclista con un saco al hombro le dijo “ya puede dar gracias a S. Cristóbal” Pedro Arnau el nuevo ateo lo hizo, dijo "gracias" y se preguntó "qué lleva este desgraciado en el saco, su parte de gloria eterna?" 

Llegó a la pensión. La patrona le instaló amablemente pero con prisa. Monseñor se preguntó el porqué de la prisa ¿le daba miedo? ¿se le notaba en la cara que huía? Se sentó en la cama y miró en derredor. El cuarto estaba sobriamente decorado, apenas un cuadro y un crucifijo. Un espejo ovoide, varias veces retocado, completaba la decoración. Junto a la cama una mesita de noche con una lámpara y un libro sobre ella. Lo tomó y comenzó a hojearlo: era una edición rústica de la Biblia. ¿Qué era aquello, moralismo? ¿burla? ¿una señal?

Decidido a provocar a Dios robó dos panecillos. Le costó pues tuvo que luchar contra los principios que le habían inculcado y que él mismo había difundido. Era algo que le afectaba profundamente. Comió uno y guardó el otro aunque acabó dándoselo a un mendigo. ¿Mataba la buena acción la mala?  ¿Son iguales todas las buenas acciones? ¿Valen lo mismo? ¿Cuál es la tabla de valores? En una calle cruzó un entierro, Monseñor se dijo: "A ellos poco les importa, los muertos nada saben y tampoco reciben recompensa alguna". Sonrió esto está en el Eclesiastés (9:5). La memoria tiene sus juegos y las citas aparecen solas. Siguió deambulando, observando, escuchando, preguntándose sobre la necesidad de cumplir con los mandamientos divinos. Una frase captada al cruzarse con un grupo de jóvenes le llamó la atención. "Estamos condenados a vivir sin fe y sin saber" ¿de qué debían estar hablando? Pasó por delante de una iglesia y recordó las misas. Sintió fuertes impulsos de entrar, pero siguió adelante. Finalmente entró impulsivamente en un bar ya que no tenía clara la razón de hacerlo. En una mesa un hombre de edad gris bebía directamente de la botella. 

¿Qué le llevó a sentarse a la mesa de un desconocido? No había razón aparente, pero allí estaba, sentado a la mesa de un desconocido mirándole mientras bebía. Su acción fue acogida alegremente por el parroquiano:

- Siéntese padre, Porque usted es cura ¿no?, Venga que yo tengo algo en común con usted, soy carbonero. También voy de negro aunque no quiera.

Una corta risa, un trago largo y un eructo dieron paso a otra pregunta - ¿Que le trae a mi mesa?

El ex-párroco estaba incómodo, sin saber por qué estaba sentado a esa mesa ni que le delataba como sacerdote; pero estaba interesado en la persona que con la sonrisa en la boca y algún diente ennegrecido esperaba su respuesta.

- ¿Cómo sabe que soy, perdón, fui sacerdote?
- Se le ve padre, se le nota en todo, en el andar, en la mirada, en cómo va vestido, pero más en la mirada.

Pasaron horas y cayeron botellas. Al final habían convenido que Pedro Arnau viviera en la casa del carbonero unos días. Solo una puntualización por parte del carbonero: "Yo soy viudo y salvo algunas ocasiones estoy siempre solo, bueno, ya me entiende padre no voy a pudrirme ni a resignarme."

El ex cura, ex párroco Pedro Arnau aprendió mucho durante su vida con el carbonero. Escuchó, estudió sus motivaciones y las de quienes le rodeaban. Intentaba entender a través del carbonero, a través de su fe las razones de una creencia inútil. Aún seguía enfadado con Dios, le insultaba y luego le temía, para reafirmarse más tarde en sus nuevas convicciones. "Si Tú eres capaz de guardar silencio durante toda una eternidad yo no seré menos."

Con el tiempo se dio cuenta de que el mundo hablaba de un modo y obraba de otro. Nada era negro o blanco. Incluso los ateos tratados individualmente dejaban de serlo o por lo menos no eran tan radicales. El carbonero se esforzaba en convencerle de que debía regresar a su pueblo; al fin y al cabo nada aprendería en la ciudad que no existiese también en Los Castillos. Solo tenía que mirar bien y escuchar más.

A altas horas de la noche unos pasos despertaron a Prudencia, que se levantó sobresaltada. 
- ¡Ha vuelto!
- Sí, he vuelto
- Si supiera lo que le hemos buscado... todos temíamos por usted. Pero ¿a dónde ha ido? ¿Dónde ha estado? ¿Por qué se fue? El pueblo entero era un hervidero de rumores. El obispo mandó por usted, y vino la guardia civil a preguntar.
- Lo siento Prudencia, pero ahora déjame
- No le dejaré hasta que me diga porqué se fue.
- Quise saber lo que piensan los ateos
- ¿Y?
Monseñor cerró los ojos, esbozó una sonrisa. - No hay ateos. Todos sin excepción adoran ídolos o ideas; se inventan dioses y les rinden culto para justificar y sobrellevar su vida.

Monseñor Arnau, cura párroco de Los Castillos se echó vestido sobre la cama. Las fuerzas acababan de abandonarle. Durmió un rato. Cuando abrió los ojos el sol emergía con un  mensaje a través de las nubes. Monseñor miró la escena y pensó: realmente hay algo o alguien y si no lo hay los demás no han de saberlo. Ésa es mi misión en la vida.



viernes, 26 de enero de 2018

¿De verdad la actitud es el todo?


10% of life is made up of what happens to you. 90% of life is decided by how you react.
(Steven Covey)

La actitud no es como el maná, no cae del cielo ni es innata. Se aprende y se practica antes de convertirse en hábito.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

Cuando reemplaces los pensamientos negativos con los positivos, empezarás a tener resultados positivos. 
(Willie Nelson)


La reunión mensual de los amigos del círculo trató esta vez sobre el tan cacareado tema de la actitud ante lo que nos ocurre y de si es una cuestión realmente personal o no. Pablo, uno de los fundadores del círculo empezó provocador el tema de su ponencia:

-- ¡Todo lo que os ocurre y todo el mal humor que tenéis cada día es pura y simplemente culpa vuestra! Y lo peor es que es evitable. 

Tomemos el ejemplo clásico. En el desayuno familiar, ese que se hace siempre corriendo y sin tiempo a la niña se le cae la taza de cacao sobre mi camisa, ésa que es especial y que me he puesto hoy porque viene el gran capo y hay reunión con él. ¡Precisamente hoy! el capo es un maniático del buen aspecto... 

Fijaos en un detalle: el hecho en sí está fuera de mi alcance... pero no la reacción o cadena de reacciones

¿Que hago? Primero reñir a la niña por su ineptitud a lo que ella se pone a llorar pues no lo ha hecho queriendo. Acto seguido la culpa es de quien ha puesto la taza demasiado cerca al borde de la mesa y la ha llenado en exceso. Tras una breve discusión me cambio rápidamente la camisa (ya no es la especial, pero bueno...) Al volver al desayuno la niña no ha acabado aún: ha perdido el tiempo llorando. La prisa manda. El tiempo es justo. Mi mujer ya se ha ido porque también tiene prisa y me toca a mi llevar a la niña al colegio. Nos vamos con ella acabando de desayunar en el coche. Hoy que viene el gran capo llegaré tarde, así que corro, me salto el semáforo porque sé que da tiempo.... y pierdo 15 minutos con el guardia que precisamente hoy estaba allí. 15 minutos, 200 euros y 2 puntos. ¿Puede empezar peor el día? Sí, es peor cuando me doy cuenta de que me he dejado la cartera de la oficina en casa. 

El día será un mal día sin duda. ¿Seguro? Dejad que pregunte algo. ¿Que me ha causado el mal comienzo? ¿El cacao? ¿La niña? ¿El guardia? ¿Todo en conjunto? ¿Yo? La respuesta correcta es ...  YO. No tengo control de lo externo a mi, pero si sobre mis reacciones. Ese momento de mal humor está en mi mano parar un momento y cambiarlo. 

No puedo evitar que el tren llegue tarde, ni que el tráfico esté imposible, ni que haya una crisis económica pero si puedo (y debo) controlar mi reacción frente a ello. Todos lo vemos a posteriori, entonces ¿por qué no hacerlo a priori? La actitud es una decisión, no un rasgo de personalidad ni algo innato. 

¿Que podemos, o mejor, debemos, hacer? Usar la energía del fastidio y no reaccionar emocionalmente. Parar, pensar, ponderar; en otras palabras tomar el control de la situación, no dejar que sea el momento quien nos domine. ¿Es fácil? Tanto como ir al gimnasio. Cuesta la disciplina. Cuesta el momento y cuesta los primeros días. Luego se le ven los beneficios y más tarde ya es un hábito que si no se ejercita se echa en falta. 

De verdad, si nos domina la emoción nunca sabremos hacia dónde vamos y nunca estaremos tranquilos. La tranquilidad es el primer paso hacia la felicidad.


Como siempre la discusión fue larga, todos querían mostrar su actitud positiva y ver el lado bueno de forzarse a ser mejores. 
  


martes, 16 de enero de 2018

De nuevo la felicidad



Si las sociedades tienen diferentes valores, el concepto de felicidad es diferente para cada una de ellas y si las personas son diferentes, tanto la felicidad como el camino para lograrla es diferente para cada una de ellas.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de Notas)

La felicidad es interior, no exterior; por lo tanto, no depende de lo que tenemos, sino de lo que somos.
(Henry Van Dyke) 

La mayoría de las personas son tan felices como ellas mismas deciden ser.
(Abraham Lincoln)

En la última reunión del Club de Narizones se abordó el tema de la felicidad, tema que había surgido anteriormente al expresar la mayoría de los miembros su felicidad por el apéndice nasal que la naturaleza nos ha dado. La idea de tratar sobre la felicidad en general fue adoptada por unanimidad y el ponente esta vez hizo más de gurú que de ponente provocador, pero con eso también fue una provocación al debate.

-- Se habla mucho de felicidad y hay varias supuestas recetas para ser feliz, una de ellas dice que la felicidad no es un todo y que consiste en tener momentos felices. Es como si dijéramos que disfrutar del sol por espacio de un minuto 5 veces al día es mejor que disfrutar del sol todo el día si luce y podemos. ¿Cómo va a ser la felicidad algo que reduce su esencia a momentos cuando puede ser un todo? Por eso otra teoría mantiene que la felicidad es un estado y una actitud, algo que parece impuesto desde fuera y poco natural; pero si lo pensamos es como ir al gimnasio y mantenernos en forma, puede resultar poco natural pero es efectivo. Quiero decir que hay que trabajarlo como el deporte. Es un entrenamiento anímico que como con la memoria o la inteligencia aumenta algo que existe ya. Si no lo hacemos queda anquilosado y atrofiado. Por eso, si de verdad queremos ser felices hemos de aprender a serlo y a desarrollarlo.

Hay tres alternativas para ser feliz y dos actitudes. Las alternativas son fáciles de describir: cambiar EL entorno, cambiar DE entorno, aislarse DEL entorno. Las actitudes también son fáciles: se puede ser feliz en modo cine (quieto y ver lo que pasa) o en modo viaje (participar en lo que nos rodea) y hay dos elementos a tener en cuenta, el tiempo y la vocación.

Dejad que os lo cuente en orden diverso y que empiece por lo fundamental: el tiempo. Fundamental es en realidad la voluntad, el deseo íntimo de ser feliz, pero esto es la premisa, así que consideremos que lo tenemos y que lo que necesitamos es tiempo. Sin tiempo no hay vida, porque la vida es movimiento y esto crea el tiempo. La vida es cambio y el cambio no se da en un tiempo cero.

Que el tiempo no es ni lineal ni absoluto lo sabemos todos, no se siente igual el mismo tiempo si ponemos un dedo en el fuego que si besamos a una persona amada. Por lo tanto habrá que usar el tiempo en placer y no en dolor, máxime si recordamos que nuestro tiempo es finito. Como escribió Heidegger en El ser y el tiempo somos invitados de la vida. Vivimos como si el tiempo fuera eterno hasta que una enfermedad grave o la muerte de alguien querido nos da una paliza de realidad. No cambiaremos el tiempo de Cronos, el físico, el del reloj, pero si podemos conformar el Kairós el tiempo de la vida, lo que Heidegger llama el tiempo mientras somos. Es el tiempo del proceso de la vida y Cronos solo la medida de ese tiempo. No voy a hablar de filosofía, pero es lo que en alemán es el Dasein, el estar-ahí. Si Cronos me lleva a la muerte, Kairós me lleva a vivir de un modo especial y en este caso feliz.

Por tanto, para ser feliz necesitamos dos cosas: quererlo íntimamente, no solo desearlo y aprovechar el tiempo para ello. Por esto, la felicidad es una actitud, porque no cae del cielo y sí depende de nosotros.

Ser feliz requiere voluntad, entrenamiento y constancia al principio, luego se vuelve un hábito y más adelante una característica del alma. La actitud en modo cine no permite esto porque deja pasar la vida sin usar el tiempo Kairós, por tanto la felicidad que se obtiene es mínima y depende del fotograma que se vea. Es la teoría de los momentos de felicidad. Un fotograma en sí mismo, fuera del contexto no es nada, por mucho que los juntemos.

La actitud aislamiento del entorno en realidad no proporciona felicidad, lo que da es seguridad puesto que no pasa nada y todo es igual y se domina. Esa seguridad produce aburrimiento que se confunde con felicidad porque se suele temer lo desconocido. Se considera que lo no dominado es inseguridad y que la inseguridad es incompatible con la felicidad, algo a discutir pero en otro momento.

Antes de hablar del modo viaje, el que yo creo que es el único efectivo y posible quiero comentar la vocación de la que he hablado antes. Hay una especie de tendencia que usa un mantra que dice que serás feliz si haces lo que te place y te llena. Viene a decir usa tu vocación que es tu pasión, haz lo que sientes de verdad en el trabajo y serás feliz. Lo mismo en la vida. Parece que todos hayamos nacido con una vocación clara, secreta, interior y que el descubrirla y realizarla nos hará inmensamente felices. Se ponen muchos ejemplos de gente que ha triunfado y es feliz por haber desarrollado su “pasión”. Steve Jobs es uno de ellos. Se le recuerda diciendo en la universidad de Stanford: “Tenéis que encontrar aquello que amáis, si no la habéis encontrado seguid buscando sin descanso.” Bonito, si. Cierto no. Pocos recuerdan que Jobs llegó a la informática de casualidad. Estudió danza e historia, dejó los estudios el primer año, seguía a los hare Krishna, era el friki de la universidad. Volvió a su casa y vio una oferta de trabajo que pedía a alguien para divertirse y ganar dinero. Era ATARI, la empresa de videojuegos, pero la dejó para hacer un viaje espiritual por la India. Al volver Stephen Wozniak le ofreció trabajar con él en lo que un año después fue Apple. En resumen Jobs no siguió su vocación, probó cosas, se hizo bueno en una de ellas y la convirtió en su vocación. También Julio Iglesias fue torero antes de cantar…

La pasión, la vocación no es una causa, es una consecuencia, cuanto mejor haces una cosa más te gusta. No es al revés. Te gusta más porque ves el resultado positivo, porque cada vez te esmeras más, porque los demás te lo reconocen y porque a todos nos gusta gustar. En definitiva eres feliz con y por ello. Vuelvo a la comparación con el deporte de antes: nadie practica aquello que cree que hace mal y si le animan, se esfuerza y ve progresos acaba siendo su deporte preferido. ¿Era vocación? NO, es consecuencia del esfuerzo y la constancia. Por tanto no hay que desperdiciar el tiempo en buscar la vocación, haz lo que se te de bien, sea positivo para los demás y puedas controlar. Es, sin duda un camino para ser feliz, aunque no es todo lo que hay que hacer. Recordemos que la felicidad necesita entrenamiento.

El modo viaje requiere un esfuerzo, sí, pero da sentido a cada fotograma de los que hablaba antes. Hay uno fácil e inmediato eso que los americanos llaman lessons learned. Aunque el mundo empresarial lo haya redescubierto hace poco tiempo ya lo decía Alicia en el país de las maravillas. Desde que Alicia cae en el agujero comienza la duda de si se trata de la auténtica Alicia. Como dice ella: “Me pregunto si habré cambiado durante la noche. Veamos: ¿Era la misma al levantarme esta mañana? Me parece que puedo recordar que me sentía un poco distinta.” Es decir ¿qué he aprendido ayer y qué puedo hacer para ser más feliz. Lavarse los dientes por la mañana les cuesta a los niños pero es un hábito saludable. Preguntarse lo que hemos aprendido cuesta, pero es un hábito saludable para el alma… y para la vida.
En el modo viaje hay que participar en la vida y en el proceso de vivir, hay que usar el Kairós. Lo que aprendemos nace del estar-ahí, de las conversaciones apasionadas, de discusiones acaloradas, de las reflexiones íntimas, de risas y llantos, de las emociones. Y acaba en transformación personal.

El modo viaje a la felicidad es un proceso de transformación activo. La felicidad no es un maná o un don infuso y hay algunos malos hábitos que si los eliminamos de nuestra rutina nos allanan el camino, como el beber moderadamente aumenta la salud. MI receta es simple pero no fácil y no necesariamente es aplicable a todos ni única, solo es la mía y ojalá os sirva para pensar en ello e iniciar vuestro viaje:

.- Renunciemos a tener siempre la razón y a la necesidad de control.   
.- Renunciemos al sentido de culpa propia y externa y a quejarnos.
.- Renunciemos al diálogo interno de auto-derrota.
.- Renunciemos a las creencias que nos limitan sobre lo que es posible o no.
.- No subestimemos el poder del pensamiento positivo.
.- No critiquemos ni queramos impresionar a los demás. Seamos lo que somos (pero mejoremos, no nos estanquemos). No vivamos la vida en base a las expectativas de otras personas.
.- Abandonemos miedos, excusas y etiquetas, ¿Quién dice que el camino es fácil? Hasta Ronaldo tiene que practicar y entrenar cada día.
.- No dejemos que la resistencia al cambio nos inmovilice, no hemos de conservar una identidad (“yo soy como soy”) sino conservar la tendencia a mantenerla y para ello, a veces, hay que cambiar. Como escribió Joseph Campbell Sigue tu dicha y el universo te abrirá puertas donde solo había muros. No es el universo quien abre las puertas, somos nosotros sin darnos cuenta de ello.
.- Pero sobre todo, recordemos que la felicidad requiere que el futuro sea incierto.


La discusión fue viva y larga. Todos fueron felices al poder intervenir, pero quedó en el aire si era una felicidad efímera de un fotograma aislado o dentro de un marco general que le daba sentido.




lunes, 8 de enero de 2018

¡Vaya mierda de regalo! Trauma post Reyes



trauma: (Del gr. τραῦμα traûma 'herida'.)
2. m. Emoción o impresión negativa, fuerte y duradera.
(DLE)

Sin deseo no hay placer.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)


Muchas veces es difícil abstraerse de las fiestas y el tema de las reuniones está relacionado de un modo u otro a ellas. La proximidad de la festividad de los Reyes Magos  dio ocasión al ponente del círculo para tratar el tema de la insatisfacción de los niños cuando reciben un regalo y lo rechazan. Su conferencia fue enriquecedora porque no abordó solo el tema regalos y provocó la participación de los asistentes para justificar la actuación de la mayoría de familias modernas. 

-- Hay una gran tragedia de la que se habla pero sobre la que se actúa poco. Sucede en muchos hogares por no decir en la casi totalidad de las familias modernas con hijos pequeños y adolescentes, aunque algunos mayores también están afectados. Se ve especialmente en el terreno infantil y aunque se conoce su existencia se suele pasar de puntillas sobre el tema. Las estadísticas ponen en evidencia los cambios en los últimos 15 años:

• 1 de cada 5 niños tiene problemas de salud mental
• Se ha notado un aumento del 43% en el TDAH
• Se ha notado un aumento del 37% en la depresión adolescente
• Se ha notado un aumento del 200% en la tasa de suicidios en niños de 10 a 14 años

La violencia intrafamiliar se cifra en España en el 13% de los jóvenes entre 12 y 18 años que maltrata física o verbalmente a sus padres. El rechazo de regalos, la exigencia a los padres como derecho divino... todo esto son muestras de la tragedia educativa en las familias. 

Obviamente esto no viene solo ni aparece de la nada. Vivimos en una sociedad con un claro imperativo de goce, donde lo que se transmite es que todo es posible y no has de renunciar a nada. Se tienen hijos pese a cualquier traba e impedimento  y todo ello sin querer además hacer ningún sacrificio laboral ni personal.  

Las función de los padres ha cambiado enormemente en los últimos años. Hay  una delegación de labores educativas hacia otras instituciones como colegios o televisión, se pasa menos tiempo con los hijos y éste cada vez es de menos calidad, lo que propicia una pobreza relacional.

Hemos pasado con rapidez de una educación autoritaria a una no educación y a una educación demasiado permisiva o sobreprotectora donde se intenta compensar la falta de contacto con los hijos con regalos o aceptando todas sus exigencias y caprichos. Esto puede explicar, en parte, por qué los hijos se acaban convirtiendo con frecuencia en tiranos de sus padres. 

Los niños de hoy están siendo sobre-estimulados y sobre-regalados de objetos materiales, pero están privados de los fundamentos de una infancia sana, tales como:

• Padres emocionalmente disponibles.
• Limites y responsabilidades claramente definidos.
• Nutrición equilibrada y un sueño adecuado.
• Movimiento en general pero especialmente al aire libre.
• Juego creativo, interacción social, oportunidades de juego no estructurados y espacios para el aburrimiento.

En cambio, estos últimos años se ha llenado a los niños de:

• Padres cansados que no están dispuestos  a hacer un esfuerzo y cuando lo hacen lo ven como algo negativo.
• Padres indulgentes y permisivos que dejan que los niños "gobiernen el mundo" y sean quienes pongan las reglas.
• Sueño inadecuado, nutrición desequilibrada y escasa vigilancia de sus actividades.
• Un estilo de vida sedentario.
• Estimulación sin fin, niñeras tecnológicas, gratificación instantánea, ausencia de momentos aburridos y horas llenas de actividad impuesta, no deseada por los hijos.
• Falta de capacidad de introspección y autodominio. Se les acepta el "me da la vena".

¿Nos extraña pues que hablen de mierda de regalo y nos exijan el modelo más adelantado de teléfono para poder jugar mejor y presumir de ello? Y lo que es más importante ¿estamos a tiempo de revertirlo, como hacemos con el agujero de Ozono? La respuesta es sí. Si queremos que nuestros hijos sean individuos felices y saludables, tenemos que volver a lo básico: 

• Hay que establecer límites y el principio de autoridad sin discusión.
• Hay que darle a los niños lo que NECESITAN, no lo que QUIEREN. 
• Hay que controlar la nutrición, aunque cueste horas. La comida basura se llama así por algo.
• Hay que dedicar por lo menos una hora al día al aire libre haciendo actividades.
• Hay que tener una cena familiar sin teléfonos, televisión, ... sin distracciones.
• Hay que estar con los hijos no solo enseñando, instruyendo, también jugando a lo que ellos quieran. 
• Hay que involucrarles en las tareas diarias del hogar, no solo llamarles para comer.
• Hay que implementar una rutina de sueño y no permitirles trasnochar.
• Hay que enseñar responsabilidad e independencia. No protegerlos en exceso contra toda frustración o toda equivocación. Equivocarse les ayudará a desarrollar resiliencia y aprenderán a superar los desafíos de la vida.
• Hay que enseñar a pescar, no pescar por ellos. Ni llevarles la mochila ni hacerles los deberes.
• Hay que enseñarles a esperar y retrasar la gratificación.
• Hay que dejar tiempo al aburrimiento: es cuando se vuelven creativos.
• Hay que crear momentos sin tecnología (en comidas, en automóviles, compras...).
• Hay que estar con ellos emocionalmente disponibles y enseñarles auto-regulación y habilidades sociales.
• Hay que enséñeles a saludar, a hacer cola, a compartir sin quedarse sin nada, a decir gracias y por favor, a reconocer el error y disculparse... y valorarlo cuando lo hacen.
• Hay que ser justos al premiar y al reprender.
• Y por encima de todo hay que estar con ellos: sonriendo, abrazando, besando, cosquilleando, bailando, ayudando, jugando ...con ellos, no ellos con la máquina.

Estamos a tiempo de oír "gracias por el regalo" y no un "bahhh, vaya trasto".

Como siempre, la provocación fue efectiva y la discusión larga y productiva. Casi todos los padres intervinieron...