lunes, 7 de marzo de 2016

Mirando atrás



¿Puede uno recordar el amor? Es como tratar de evocar el aroma de las rosas en un sótano. Puedes ver la rosa, pero nunca el perfume.
(Arthur Miller)

No olvidemos el Goofus Bird, pájaro que construye el nido al revés y vuela para atrás, porque no le importa adónde va, sino dónde estuvo. 
(El Libro de los Seres Imaginarios - Jorge Luis Borges)


Heredé de K su cuaderno de notas de Ibrahim. Durante mucho tiempo lo leí y releí. Me sorprendió que me lo diera, no sabía yo que iba a irse pronto ni entendí en aquel momento que me dijera que los secretos se guardan mejor doblados en cuatro. Solo mucho más tarde cuando ya partió a la casa sin puertas descubrí por casualidad el folio doblado en cuatro entre el forro y la tapa del cuaderno de notas. Tampoco estoy seguro de haberlo entendido todo a pesar de la amistad que nos unió. ¿Lo imaginó? ¿Lo vivió? ¿Lo proyectó? ¿Lo añadió K? No lo se, tenía compartimentos muy cerrados y quizá éste fuera uno de ellos. O simplemente era una nota de Ibrahim tomada a vuelapluma y, como parece, por acabar. Sea como fuere aquí está lo encontrado. Vaya como homenaje a K y a su maestro Ibrahim S. Lerak que a veces pienso que fue su abuelo a pesar de que nunca le conoció.


-- Abuelo ... 
-- Dime hijo
-- ¿Estás enfermo? Dice mamá que puedes morirte pronto y que estás triste.
-- Hijo, no es una enfermedad, es vejez. Morirnos podemos todos en cualquier momento. Tanto da una muerte súbita o una muerte esperada. ¿Qué importa? El resultado es el mismo. Pero no es malo. Solo tenemos que estar preparados para ello. Todos. También tu, pero a ti te faltan aún muchos años. Hasta que no tengas 90 al menos no te llegará.
-- Pero tu no tienes 90 y ¿estás preparado?
-- Casi hijo, casi. ¿Preparado? ... ¿se está preparado para ello? Solo se está preparado para la muerte cuando tienes la consciencia tranquila y entiendes lo que has hecho sin disculparlo, sabiendo lo que fue obrar bien y lo que fue obrar mal. Miras atrás y evalúas, ves lo que pasó antes en tu vida y las razones que te llevaron a que fuera lo que es. No hay términos absolutos, todo es disculpable, justificable. Todo tiene una razón. Pero no siempre la razón aparente es la real. A veces nos escudamos y nos cegamos para no ver la realidad. Es una cobardía que sabemos esconder ante el peor de los jueces: nosotros mismos. De hecho la vida es lo que somos y lo que hacemos, vivir es decidir constantemente el próximo paso y por ello lo que vamos a ser. No siempre acertamos y no siempre somos valientes.
-- ¿Y tu eres valiente abuelo?
-- ¿Valiente? No lo sé hijo, a veces si. A veces no. No siempre lo fui y otras veces me pasé de valiente. Quizá el arrojo sea una forma de valentía. Lo eres cuando no eres consciente de lo que puedes perder, o al revés cuando valoras mucho lo que puedes perder. Otras veces te acobardas. No lo reconoces y encuentras muchas excusas para no moverte y ser valiente. Cuando empiezas algo lo eres, la esperanza te lleva a la valentía y es un buen desayuno, pero como cena no vale gran cosa.
-- ¿Cuándo fuiste cobarde abuelo? ¿En la guerra?
-- No, en la guerra no te dejaban ser cobarde, morir era demasiado fácil y todos queríamos vivir. Se es cobarde cuando nadie te empuja y nadie ve realmente que no haces lo que debes. Pero se paga más tarde.
-- ¿Te castigan como a nosotros en el colegio?
-- Casi, no nos castiga nadie en especial. A veces por no ser valientes nos metemos donde no debemos, o no salimos de donde debemos y eso ya es un castigo, pero la verdad es que si no es el recuerdo es la duda quien te castiga. Te persigue, te acecha y cuando menos lo esperas se alía con el recuerdo o con la ensoñación; entonces es terrible porque sufres por el pasado que fue y por el futuro que no llegó.
-- ¿Sufres por el pasado, abuelo?
-- No se sufre siempre, solo cuando imaginas lo que pudo ser y no es; cuando no entiendes porqué no fuiste valiente y te dejaste convencer por la comodidad, por las excusas banales o por el cansancio. A veces son los hijos la excusa, otras la sociedad, el trabajo, el miedo a equivocarte. Razones hay muchas, tantas como quiera uno. Cuando te aferras a una idea solo ves apoyos en todo lo que miras. No lo sabes, es instintivo, buscas confirmación. Cuando alguien te dice o muestra lo contrario hay mil razones para no creerle y si no hay ninguna se impone la envidia. Esa todo lo tapa. 
-- ¿También yo seré cobarde?
-- Depende de ti hijo, de ti. Si eres siempre sincero contigo mismo, si escuchas lo que de verdad quieres, no la voz de los demás ni la que te parece oir dentro de ti. La voz de tu yo, de tu deseo no reconocido fácilmente entonces no serás cobarde. Ni la enfermedad, tuya o de los demás, ni la opinión ajena te importarán y serás libre para ser tu. Ser valiente es ser tu mismo en todo momento. Ni siquiera coherente, porque para ser coherente no se puede cambiar ni evolucionar o se hace demasiado lento. El hombre absurdo es el que no cambia. Basta con que seas de verdad fiel a ti mismo y que si te has de juzgar tu puedas absolverte sin tapujos ni disculpas. Además si actúas siempre así llegarás a donde quieras. La vida no nos lleva, somos nosotros quienes hacemos el camino. Tus acciones son tu destino, no la veleidad de la voluntad divina. Fíjate que Dios no hizo nada, solo mandó que se hiciera: hágase la luz... y la luz fue hecha. El trabajo de construir es nuestro y si quieres alcanzar el paraíso o el éxito, es tu trabajo y solo el tuyo quien te lleva a él. 
-- Abuelo, no quiero que te mueras, quiero que me enseñes.
-- No puedo enseñarte muchas cosas hijo, pero he vivido lo suficiente como para saber que no hay nada, absolutamente nada seguro en la vida, ni la felicidad ni la riqueza; siempre hay y habrá desigualdad. Lo único que cuenta de verdad es que cuando mires atrás, al pasado, puedas sonreír y decir con toda honestidad que al menos siempre lo intentaste.   



4 comentarios:

  1. Y porqué mirar atrás? De los errores se aprende para mirar el presente y futuro con experiencia, mientras que los aciertos nos hacen encarar la vida con más fuerza.

    Kisses

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario. Como reza el poema de A. Machado:

    Al andar se hace el camino,
    y al volver la vista atrás
    se ve la senda que nunca
    se ha de volver a pisar.
    Caminante no hay camino
    sino estelas en la mar.

    Hay que mirar atrás para saber donde estás, para enderezar el rumbo si hace falta y tomar esa fuerza que comentas para seguir convirtiendo los sueños en realidad.

    Yo voy soñando caminos
    de la tarde. ¡Las colinas
    doradas, los verdes pinos,
    las polvorientas encinas!...
    ¿Adónde el camino irá?
    Yo voy cantando, viajero
    a lo largo del sendero...
    -la tarde cayendo está-.

    (también de A. Machado)

    ResponderEliminar
  3. -Solo hay dos días en el año en los que no se puede hacer nada. Uno se llama ayer y el otro se llama mañana. Hoy es el día correcto para amar, creer, hacer y vivir.
    Dalay Lama
    A veces la experiencia y los años te dan estrategias para hacer las paces con uno mismo y quizás con tu Dios con el que una vez te enfadaste....o simplemente es el tiempo que mitiga el dolor y se aprende a no mirar mucho atrás, solo de vez en cuando y sobre todo, a hacer planes a corto plazo.
    Personalmente me gustaría tener memoria suficiente para poder acoger todos mis buenos recuerdos y tenerlos ahí, como un buen libro para cuando quisiera recordarlos...aunque a la vez quisiera tener la capacidad de olvidar ciertos sufrimientos del pasado.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y el día que se puede actuar es muy corto.
      Pero no recordemos solo lo bueno, nos llevaría al abatimiento por no poder seguir teniendo solo buenas experiencias. Lo malo sirve de balance.

      Gracias por el apunte Sombra.

      Eliminar