viernes, 12 de agosto de 2016

Si vis pacem para bellum




Igitur qui desiderat pacem, praeparet bellum
Flavio Vegecio en Epitoma rei militaris

La peor de todas las guerras es la que el hombre libra consigo mismo.

Ben Almonafak

Nunca ha habido ni buena guerra ni mala paz.
Baltasar Gracián


-- Abueeelo ¿porqué hay tantas guerras?
-- No es fácil la respuesta hijo ¿tienes tiempo para escuchar?
-- Sí
-- ¿Paciencia?
-- Sí, abuelo.
-- Pues fíjate la primera razón es que no sabemos que no sabemos escuchar y que nunca tenemos tiempo para ello; la segunda es que no sabemos observar sin juzgar; la tercera es que no sabemos ni queremos compartir y la cuarta que en un enfrentamiento el que pierde siempre quiere venganza. No quiere discutir, solo espera ganar tiempo y golpear en el momento oportuno. Es egoísmo puro. No estoy seguro de que sea este el orden real pero sirve para explicártelo.
-- ¿Todas las guerras son malas?
-- No, no todas las guerras son malas hay tres guerras que hay que promover, la guerra contra el hambre, la guerra contra estupidez y la guerra contra la autoextinción. Y, aún así, deberíamos poner límites a como apoyarlas.
-- ¿Y por qué los que mandan no hablan y paran las guerras?
-- Porque son ellos quienes quieren la guerra. Disimulan, dicen que no, crean grandes organizaciones como la Sociedad de Naciones, como la ONU que lo único que hacen es poner dificultades a la situación existente, a la real. Es tan difícil llegar a acuerdos entre todos que solo sirven para mantener un status quo y cuando se llega al cambio, la política ya ha resuelto el tema y los cambios son solo para la galería.
-- ¿Para la galería? 
-- Si, para hacer bonito y hacer creer que se ha hecho algo, para que la gente de a pie como tu y yo crean que piensan en nosotros.
-- Pero ¿cómo empieza una guerra?
-- Con una discusión tonta, banal, que enmascara el interés de quien la provoca. Puede ser que quiera territorio para tener recursos que le faltan o para la gente del país porque la inmigración es alta y hace falta alimentar a la gente. O simplemente por deseo de poseer lo del vecino. A veces por no escuchar o querer mostrar quien tiene el poder se empieza con una excusa. No importa cómo empieza en realidad, antes se ha discutido, se ha provocado y en secreto se ha preparado todo para luchar. Es como en tu colegio, un compañero quiere algo que tienes tu y no se lo das. Entonces intenta quedárselo por la fuerza o haciendo que la clase se ponga en contra tuya y si tampoco lo consigue simplemente te lo roba.
-- Pero en el mundo la gente es mayor y sabe lo que debe hacer ¿no? ¿Cómo se deja la gente convencer para ir a la guerra?
-- La gente es mayor, si, pero no han sido educados en la cooperación, solo en el poder, en la supervivencia personal o de su grupo. Es como en la tribu, se lucha para que el grupo viva mejor, aunque no sea necesario. Está en la sangre, en las costumbres, en el interés de unos que dicen que piensan por los demás.
-- ¿Y los demás?
-- A los demás se les manipula. Se tocan sus emociones, sus reacciones primarias, básicas. Como en las tribus africanas cuando los bailes y la música son tan repetitivos y se corean tanto y tanto tiempo que la voluntad individual desaparece y solo queda la idea que se repite. Cuando se repite lo mismo muchas veces, muchas muchas veces y lo hace mucha mucha gente.... se tiende a creer que es verdad. Se anula la voluntad del grupo y si hay quien no piensa igual se le hace callar o bien avergonzándole, desacreditándole  o de un modo más efectivo suprimiéndole. Desaparece o muere. Si hay más gente que piensa como él tiene miedo y o calla o muere también. Entonces la sociedad acata y cree de verdad lo que le dicen. El hombre individual no tiene futuro, solo la masa permanece.
-- ¿Habrá siempre guerra mala?
-- Depende de vosotros, hijo. Nosotros ya llegamos tarde. No hemos sabido verlo ni hemos querido arreglarlo. Mientras no nos tocara a nosotros, estuviera lejos ... hemos fingido no verlo. Tuvimos una guerra larga y vimos lo que nunca querríamos haber visto. Nos bastaba con no volver a vivirla y olvidarla o al menos no pensar en ella.
-- ¿Cómo podemos evitarla?
-- Solo hay un modo: luchando contra lo que lo causa: No prejuzgando, escuchando siempre con voluntad de ayudar, pensando en el bien común y no en el personal. Siendo generoso. Pero va en contra del instinto básico de supervivencia, que implica el dominio de todo. No es nada fácil.
-- ¿Pero se puede?
-- Sí, sin duda, siempre que se eduque con la idea de que todos somos uno, iguales y hermanos y se haga igual en todos los sitios; que quienes mandan se vuelvan locos y quieran el bien común. Les crucificarán, si, pero habrán hecho el mayor cambio posible del hombre para que pueda avanzar. Algunos avances requieren mártires en el camino.
-- ¿Lo conseguiremos?
-- Si empiezas pronto a convencer a tus amigos y a quien te rodea y crees en en ello, es muy posible que lo consiga tu generación y que dentro de 100 años sea una realidad. Un cambio social se genera una o dos generaciones antes hasta que se vuelve una realidad.
-- Abuelo, ¿entonces vale la pena?
-- Piénsalo tu hijo. ¿Quieres una familia feliz, nietos que no vayan a la guerra, que no haya terrorismo? Es tu lucha, para mi ya es tarde y solo puedo explicar lo que veo y lo que he vivido.


2 comentarios:

  1. «Los pueblos que no conocen su historia están condenados a repetirla». Original de George de Santayana.
    Me ha encantado esta entrada.
    L

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    1. No basta con conocer la historia, es necesario obrar. Desgraciadamente para obrar hay que mover emociones y eso siempre es un peligro.

      Gracias por el apunte. Celebro que te haya gustado.

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