miércoles, 26 de julio de 2017

¿Integración y disolución de la inmigración?



El enemigo viene en limusina, no en patera.
(Pablo Hasél)


Nunca se puede cruzar el océano hasta que se tenga el coraje de perder de vista la costa.
(Cristóbal Colón)

Cuando no hay razones para quedarse hay que buscar raíces para volver si quieres seguir siendo tú y no un implante marrano.

(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de Notas)


El nuevo camarlengo de S.M. orgulloso de su ascendencia asiática la hace saber a la menor ocasión hasta resultar pesado. Me preguntó S.M. si nadie le había enseñado a comportarse, a no resultar pesado y a seguir las normas del reino. Inmigrante o no, trabajar en el reino supone seguir normas, costumbres y modo de actuar de la sociedad, sin tener que abandonar los usos propios aunque sí moderándose.

Le propuse un largo paseo a S.M., a pie por la capital y de incógnito como es habitual cuando queremos observar aspectos de la sociedad. No era mi intención hacerle ver que los coches son alemanes, la comida italiana, turca o china, que usamos números árabes y alfabeto latino. Nada de eso que es fácil de ver, pero que solo implica historia y técnica. No, quería yo que viera que quienes mueven el reino en la base son los inmigrantes, que aceptan penurias a cambio de una posibilidad de desarrollo personal, familiar y, por extensión, social y que no están tan lejos de nosotros. Tan cerca que bastan 80 generaciones para remontarnos al tiempo Jesucristo todos nosotros. Si un siglo son 4 generaciones 20 siglos son 80. No somos pues tan diferentes en el origen ni en las características. 

No todo el mundo ha progresado igual, el teléfono tiene menos de 100 años, la televisión menos de 60... y no llegan a toda le geografía. A menor velocidad de tecnología mayor la importancia de la tradición y mayor firmeza en defender la intrusión de otras culturas y novedades. Cada grupo crea su psicología común que es lo que les une además de unas tradiciones e idioma. Todo junto forma una cultura no fácilmente miscible con otras. Cada significado depende del receptor, no del emisor, es además personal y se recibe en función del valor dado a los códigos verbales y no verbales. Para entender y relacionarse con otras culturas necesitamos entender qué conceptos son importantes para cada grupo y porqué.

Tanto marca el entorno que si preguntamos por Toledo... ni se nos ocurre que hay 44 ciudades con el mismo nombre y si preguntamos por el valor del dólar olvidamos que hay al menos 10 divisas con ese nombre. Y es algo que olvidamos, imbuidos como estamos de nuestra cultura y entorno. Como la percepción es selectiva los prejuicios no permiten ver la realidad completa ni aceptar las diferencias.

Me preguntó S.M. cómo podíamos integrar entonces a todos los inmigrantes de culturas diferentes. Le vi perdido ante una multitud de culturas tan diferentes como las asiáticas, europeas, africanas y de religiones dispares. Tuve que hacerle ver que integración es sinónimo de disolución y exigir integración es atentar contra la cultura propia de los inmigrantes. Es, en el mejor de los casos, crear marranos: gente que pretende seguir las normas y ocultamente mantienen las suyas.

El éxito de la nueva sociedad no está en la integración, no está en el abandono de la propia identidad. El éxito de la nueva sociedad radica en la multiculturalidad que es algo muy diferente. Es aceptar las diferencias e integrar estas diferencias en la sociedad sin obligar a renunciar a la creencia personal. No es difícil crear el entorno de la multiculturalidad... es simplemente largo, no es inmediato. Se necesita educación, tiempo, campañas de mentalización. Hay que establecer una sintonía para el intercambio de información; abrir las mentes. Hay que enseñar a reconocer los valores de la persona, no los símbolos externos. Hay que enseñar a ser prudente y a utilizar la parte positiva de las diferencias culturales. Desarrollar la empatía con las ideas ajenas y mantener la mente abierta en la dirección de la convivencia y fin común.

Una vez más la educación social es la clave para "integrar" sin disolver y aunar esfuerzos en beneficio de lo sociedad y de la humanidad en general. No cambiaremos la emocionalidad del sureño ni la racionalidad del norteño, pero si haremos posible que se entiendan y se comprendan. Claro que para comprenderse hay que explicar también los parámetros culturales que influyen en la comunicación verbal (fluidez y tono de voz) y los sociales (respeto y tradiciones). 

Aunar es posible, integrar es disolver... eliminar las raíces y eso choca con el patrón cultural en cualquier sociedad.

Volvió S.M. a palacio con intención de que sus ministros implementran el consenso, difundieran la multiculturalidad y sobre todo cambiaran la educación hacia una visión sin prejuicios y global. Las generaciones venideras corroborarán lo acertado de esta decisión. 


2 comentarios:

  1. Bienvenido a tu casa :)

    La foto elegida ¿es por la forma de muela que aplasta y disuelve al inmigrante? :))

    Tienes razón, no hay que integrar, hay que adaptar la sociedad.

    ResponderEliminar
  2. Así es Herminio. Una muela que machaca todo.
    Hay que enseñar lo que es multiculturalidad, no disolución. En un matrimonio se adaptan ambos, so solo uno.

    ResponderEliminar