sábado, 15 de abril de 2017

Héroes anónimos


Hacen de su vida un acto de entrega a aquellos que mas lo necesitan, a veces incluso corriendo riesgos.
(Antoni Pedragosa)

Creamos a los héroes para parecernos a los dioses y pretender que el destino se puede torcer; pero olvidamos que ser héroe implica un fin generalmente violento.
(Ibrahim S. Lerak, Cuaderno de notas)

Tenemos el sentido del heroísmo no precisamente para practicarlo, sino para aplaudirlo.
(Anónimo)


Durante el paseo S.M. me preguntó sobre la conveniencia de instituir un premio que incitara al pueblo al progreso. Dudaba entre un premio a algún tipo de ciencia o algo más cercano y que realzara la convivencia, como un premio "al héroe anónimo". Me animó a decirle abiertamente lo que pienso. ¿Qué otra posibilidad me quedaba que complacer a S.M., y decirle lo que pienso y no lo que realmente deseaba oír? 

-- Tenemos un problema, Majestad, los verdaderos héroes, no salen en las páginas de los periódicos, ni en redes sociales, ni en TV. No lo son quienes son alabados por gestos extremos en su profesión. Vos no lo sois por mantener la paz en el reino, ni lo es el conductor que evita un accidente con una maniobra arriesgada. Los héroes anónimos de verdad son las personas que en un acto privado, íntimo y sin publicidad se sacrifican por los demás, comparten aquello que no tienen suficiente o todo lo que tienen sin pedir nada a cambio y sin que les llene su ego; son los que están luchando dentro de Siria, son los que ayudan en Myanmar a los rohingyas, son los dan de comer a los necesitados. Son esos enfermeros que no interrumpen su trabajo pese a haber acabado su jornada laboral, esos voluntarios que creen en una causa humanitaria y que realizan sus actos en cualquier sitio. No hace falta trabajar en una ONG, basta consolar a quien a perdido la fe en la vida, ayudar a quien duda y necesita una oreja, a quien precisa la mano que le une al mundo. Ésos héroes, Majestad, son los anónimos de verdad. Carecen de nombre especial pero mantienen la ilusión en una sociedad humana y solidaria. Son los que en su lucha por la justicia y la igualdad mojan de ilusión y esperanza las almas y esos héroes, muchas veces ni siquiera son conscientes de que lo son. 

No les encontraremos Majestad. El pueblo señalará al bombero que salva al niño del incendio con riesgo de perder la vida. Un acto noble, si, pero dentro de lo que se espera de él. Esperamos que el capitán abandone el último el barco y si no lo hace es un cobarde. No hay que elevar a héroe a quien simplemente cumple con su profesión y cometido, aunque lo haga muy bien. Realizan hazañas y nos acercan a los dioses, quienesquiera que sean éstos. Como los héroes clásicos poseen una gran inteligencia, aunque quizá sea más emocional, y más social que de IQ. Cuando mueren han dejado un legado, diseminado entre las gentes y entran pronto en el panteón del olvido. Ni muertos desean la gloria.

Son gente con coraje y gran fuerza interior, inconformistas y a la vez idealistas; la mayor parte de las veces con vidas complicadas que les han hecho evolucionar y ser diferentes a los demás; han sorteado las pruebas de la vida, pero a diferencia de los héroes mitológicos nacieron normalmente y no hubo intervención de dioses ni seres sobrenaturales en su gestación. Sin embargo algo les une a lo héroes de los cantares: se rigen por valores universales. No tienen miedo a la muerte en realidad, creen en la pervivencia del espíritu humano. Y un último apunte, Majestad, el mal es ruidoso, el bien suele ser invisible y siempre silencioso, recordad al refranero: Ni el bien hace ruido, ni el ruido hace el bien.

-- ¿Entonces un premio científico?

No, Majestad, tampoco. Eso beneficiaría solo a algunos, pocos y muy determinados. Si es por lo hecho es inútil como acicate, si es por lo que se pretende hacer es un riesgo si el proyecto fracasa. En cualquier caso premiaríais a la élite, no al pueblo.

-- ¿Qué me recomienda el albardán?, me preguntó sonriendo con cierta ironía

-- El descarado de vuestro servidor os recomienda que invirtáis en beneficio del pueblo, Majestad. De todo el pueblo. Invertid en promocionar los valores sin anclarlos al pasado; invertid en educación con visión de futuro; invertid en premiar el pensamiento. Con ello alentaréis a los héroes anónimos, les daréis fuerzas y vuestro pueblo progresará. No irá directo a la felicidad, pero si estará en el camino correcto. Invertid en valores y educación, Majestad.

Acabó el paseo y algo le debió quedar a S.M. porque hizo llamar al ministro de educación. Ojalá no le pregunte y solo disponga, los especialistas son los peores consejeros pues se ahogan en sus consideraciones.


2 comentarios:

  1. Yo diría que los héroes anónimos son aquellos que extienden la mesa aunque no les sobre, en lugar de alzar los muros.

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  2. Gracias por el apunte Herminio.
    En efecto, los que multiplican el plato y no recortan el número de cubiertos cuando no les alcanza a ellos. Mesa, vajilla y cubertería literal y metafórica, claro.

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